Cumplir 106 años en tiempos de coronavirus

Lucía Rey
Lucía Rey MODOÑEDO

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Paco Martínez nació el 3 de abril del 1914, trabajó en un banco medio siglo y conserva salud y lucidez

04 abr 2020 . Actualizado a las 10:12 h.

Mondoñedo estuvo ayer, 3 de abril, de enhorabuena. Su vecino más longevo, Francisco Martínez Fanego, cumplió 106 años. Residente en una vivienda de la calle Concepción, el hombre nació en el barrio de Os Muíños, sobrevivió a la epidemia de gripe de 1918, y trabajó durante medio siglo en la sucursal del Banco Pastor de la villa a la que entró con 15 años y de la que también fue director. Según relató a media mañana a La Voz, periódico del que es suscriptor desde hace muchos años, en el día de su efeméride se levantó como siempre pasadas las nueve y dedicó un tiempo a leer la prensa. Explica que está bien de salud —únicamente toma una pastilla para dormir y otra para la tensión—, y que estos días no puede salir a la calle porque, entre otros motivos, dice con humor, «hace un frío de mil demonios».

«Persona muy respetada»

«Paco conoce a mucha gente, es una persona muy querida y muy respetada en Mondoñedo», subrayó Carmen, una de las dos cuidadoras —la otra se llama Pilar— que se ocupa de que el anciano esté bien atendido y acompañado las 24 horas del día, puesto que sus dos hijos viven fuera, aunque lo visitaban muy a menudo hasta que se decretó el estado de alarma por el coronavirus. «Siempre está muy arropado por su familia. Lo llaman a diario y en cuanto está mal vienen para aquí enseguida», destacan las cuidadoras, que tenían previsto prepararle una comida especial, quizá un poco de marisco, para alegrarle aun más si cabe su día.

«A los jóvenes les diría que vayan tirando y que no se acuerden de los errores», bromea sobre el secreto de su longevidad.

No en vano, la obligación de permanecer en casa para evitar contagios, ha obligado a los hijos de Francisco a aplazar la fiesta con la que cada año celebran su cumpleaños: un encuentro en el que se dan cita nietos, bisnietos y amigos. Viudo desde hace años —su mujer se llamaba Remedios Gayoso—, hasta la semana del 16 de marzo Paco salía a diario a pasear «y a tomar el aperitivo» en alguno de los bares de la localidad, aunque la crisis del COVID-19 ha variado esa rutina. Y medio en broma, medio en serio, explica que esas salidas le gustan mucho porque él es «el único hombre», y el resto de los participantes son mujeres. «A los jóvenes les diría que vayan tirando y que no se acuerden de los errores», bromea sobre el secreto de su longevidad.