Erdogan se lleva la guerra de Idlib y a sus refugiados a las fronteras de Europa

mikel ayestaran JERUSALÉN / COLPISA

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AKIN CELIKTAS | EFE

Da luz verde a los desplazados para dirigirse a la UE tras sufrir 54 bajas este mes

29 feb 2020 . Actualizado a las 11:08 h.

La tensión se desbordó en Idlib ayer tras la muerte de 33 soldados turcos en un bombardeo en la tarde-noche del jueves. Turquía, que ya ha perdido 54 militares este mes, activó primero una respuesta militar, con duros ataques contra el Ejército sirio; luego otra diplomática, a través de una conversación directa entre Recep Tayyip Erdogan y Vladimir Putin, que se comprometieron a adoptar «medidas adicionales» para normalizar la situación; y finalmente una tercera en la que dio luz verde a cientos refugiados para poner rumbo a las fronteras con la Unión Europea y presionar así a Bruselas para que logre mediar con Moscú.

De esta forma, los combates en el norte de Siria tuvieron un reflejo directo en las fronteras de Grecia y Bulgaria, donde los migrantes llegaron para intentar dar el salto a territorio europeo, pero se encontraron con las puertas cerradas y un fuerte despliegue policial. En Turquía hay 3,5 millones de refugiados sirios y otros 900.000 desplazados por los combates en Idlib esperan junto al muro de separación para poder acceder al país.

El alto representante de la UE para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, se dirigió a las partes en conflicto para advertirles del «riesgo de caer en una gran confrontación militar internacional abierta» y pidió que «la escalada actual se debe detener de manera urgente». Ante la llegada abundante de refugiados, y para que no se repitan las escenas del verano del 2015, Borrell adelantó que «la UE considerará todas las medidas necesarias para proteger sus intereses de seguridad».

Pese a la llegada de refugiados en autobuses, taxis o caminando, y seguidos de periodistas de medios turcos, el portavoz del Ministerio de Exteriores del país, Hami Aksoy, declaró: «Como el país que más refugiados acoge del mundo, no hay cambio en la política de Turquía hacia ellos y solicitantes de asilo». Unas palabras diferentes a las del portavoz del partido islamista Justicia y Desarrollo (AKP), Ömer Çelik, quien apeló a una especie de ojo por ojo y señaló que «como resultado del ataque los refugiados que están en Turquía se dirigen hacia Europa, y los que se hallan en territorio sirio se dirigen a Turquía».

La noche del jueves fue muy larga en el frente. El ministerio de Defensa ruso emitió un comunicado en el que recogió que «los soldados turcos fueron alcanzados por fuego sirio cuando combatían junto a grupos terroristas», pero desde Ankara denunciaron que Moscú conocía la posición de sus hombres.

El jefe de la Presidencia de Comunicaciones de Ankara, Fahrettin Altun, declaró que «se ha golpeado con apoyo de artillería y fuego aéreo todos los objetivos conocidos del régimen», pero no hizo alusión a las fuerzas rusas, principales aliadas de Bashar el-Asad y responsables del control del espacio aéreo.

Llamamiento a la OTAN

Medios turcos elevaron a «más de 300» los soldados muertos en la operación de respuesta. Turquía invocó el artículo 4 del tratado de Washington, bajo el que cualquier aliado de la OTAN «puede solicitar consultas cuando cree que su integridad territorial, independencia política o seguridad se ven amenazadas». El Consejo de la Alianza se reunió de urgencia, cerró filas en torno a su aliado turco y pidió a sirios y rusos «el final de estos ataques y el compromiso a poner en marcha un proceso de paz internacional pilotado por la ONU».

La OTAN se comprometió, además, a mantener la defensa aérea que vigila en la frontera porque «esto ayuda a Turquía a repeler la amenaza de ataques con misiles desde Siria», dijo el secretario general, Jens Stoltenberg. Pobre respuesta ante unos turcos que piden desde hace años el establecimiento de una zona de exclusión aérea en Idlib.