Turquía mantiene su pulso y miles de refugiados llegan a las puertas de la UE

i.u. topper / a. mora ESTAMBUL, ATENAS / EFE

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TOLGA BOZOGLU | EFE

Grecia asegura que ayer evitó más de 4.000 entradas ilegales a su territorio

01 mar 2020 . Actualizado a las 10:35 h.

Varios miles de refugiados, sobre todo sirios y afganos, pasaron la jornada de ayer acampando ante el paso fronterizo de Grecia cerca de la ciudad turca de Edirne, con la frustrada esperanza de poder pasar al lado griego. Los migrantes habían comenzado a trasladarse el viernes desde diversas partes de Turquía en autobuses fletados para la ocasión y transporte público, tras correr por las redes el bulo de que podrían pasar de forma legal, al abrirse las fronteras. Según fuentes oficiales griegas, hacia el mediodía de ayer unas 7.000 personas esperaban en la región de Edirne con la esperanza de entrar a Grecia.

El movimiento masivo de los refugiados fue desencadenado por la decisión de Turquía de «abrir las fronteras», pero los desplazados ignoraban que Grecia no pensaba hacer lo mismo. Todo lo contrario: el ministro griego de Protección Ciudadana, Mijalis Jrisojoidis, destacó desde el río Evros, que separa Turquía de Grecia, que nadie va a entrar al país de forma ilegal.

«La situación es difícil. Las personas infelices que están atrapadas en nuestras fronteras no han venido solas. Han sido expulsadas, rechazadas y utilizadas por el país vecino, Turquía», aseguró Jrisojoidis. El portavoz del Gobierno griego, Stelios Petsas, aseguró ayer que se han evitado «más de 4.000 entradas ilegales al país» y que 66 personas han sido detenidas por entrar de forma ilícita en Grecia desde Edirne.

Desde el viernes se han sucedido los intentos de cruzar la frontera, así como los enfrentamientos entre migrantes y policías en el paso de Kastanies/Kapikule. En algunos momentos de tensión los refugiados lanzaron piedras, ramas ardiendo y otros objetos a los agentes, que contestaron con gases lacrimógenos. Otros migrantes trataron de encontrar un camino a través de los espesos bosques que rodean el río Evros, cruzando sus afluentes, una ruta habitualmente utilizada por los traficantes de refugiados, pero peligrosa, que se ha cobrado numerosas vidas en los últimos años.

Presión a Bruselas

La decisión de Ankara es de facto una ruptura del pacto con la UE por el que Turquía se comprometió a impedir la salida de refugiados hacia Grecia y a aceptar de vuelta a quienes llegaran a suelo heleno de forma ilegal desde su territorio. En un discurso en Estambul, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, dejó claro ayer que el cambio en la política migratoria pretende presionar a la UE, tras el duro golpe sufrido por su Ejército en los combates en Idlib, en el noroeste de Siria.

Erdogan se quejó de que muchos países habían optado por enviar armamento y material a las milicias kurdas en Siria o al propio régimen de Damasco, pero sin apoyar suficientemente a Turquía, que acoge a unos 3,5 millones de refugiados sirios.

Pese a que Erdogan cifró en entre 25.000 y 30.000 el número de desplazados que están cruzando sus fronteras, no consta que desde el viernes hubiesen cruzado a Grecia un número de migrantes significativamente mayor de lo habitual en los últimos meses.

El ministro de Exteriores griego, Nikos Dendias, mantuvo ayer una conversación telefónica con el alto representante de la UE para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, a quien pidió convocar una sesión extraordinaria del consejo de Exteriores para tratar la situación de la frontera greco-turca.