El candidato de Macron a la alcaldía de París se retira tras la difusión de un vídeo sexual

Asunción Serena E. LA VOZ

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Benjamin Griveaux, ya excandidato de Macron a la alcaldía de París
Benjamin Griveaux, ya excandidato de Macron a la alcaldía de París BENOIT TESSIER | REUTERS

Un artista ruso reivindica la publicación y alega que quería «denunciar la hipocresía» de Griveaux

14 feb 2020 . Actualizado a las 13:22 h.

Emmanuel Macron se ha visto privado del hombre con el que pretendía ganar París. Benjamin Griveaux, candidato de La República en Marcha para las elecciones municipales del 15 y 22 de marzo ha anunciado que tira la toalla. «Una página web y las redes sociales han difundido ataques abyectos que implican mi vida privada. Mi familia no merece esto. Nadie debería soportar semejante violencia», dijo Griveaux ayer cuando anunció su renuncia.

No hacía ni 24 horas que había presentado su programa para París, pero ya habían comenzado a difundirse en las redes sociales mensajes y vídeos de carácter sexual personales. Un artista ruso refugiado en Francia, Piotr Pavlenski, afirma que es él quien los ha colgado. Asegura que se lo envió una persona que tuvo una relación consentida con Griveaux, y comenta al diario Libération que lo ha difundido porque quería «denunciar la hipocresía» del candidato de LREM a la alcaldía de París, al que reprocha utilizar su familia para hacer campaña.

Pavlenski es conocido por incendiar la puerta de la sede de la ex-KGB en Moscú y la fachada de una sucursal del Banco de Francia en París, o coserse los labios en apoyo de las Pussy Riot, condenadas en Rusia por profanar una catedral.

El vídeo es la gota que colma el vaso del calvario que ha vivido Griveaux desde que fue designado para arrebatar la alcaldía de París a Anne Hidalgo. Ha tenido que enfrentarse a la disidencia de Cédric Villani que también quería ser investido por LREM y que ha decidido presentar su propia candidatura. Poco después el semanario Le Point publicó los comentarios que Griveaux había realizado sobre sus antiguos rivales en la investidura a los que trataba de «estúpidos» o «hijos de puta». A esto se suma los malos resultados en los sondeos que lo colocaban en tercer lugar, con un 16 % de intención de voto, por detrás de Anne Hidalgo (23 %) y Rachida Dati (20 %).

De poco le servía su cercanía a Emmanuel Macron, al que acompaña desde que este comenzó a perfilar sus ambiciones por la presidencia de la República. En realidad, Benjamin Griveaux era un hombre de Dominique Strauss-Khan, al que todos anunciaban como futuro presidente de Francia hasta que fue acusado de agresión sexual contra la empleada de un hotel en New York.

Cuando las posibilidades de Strauss de llegar al Elíseo se desvanecieron, Griveaux no tardó en apostar por Macron. Finalmente, también él ha tenido que tirar la toalla no sin antes denunciar que «desde hace más de un año, mi familia y yo sufrimos difamaciones, mentiras, rumores, ataques anónimos, revelación de conversaciones privadas robadas y amenazas de muerte».

El abogado de Griveaux, ha anunciado que va a «perseguir todas las publicaciones que violen la vida privada» de su cliente, un delito que está penado con hasta dos años de prisión y 60.000 euros de multa.

Ahora LREM debe buscar un sustituto. La prensa gala avanza los nombres de la ministra de Sanidad, Agnès Buzyn, y el de la secretaria de Estado para la Igualdad, Marlène Schiappa.

Griveaux, miembro de la «guardia pretoriana» de Macron  

Marta Garde

Benjamin Griveaux, el candidato con el que el presidente Emmanuel Macron, aspiraba a ganar en París en las municipales hasta su retirada este viernes, ha sido desde los inicios del mandatario en política un fiel colaborador para quien la capital francesa suponía un trampolín personal y profesional. Hijo de un notario y de una abogada, Griveaux, nacido hace 42 años en la Borgoña, en el este del país, militó primero en las filas socialistas, donde fue colaborador del 2003 al 2007 del excandidato presidencial Dominique Strauss-Kahn, caído en desgracia tras una denuncia en el 2011 por agresión sexual en Nueva York.

Entre el 2012 y el 2014 fue miembro del gabinete de la exministra socialista de Sanidad Marisol Touraine, y tras un paréntesis político como director de comunicación de la inmobiliaria Unibail-Rodamco, del 2014 al 2016, pasó a formar parte del círculo más íntimo de Macron, de su «guardia pretoriana», cuando este gestó la actual La República en Marcha (LREM).

Los comicios de los próximos 15 y 22 de marzo no eran sus primeras municipales: en el 2008 obtuvo un puesto de concejal en los de Chalon-sur-Saône, en el este de Francia, y a estos llegaba por el momento tercero en los sondeos, tras la socialista Anne Hidalgo y la conservadora Rachida Dati.

Se había centrado en estas elecciones desde marzo del 2019, cuando dimitió como portavoz gubernamental tras poco más de un año en ese cargo.

La confianza que Macron había depositado en él ya se vio reflejada en el pasado cuando, en junio del 2017, instalado en el Elíseo, fue nombrado secretario de Estado del ministro de Economía y Finanzas, Bruno Le Maire, y pasó a ser su interlocutor privilegiado en ese gabinete.

El hasta hoy candidato había asumido plenamente la filosofía «macronista» y el famoso latiguillo con el que Macron llegó al poder, el «al mismo tiempo» que sintetiza ideas de derechas e izquierdas y que usa para superar esa tradicional brecha.

«La seguridad no pertenece a la derecha ni la ecología a la izquierda», había señalado Griveaux este jueves en entrevista con EFE tras la presentación de su proyecto.

El también diputado no ocultaba en público su admiración por el presidente, solo ocho días mayor que él. «Unos se quedan con las manifestaciones y las huelgas; yo lo hago con su reforma de la fiscalidad, del código laboral y tantas otras reformas aplazadas por políticos de derechas e izquierdas. Macron asume, afronta las cosas de frente y no deja esa responsabilidad a las generaciones futuras. Ese ha sido el mayor cambio respecto a sus predecesores», sostenía.

El aspirante era consciente de que estos comicios son para LREM una prueba de fuego: «Ganar en París evidentemente tiene un valor simbólico, es la capital, pero estas elecciones son también para LREM una oportunidad de demostrar que podemos aportar soluciones concretas en toda Francia», decía.

Casado, padre de tres hijos y diplomado en la Universidad de Sciences Po y en la Escuela de Altos Estudios Comerciales de París (HEC), Griveaux se presentaba con un proyecto que quería unir diferentes sensibilidades políticas.

Su objetivo, aseguró a Efe horas antes de que estallara la polémica, era «acabar con la guerra de clanes y partidos y responder a los desafíos de los parisinos: la suciedad, la tranquilidad pública, la seguridad...».

Un objetivo lastrado por una segunda candidatura surgida de su propio partido, la del matemático Cédric Villani, que este último se vio obligado a continuar como disidente, expulsado de LREM cuando Griveaux fue oficialmente investido y él quiso mantener sus planes electorales.

Griveaux admitía que el arranque de LREM en las municipales no había sido el deseado, pero daba por superado ese bache.

Al también autor de libros como Les élites (2007) o Salaud de pauvres! Pour en finir avec le choix français de la pauvreté (2017) se le criticaba por ambicioso y altivo, y pese a haber sido víctima en el pasado de «difamaciones», la filtración de ese vídeo fue para él un ataque con el que prefirió retirarse por considerar que se ha llegado «demasiado lejos».