«España es un país de todos y para todos», afirma Felipe VI en la apertura del curso político en el Congreso

Francisco Balado Fontenla
Fran Balado MADRID | LA VOZ

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Los ministros de Unidas Podemos han aplaudido a los reyes y sus hijas a su llegada al hemiciclo del Congreso

04 feb 2020 . Actualizado a las 07:15 h.

Felipe VI presidió este lunes la sesión solemne de apertura de la XIV legislatura, un ciclo político que se presenta como uno de los más convulsos desde la reinstauración de la democracia en España. Nunca hasta la fecha el Congreso había dado voz y voto a tantas formaciones políticas distintas (17, muchas de estas edificadas sobre distintos partidos con sus diferentes sensibilidades), todas alineadas en dos grandes bloques estancos de fuerza muy pareja con la llave de las mayorías en poder de ERC.

Así quedó constatado en la votación de investidura de Pedro Sánchez, sin cuyo apoyo le hubiese sido imposible sacarla adelante, y así volverá a suceder en la votación de los Presupuestos Generales del Estado. A pesar de que esta todavía no tiene fecha a la espera de que se aclare el horizonte electoral en Cataluña, la aprobación o no de unas nuevas cuentas se presentan como el gran obstáculo que deberá salvar el primer Gobierno de coalición de la historia si pretende mantener la legislatura con vida. Corta o larga, Felipe VI «deseó» que sea una legislatura «provechosa para los ciudadanos».

«España no puede ser de unos contra otros»

«España no puede ser de unos contra otros; España debe ser de todos y para todos», afirmó el rey, en lo que pareció la parte con más intención de su discurso. Para ello, evocó el espíritu de «concordia, reconciliación, entendimiento, respeto y, por supuesto, libertad» que imperó durante la Transición y bajo el que se «superaron las divisiones, los enfrentamientos y las imposiciones». En aquella época se aprobó la Constitución de 1978, «lugar de encuentro de todos los españoles, de diferentes modos de entender y sentir España», sobre la que destacó su «inequívoca vocación integradora e incluyente a la vez que respetuosa con nuestra pluralidad y diversidad territorial».

Boicot soberanista al monarca

El mensaje no llegó a los representantes de las fuerzas soberanistas. El BNG, Bildu, ERC, JxCat y las Cup no estaban presentes en el Hemiciclo al considerar que el rey es «el máximo exponente» de «una institución heredera del Franquismo» que «niega los derechos civiles, políticos y nacionales» de los «pueblos» que representan.

Una hora antes de que a las 12.00 arrancase el acto, Néstor Rego (BNG), Gabriel Rufián (ERC), Laura Borrás (JxCat), Oskar Matute (Bildu) y Mireia Vehí (las Cup) leyeron un comunicado conjunto en los cuatro idiomas oficiales del Estado en el que deslegitimaron a Felipe VI como «interlocutor válido en el camino democrático hacia la libertad que aspiramos». A la conclusión de la lectura, los cinco abandonaron en bloque el Congreso por la Carrera de San Jerónimo.

La ausencia de las fuerzas abiertamente independentistas dejó alguna calva dentro del Hemiciclo. Al no tratarse de una sesión plenaria, los diputados no tienen asignados sitios, una circunstancia que aprovecharon los representantes de Vox para tomar el espacio de la primera fila detrás del Gobierno que habitualmente ocupan los socialistas, que cuando entraron en el Palacio reclamaron sus sillas sin mucho éxito. Así, varios de ellos, con Adriana Lastra a la cabeza y entre los que también se encontraba el gallego Guillermo Meijón, decidieron plantarse de pie justo delante de los de Vox, registrándose unos minutos de tensión que se esfumó cuando el portavoz parlamentario de los de Abascal, Iván Espinosa de los Monteros, acudió a pedirles a sus compañeros que liberaran el espacio y abandonasen el numerito porque estaba a punto de llegar el rey.

El nuevo Gobierno en el sillón azul

La jornada de este lunes también sirvió para que el nuevo Gobierno de coalición debutase en la fila de sillones azules, reservados a los miembros del Ejecutivo y que recientemente tuvo que ser reformada para dar cabida a uno de los gabinetes más numerosos de la historia. Como marcan los cánones, el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, se sentó en el asiento a continuación de la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, y en el anterior a la vicepresidenta tercera, Nadia Calviño.

El secretario general de Podemos recibió al rey en pie y con un aplauso efectuado bajo la ley del mínimo esfuerzo. También el ministro de Consumo, Alberto Garzón. El líder de IU aplaudió con el mismo entusiasmo. Otros, como el secretario primero de la Mesa, el común Gerardo Pisarello, no hizo ni el amago.

A la conclusión del discurso del rey, la bancada de la derecha aprovechó la incomodidad de los aplausos de Unidas Podemos para alargar al máximo los suyos, moviendo así a que Iglesias y sus diputados estirasen su ovación.