Alemania ante la crisis del coronavirus: cierre de colegios y crédito sin límite

patricia baelo BERLÍN / CORRESPONSAL

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El Gobierno ofrece préstamos a las empresas para mitigar la sangría

14 mar 2020 . Actualizado a las 09:38 h.

Entre la rueda de prensa que ofreció Angela Merkel el miércoles por la mañana y la que ofreció el jueves por la noche no pasaron más de 36 horas. Y sin embargo, la serenidad de la primera era reemplazada por un tono serio en la segunda. «Estamos en una situación extraordinaria, más que la crisis bancaria, porque se trata de un reto sanitario para el que la medicina no tiene respuesta», declaró la canciller alemana. Después de que el número de infectados con coronavirus en el país aumentara un 10 % con respecto al día anterior y de que la OMS hablara de pandemia, la potencia europea empieza a seguir los pasos de sus vecinos del sur.

Por primera vez Merkel, que esta semana pidió la solidaridad ciudadana para impedir que sigan subiendo los contagios, instó a la población a «evitar en la medida de lo posible todo tipo de contacto social». Apelando de nuevo a la coordinación de los Gobiernos europeos para afrontar la crisis, la líder de la gran coalición acordó con los mandatarios de los 16 estados federados cancelar los actos que no sean imprescindibles, incluso aunque participen menos de mil personas. Ello con el fin de que el coronavirus se propague más lentamente en Alemania, donde a día de hoy hay 3.062 infectados y 5 muertos confirmados por el Instituto Médico Robert Koch, estos últimos de entre 67 y 89 años. Los länder más afectados son Renania del Norte-Westfalia, Baviera y Baden-Wurtemberg, situados en el sur. Eso sí, el virus ya ha llegado a todas las regiones con varias decenas de contagios, y supera el centenar en cuatro de ellas. Con todo, la jefa del Ejecutivo y los de los estados federados no alcanzaron un consenso en cuanto al cierre nacional de los colegios, una decisión que compete a los länder.

Medidas contra el contacto

El aluvión empezó ayer temprano. La mayoría de las regiones, 14 de las 16, anunciaron una por una la clausura de los centros y guarderías desde el lunes hasta que concluyan las vacaciones de Semana Santa, el 19 de abril. También se ha pedido a los ciudadanos que no visiten residencias de ancianos ni lugares con personas mayores. Asimismo, en algunos sitios como Berlín se han cerrado teatros, museos, discotecas y bares, cancelado conciertos, conferencias y encuentros deportivos, y reducido los servicios de transporte público.

Siguiendo el ejemplo de los otros grandes campeonatos europeos, la Liga Alemana de Fútbol ordenó la suspensión inmediata de todos los partidos por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial. Y con los primeros casos de políticos infectados, la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merkel se ha visto obligada a hacer lo mismo con su congreso extraordinario del 25 de abril, en el que iba a designar al nuevo presidente del partido y potencial sucesor de la canciller en el 2021. El mayor desafío ahora es «salvar vidas», subrayó, al tiempo que anunciaba una serie de iniciativas que prevén reforzar la atención sanitaria y el suministro de medicamentos en los hospitales. Pero muchos dudan que el plan vaya a funcionar, pues la sanidad alemana ya está de por sí desbordada, tras décadas sangrada por los recortes del gasto público y la falta de mano de obra cualificada. Ello responde al mantra germano del cero déficit presupuestario, la regla de oro que por primera vez Merkel se muestra dispuesta a infringir.

El fuerte impacto económico del coronavirus pilla a la locomotora europea en un mal momento, pues tras una década de bonanza está amenazada por la recesión, que según los expertos, se hará realidad en la primera mitad de este año. Aun así, el Gobierno alemán prometió ayer un programa de créditos de como mínimo 550.000 millones de euros para ayudar a las empresas que se vean afectadas por problemas derivados de la pandemia, por ejemplo, las del sector de la gastronomía, el turismo y el transporte aéreo. «Una bazuca», como la denominaron los ministros alemanes de Finanzas, Olaf Scholz, y de Economía, Peter Altmaier.

Los préstamos con garantía del Estado serán concedidos sin límite por el banco público KfW, que desempeñó un papel crucial para amortiguar los efectos de la crisis del 2008. «El mensaje es que no hay límites», dijo Scholz. Mientras, Altmaier se refirió a «una iniciativa sin precedentes en la historia de la posguerra del país». También se aplicarán rebajas fiscales a las compañías, permitiéndoles postergar sus pagos adelantados, y se ha aprobado un sistema para facilitar la reducción de la jornada laboral con garantía de empleo.