Médicos sin Fronteras aplica en España su modelo de lucha contra epidemias

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Olmo Calvo

La oenegé instala hospitales de campaña y enseña su protocolo para evitar contagios

03 abr 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Si hay alguien bregado en la lucha contra las epidemias son los profesionales de Médicos sin Fronteras (MSF). Están acostumbrados a trabajar en lugares donde los recursos son limitados o, sin más, inexistentes. No actúan habitualmente en países como España, donde en condiciones normales la sanidad puede tratar sin sobresaltos las patologías de los pacientes. Pero el coronavirus ha puesto al límite los engranajes del sistema sanitario y la oenegé ha decidido trasladar a España su modelo. La iniciativa ya se ha puesto en marcha en algunas de las áreas más azotadas por la pandemia del COVID-19, como Madrid o Cataluña. En Galicia, explican desde la organización, no hay actuaciones previstas al no necesitar por ahora el Sergas este tipo de apoyo.

«La gestión de la epidemia requiere una mentalidad de emergencia humanitaria para buscar soluciones fuera de lo habitual, con el objetivo de aumentar la capacidad de manejo de casos, reducir la mortalidad y frenar el contagio», explica el doctor David Noguera, presidente de la organización.

Una de las primeras iniciativas de MSF en España ha sido la instalación de hospitales provisionales que permitan derivar pacientes de los centros más congestionados. En Madrid ya están operativos dos espacios con 200 camas que apoyan así a los saturados hospitales Severo Ochoa (Leganés) y Príncipe de Asturias (Alcalá de Henares). «El objetivo es descongestionar los servicios de urgencias atendiendo los casos menos graves, para que estos hospitales puedan concentrarse en atender a los enfermos con COVID-19 más graves», señala la doctora Paula Farias, coordinadora de Médicos sin Fronteras en Madrid.

Emergencias sanitarias

Aquí entra en juego también la experiencia en emergencias sanitarias que posee el equipo de Médicos sin Fronteras. No solo en lo que se refiere a la propia gestión del pabellón, sino también en lo que respecta al uso del material de protección para evitar que los profesionales se contagien. «Tendremos a un responsable médico en estas unidades para ofrecer formación al personal sanitario en aspectos como el sistema de gestión de este tipo de estructuras en situaciones de crisis o en todo lo referente al uso de los trajes de protección», matiza Farias. «Una vez la unidad de apoyo esté en pleno y correcto funcionamiento, la coordinación pasará completamente a manos de los hospitales», añade la doctora Farias.

Un dispositivo similar se ha desplegado en Barcelona para brindar ayuda al Hospital del Mar y el Vall d’Hebron.

La colaboración de MSF resulta crucial también para frenar la propagación del virus en espacios con alto riesgo de contagio, como las residencias de mayores. Se trata de aplicar en estos recintos los protocolos de higiene que ya maneja habitualmente la oenegé cuando trabaja en contacto con enfermedades infecciosas.

«Tenemos un triple objetivo: apoyar con nuestra experiencia en gestión de crisis sanitarias similares, contribuir a descongestionar hospitales y centros de salud para que estos puedan concentrarse en atender los casos más graves, y reforzar la protección de nuestros mayores, uno de los colectivos más vulnerables en esta epidemia», concluye David Noguera.