Inhabilitado el médico que exploraba la vagina a pacientes con problemas cervicales

Ana Barcala PONTEVEDRA

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López Penide

El Sergas denunció al facultativo, a punto de jubilarse, al solicitar las tres víctimas un cambio de doctor

19 feb 2020 . Actualizado a las 11:40 h.

Un acuerdo de conformidad evitó que las tres víctimas de abusos sexuales por parte de su médico rehabilitador tuvieran que prestar declaración en el juicio previsto para esta mañana. El facultativo, de 63 años y muy próximo a la edad de jubilación, aceptó los hechos y una pena de prisión de dos años, una multa de 9 meses a razón de 20 euros por día y la inhabilitación para ejercer su profesión también durante dos años.

No volverá por tanto a ocupar su puesto en el CHOP, donde aprovechaba su puesto para realizar tocamientos a sus pacientes.

Ninguna de las tres víctimas presentó denuncia por los abusos de que fueron objeto. Pero las tres solicitaron a través del Servicio de Atención al Paciente del Sergas un cambio de facultativo, explicando con detalle los motivos. El Sergas abrió una investigación interna, que apartó al médico del servicio al que estaba destinado y puso los hechos en conocimiento de la Fiscalía, que actuó de oficio.

El fiscal jefe, Juan Carlos Aladro, explicaba que una de las razones por las que buscó la conformidad fue precisamente evitar que las víctimas tuviesen que revivir ese episodio de sus vidas.  

Los hechos por los que se le juzgaba ocurrieron entre septiembre de 2014 y enero de  2015. En uno de los casos la paciente acudió a su consulta derivada desde el servicio de traumatología por presentar artrosis cervical y epicondilitis del codo derecho. El médico le examinó el codo y las cervicales y le indicó que se acostase en la camilla; le subió el vestido, le apartó el tanga y le introdujo dos dedos en el interior de la vagina sin utilizar guantes de exploración, al tiempo que le palpaba con la otra mano la cadera; a continuación repitió la misma operación pero en el lado contrario. Por último, le indicó que se levantara, que apoyara las manos en la camilla y procedió a subirle de nuevo el vestido y a mirarla desde atrás sin llegar a tocarla.

En septiembre de 2014 atendió en su consulta del Hospital Provincial a otra de sus víctimas, en esta ocasión derivada desde el servicio de dermatología por presentar sensación de cansancio en las piernas como consecuencia del tratamiento que estaba tomando. El procesado le indicó entonces que se desnudara y que colocase las manos sobre la camilla. Exploró primero sus piernas y después separó su tanga y le tocó los labios vaginales y el clítoris, motivando que la mujer se sintiese incómoda y se levantara nerviosa de la camilla.

En enero de 2015 atendió a su tercera víctima, derivada del Hospital Montecelo por el servicio de traumatología con dolor en el pie izquierdo. El procesado le pidió que se quitara la camiseta y el sujetador y procedió a palparle los pechos. Volvió a su consulta el 11 de febrero y en esta ocasión, sin haber realizado una exploración previa, el procesado le practicó una punción seca en la mama y le indicó que pasase a otra dependencia situada fuera de la consulta y allí le aplicó frío en el lugar donde realizara la punción. Posteriormente le practicó un masaje en el pecho derecho, utilizando un aceite pese a que tras la punción ni estaba indicado el tratamiento de mesoterapia ni, en el caso de estarlo, sería de su competencia aplicarlo.