El policía que durmió en el coche para no contagiar a su familia: «Mi mujer me miró a los ojos a través del cristal y me mandó subir a casa»

e. v. pita VIGO / LA VOZ

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El agente local relata sus dudas y temores tras interrumpir una fiesta en un piso donde había tres mujeres con positivo en coronavirus: «Creímos que era una broma pero a una le cancelaron el vuelo por estar contaminada»

04 abr 2020 . Actualizado a las 01:50 h.

«Mi nombre es Diego y soy un patrullero más de los que vereis a diario por la calle, equipados con una mascarilla y guantes intentando que esto sea un poco más fácil para todos y esperar con suerte que esto no vaya a más ni alcance a sus seres queridos». Así inicia su emotivo relato el patrullero de la Policía Local de Vigo que durmió dentro de su coche por miedo a contagiar a su mujer y sus hijos de 4 y 5 años. Pensó que no podía correr riesgos después de volver de un turno en el que entró en un piso donde tres mujeres infectadas con coronavirus celebraban una fiesta con vino y música a todo volumen.

El agente, tras conocer que las tres identificadas eran portadoras del COVID-19, envió un mensaje a su esposa para avisarle de que esa noche dormiría en el garaje. La mujer bajó a la mañana siguiente. «Ella me miró a los ojos a través del cristal del vehículo y me dijo que me quitase la mascarilla y que subiese para casa», explica emocionado. El policía decidió volver pero tras realizar una completa desinfección y lavar su ropa a 90 grados centígrados. Su compañero de servicio se echó a llorar tras saber que habian estado expuestos al virus y solo pensaba en su mujer, que está embarazada de tres meses. Él, por su parte, decidió dormir aislado en un sofá de la casa.

Diego señala que él y su compañero acudieron a una llamada vecinal que se quejaba del ruido de la música en piso. Iban protegidos con mascarillas y guantes. Antes de entrar, oyeron risas y voces. Tres mujeres extranjeras les recibieron con una copa de vino en la mano. Luego, una les confesó que todas estaban aisladas por coronavirus y que estaban «aburridas» por el confinamiento. «Nos sonó a broma y les contestamos que para pasar ese mal trance lo mejor era dormir y descansar», cuenta el agente. Estuvieron un rato identificándolas y alguna les pasó la mano amigablemente.

Se marcharon preocupados del piso por temor a haber estados expuestos al coronavirus y de regreso a la jefatura local cotejaron las identidades de las tres extranjeras. Descubrieron que a una le habian cancelado su vuelo a su país de origen porque había dado positivo en COVID-19. A otra amiga la citaron para una prueba en el hospital y nunca la llamaron. La tercera fue a un hospital privado y le comunicaron que estaba infectada. «Nos quedamos helados; te preparas para esto pero es muy duro», relata. Ambos patrulleros se desmoronaron al pensar en sus respectivas mujeres e hijos, o el niño que iba a venir, y también, en sus compañeros, a los que podían contagiar si resulta que ellos mismos estaban infectados. «Y ahora qué, nos miramos incrédulos», recuerda el agente.

De camino a casa, Diego se paró en la carretera. «Me quedé plantado por el miedo, tuve dudas, pensé en abandonar el servicio porque debía proteger a mi familia y a los compañeros», dice. Luego, le mandó un mensaje a su esposa, que estaba dormida. «Esta noche duermo en el garaje». Se aprovisionó de dos sacos de dormir y se metió en el coche protegido con mascarilla. «Tenía miedo de salir del coche por si le hacía daño a mi familia. No me preocupa si estoy contaminado yo pero sí ellos», recuerda. A la mañana siguiente, bajó su esposa al garaje. «Me miró a través del cristal y me dijo que me quitase la mascarilla y que subiese para casa», cuenta el agente. Dentro de la vivienda, se duchó para desinfectarse y lavó su ropa a 90 grados de temperatura. Acordaron no dar besos ni abrazos a los niños hasta no estar duchado.

Consultó al médico del Concello y este le dijo que el riesgo de exposición era muy bajo porque iban protegidos con mascarilla y estuvieron menos de quince minutos en la estancia. «Mi mascarilla la reutilizado 18 días», afirma el agente. Pidió un sitio donde someterse a la cuarentena para esperar a ver si tiene síntomas porque no le harán pruebas hasta dentro de una semana pero «no hay nada previsto ni ningún protocolo, no existe esa opción, tengo que volver a trabajar y a casa, no me vale de nada si los pongo en riesgo. Es un enemigo invisible que no sabes dónde está, pasé día y medio alejado de los míos y, la falta de opciones me hizo sentir desatendido y tener rabia al ver que tu mujer te habla tras el cristal del coche. Me dijo que no importa lo que venga, lo importante es estar juntos en esto».

Desde el sindicato policial SICO temen que si ambos agentes están contaminados, lo que se sabrá dentro de una semana, y siguen en servicio, perjudicarán a sus familias y al resto de la plantilla. «Caeremos como fichas de dominó», dice un portavoz. 

El Concello asegura que el agente durmió en casa

La polémica sobre la seguridad sanitaria en la jefatura local llevó al Concello de Vigo a salir a paso y negar la versión del agente que asegura que pasó la noche en su coche. También arremete contra las declaraciones del Partido Popular sobre la gestión municipal contra el coronavirus. El Concello, en un comunicado, acusa al PP de equivocarse, calumniar y mentir. Según el Concello, «tal e como comprobaron desde a xefatura da propia Policía Local, non é certo que un axente local durmira nun coche; fíxoo na súa casa, unha vez recibidas indicacións do servizo médico do Concello e hoxe está desenvolvendo o seu servizo con normalidade».

Respecto al material de protección, el Concello acusa al PP de volver a mentir y calumniar ya que la Policía Local cuenta con material según los protocolos de seguridad específicos, adquirido por el gobierno municipal. El material que recibió el Concello a través de donaciones particulares (guantes, gel y máscaras) fue destinado a la residencia de mayores de Barreiro por indicación de la Xunta. En este punto, resaltar que las máscaras quirúrgicas que envió la Xunta «están caducadas desde o ano 2014 (04/09/2014) e o resto do material, como os buzos, non cumpren -ou a lo menos non teñen identificación -fronte a contaminantes biolóxicos».

En cuanto a la desinfección de los vehículos, se realiza diariamente de lunes a viernes, en horario de 6.45 horas a vehículos y a las 10.30 horas a los vestuarios, aseos, garita, zonas comunes y perímetros de toda la Jefatura, desde la entrada del garaje de funcionarios hasta la puerta principal del Concello. El tratamiento preventivo de desinfección en vehículos es combinado entre la nebulización y la pulverización, una técnica efectiva al 99% durante 72 horas, según señala el Concello en el mismo comunicado.

El gobierno local añade que los agentes llevan en todo momento los EPIS de protección y tienen activo un protocolo de seguridad.

El Concello de Vigo acusa al PP de hacer política destructiva en un momento tan difícil como el que estamos a vivir. Calumniando y faltando a la verdad en temas tan sensibles y preocupantes para toda la cidadanía.