ERC baja a Sánchez a la realidad y dice que sin mesa no hay legislatura

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

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Gabriel Rufián, portavoz de ERC en el Congreso de los Diputados
Gabriel Rufián, portavoz de ERC en el Congreso de los Diputados Javier Lizón

Rufián exhibe el poder de su partido sobre el Ejecutivo de coalición, que rectifica de nuevo y muestra el descontrol en la comunicación

01 feb 2020 . Actualizado a las 11:18 h.

El Gobierno de Pedro Sánchez trató de aprovechar la extraña maniobra del presidente de la Generalitat, Joaquim Torra, de dar por concluida la legislatura en Cataluña sin anunciar la fecha de las elecciones, para sacudirse la presión y ganar tiempo antes de cumplir los compromisos adquiridos con ERC en la investidura. Una demostración de fortaleza que habría permitido centrar la agenda en las medidas sociales del Ejecutivo sin que la crisis en Cataluña se lleve todos los titulares. Y, de paso, disponer de unos Presupuestos antes de verano y presentarse a las catalanas sin haber hecho ninguna concesión a los independentistas.

El resultado, sin embargo, ha sido el contrario. La cadena de rectificaciones ha puesto de manifiesto que Sánchez depende completamente de ERC para poder gobernar y agotar la legislatura. La Moncloa sondeó primero la reacción a la posibilidad de anular la cita del presidente con Torra, consciente de que el líder catalán no pretende negociar nada, sino reafirmar su apuesta por la autodeterminación. Después, rectificó aceptando la reunión en un comunicado, pero posponiendo la mesa de negociación pactada con ERC hasta que haya un nuevo Gobierno en Cataluña. Una decisión mal medida, porque daba argumentos a Torra en su pugna con ERC y dejaba a los republicanos a los pies de los caballos durante el resto de legislatura en Cataluña, obligados a apoyar al Gobierno en Madrid sin nada concreto que ofrecer en la larga precampaña de las catalanas, que puede extenderse mucho más de lo previsto.

Ante esa situación, ERC dio un golpe en la mesa y advirtió a Sánchez de que, o rectificaba de inmediato, o no solo no apoyarían los Presupuestos, sino que estaban dispuestos a bloquear la legislatura. La insólita visita de Gabriel Rufián a la Moncloa, y la posterior rectificación total del Gobierno anunciando la inminente apertura de la mesa de negociación fueron una exhibición de fuerza de ERC, que ha acabado debilitando al Ejecutivo, además de un error de comunicación que sepultó mediáticamente el acuerdo con sindicatos y empresarios para subir el salario mínimo, quizá el mayor logro del Gobierno hasta el momento.

Este viernes, Rufián volvió a hacer alarde de su poder para condicionar a Sánchez utilizando un tono condescendiente con el Gobierno tras el episodio, pero recordando su advertencia de que sin mesa de negociación «no hay legislatura». Explicó que el Gobierno hizo un «mal diagnóstico» de la situación creada por Torra y señaló que, aunque no fue una «amenaza», es «de primero de política que si no se cumplen los acuerdos es complicado seguir adelante». «Transmitimos información que la otra parte quizás no tenía y se pudo reencauzar la situación», señaló, admitiendo que le había dicho al presidente que «había un papel firmado públicamente y que no se puede poner en tela de juicio».

Ante la posibilidad de quedarse sin Presupuestos y poner en riesgo la legislatura, Sánchez prefirió asumir el alto coste de rectificar en muy poco tiempo y someterse a ERC. El episodio, sin embargo, evidencia su debilidad parlamentaria y la falta de rodaje en la comunicación del Gobierno, que ya quedó en entredicho con las múltiples versiones de la reunión del ministro Ábalos con la vicepresidenta de Venezuela.