El acusado de robar mascarillas pudo incurrir en un delito contra la salud

Xurxo Melchor
xurxo melchor SANTIAGO / LA VOZ

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Sandra Alonso

Se está investigando si el material, que estaba caducado, no protegía ya contra el contagio

09 abr 2020 . Actualizado a las 09:08 h.

El empresario detenido en Santiago por la presunta sustracción de dos millones de mascarillas médicas en una nave del polígono industrial del Tambre podría sumar un nuevo delito al de robo con fuerza, por el que ya está investigado tras declarar en el juzgado. Y es que el material que se llevó estaba caducado desde hace años. Quedó allí abandonado cuando la empresa propietaria, Oxidoc, fue a la quiebra en el 2013 y entró en concurso de acreedores, por lo que la Policía Autonómica indaga ahora si Javier Conde Fiestras, natural de Silleda pero afincado desde hace años en Compostela, pudo cometer también un delito contra la salud pública por poner en el mercado una mercancía que ya no cumple con la función de protección contra patógenos como el coronavirus.

Esta posibilidad dependerá de cómo avance la instrucción judicial de un caso que sigue abierto policialmente, ya que se está buscando al resto de personas que participaron en el presunto robo. En primer lugar, a los compradores de Portugal con los que habría contactado Javier Conde, para lo que se ha solicitado la colaboración de las autoridades lusas. También se quiere esclarecer si el empresario contó con ayuda de otros españoles para cargar la mercancía, dado que por las imágenes de las cámaras de videovigilancia se sabe que tardaron dos días en meterla en el camión en el que la transportaron.

No en vano, tuvieron que desembalar las cajas en las que estaban almacenadas las mascarillas, del modelo FFP2, el de mayor protección, y abrirlas después una a una para retirar el precinto plástico que las protegía. La Policía Autonómica considera que de este modo pretendían ocultar que eran propiedad de la empresa Oxidoc y que no se pudiese ni rastrear su procedencia ni saber que estaban caducadas.

Examen técnico

En la nave solo quedaron unas mil mascarillas de los dos millones que allí había almacenadas. Sin embargo, este material será de gran importancia en la investigación, porque va a analizarse para conocer si, pese a haber superado ampliamente su fecha de caducidad, seguían o no en buen estado. De no ser así, si se habían ya estropeado, sí podría existir un delito contra la salud pública.

El presunto robo se produjo, según fuentes de la investigación, el 5 y 6 de febrero, antes de que se declarase el estado de alarma en todo el Estado, aunque en ese momento el coronavirus ya era una amenaza que había obligado a tomar medidas extraordinarias en China y que ya se había cobrado alguna víctima mortal en España y también en Italia, por lo que ya se intuía el gran valor de mercado que tendrían las mascarillas porque iban a escasear.

Niega el robo

Por su parte, Javier Conde ha negado que robara las mascarillas. El empresario, que tuvo una cafetería frente al Parlamento de Galicia y también participó en unos multicines, gestiona ahora una inmobiliaria en la que asegura que tenía a la venta la nave, por lo que afirma que tenía permiso por escrito para acceder a ella. Su abogada ha ampliado esa explicación señalando que contaba con «autorización de vaciar y limpiar la nave» porque la mercancía que allí había estaba caducada. En cuanto a los cinco millones en los que la Policía ha valorado las mascarillas sustraídas, la letrada considera que el valor real es muy inferior. El detenido habló de que él solo se llevó 60.000 euros en la operación.