Gallegos en el limbo por el coronavirus

M. C. Cereijo / M. Gago REDACCIÓN

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MÓNICA LOUREIRO

La propagación de la epidemia y el cierre de fronteras han dejado a miles de personas sin posibilidades de regresar a la comunidad. Estos son algunos ejemplos

18 mar 2020 . Actualizado a las 17:01 h.

La crisis del coronavirus ha atrapado a cientos de gallegos fuera de sus lugares habituales de residencia. Disfrutaban de unas vacaciones, estaban trabajando o visitando a sus familiares. Iban a regresar a breve, pero la velocidad de los acontecimientos, con más de 70 países imponiendo restricciones a los españoles para la salida del país, los ha dejado fuera de juego, con pocas respuestas y teniendo que agudizar el ingenio para salir del limbo al que los ha llevado el virus, con posibilidades de regreso muy limitadas a corto plazo.

Ricardo, Mónica, su hermano y su cuñada llevaban tiempo queriendo conocer las Filipinas. Desde Sanxenxo, en Pontevedra, se fueron de viaje a una zona costera. Disfrutaron de unos días relajados hasta que los acontecimientos les llevaron a buscar alternativas. Todo comenzó el jueves 12 de marzo por la tarde cuando el presidente del país anunció que la capital, Manila, iba a ser cerrada por tierra, mar y aire en 48 horas, es decir, el domingo día 15.

En ese momento, 50 españoles, entre los que se encontraban los cuatro gallegos, empezaron a buscar vías de salida del país, pero todos los medios estaban colapsados. Se pusieron en contacto con el consulado de España en Filipinas y su única respuesta fue que intentásemos llegar a cualquier aeropuerto internacional antes del día 15 como pudiesen y que preguntaran a las aerolíneas, «vamos, que nos buscásemos la vida», señala Ricardo Dopazo. «En este momento nos encontramos en Cebú sintiéndonos muy afortunados por haber conseguido salir en el último avión desde Puerto Princesa por nuestros propios medios sabiendo de muchos españoles que han quedado atrapados en Palawan (además de en otras islas del país cuya situación desconocemos) y sin saber si finalmente vamos a poder salir del país». Hasta ahora, reconocen, el único que se ha interesado por ellos es el alcalde de Sanxenxo, Telmo Martín.

Sus familiares y amigos buscan desde Galicia alternativas sin muchos resultados, por ahora. La compañía con la que tenían que volar no les da opciones. Desde el consulado tampoco hay respuestas. Solo que intenten coger el primer vuelo para Europa. Pero los problemas serán los mismos, la imposibilidad de pasar de un país a otro.

El caso dominicano

Alex Martínez lleva varios años trabajando en la República Dominicana en una empresa que facilita maquinaria para la construcción. El 3 de marzo salió desde A Coruña con su pareja, Maite. Ella tenía que regresar este miércoles, y él algunos días después, el 25. Pero la República Dominicana también ha impuesto las mismas limitaciones que Filipinas, «por sorpresa y de un día para otro». Alex trabaja en el norte de la isla, allí tiene un apartamento alquilado.

Maite y Alex Martínez,  atrapados en Santo Domingo
Maite y Alex Martínez, atrapados en Santo Domingo

Por lo menos tienen casa, pero Maite debía regresar ya a A Coruña por temas laborales. Y no lo podrá hacer por lo menos durante el próximo mes. «Nos hemos puesto en contacto con el consulado. Lo único que nos dicen es que lo tenemos que arreglar con la compañía aérea, que tampoco nos da opciones». Han mirado las escasas posibilidades que tendrían para poder volar a España. La alternativa sería viajar a Miami e intentar buscar allí un enlace con precios prohibitivos. Y con la posibilidad de encontrarse con que las autoridades norteamericanas no los dejasen entrar en el país.

También en Venezuela

María Victoria García llevaba años sin ver a su familia en Venezuela. Viajó hace días con su prima desde Lugo a Caracas. En el equipaje, alimentos y medicinas en un país que sufre graves restricciones. El regreso lo tenían previsto para mañana, pero Air Europa ha suprimido todos los vuelos hasta dentro de un mes. Las dos mujeres, de 68 y 62 años, ya pasaron toda una noche en el aeropuerto de Puerto de la Cruz para viajar a la capital del país. Allí se encontraron a decenas de compatriotas buscando una solución para poder salir del país. «He hablado con todo el que pude. La compañía, AENA, hasta con la Xunta. Nadie te da una solución. No hay un protocolo de actuación», señala desde Lugo, su marido, Víctor González Trincado. «Ellas por lo menos tienen casa, pero hay mucho que seguirán allí tirados», afirma.