Los cálculos más radicales indican que el paro podría alcanzar el 20 %
17 abr 2020 . Actualizado a las 08:52 h.Cuatro semanas. Es lo que ha tardado Estados Unidos en perder casi todo el empleo que había creado desde la Gran Recesión. Más de nueve años de esfuerzos que se han volatilizado tras la feroz irrupción del Covid-19. La hemorragia que sufre el mercado laboral norteamericano no tiene parangón desde que hay registros en ese país. Solo en la última semana se han apuntado 5,2 millones de estadounidenses al paro. Con esta remesa, ya son 22 millones de empleos los que se han perdido. California parte en cabeza con 660.966 solicitantes. Le siguen Nueva York (395.949) y Georgia (317.526).
Desempleo al 13 %
«Es obvio que estos datos son históricamente horrorosos, pero relativos en comparación con las proyecciones más radicales del 20 % o más de desempleo», aseguró a Bloomberg el economista del Deutsche Bank, Brett Ryan, quien cree que el ritmo aminorará cuando se relajen las medidas de confinamiento. A pesar de la caída libre experimentada en el último mes, la cifra de desempleo se sitúa, oficialmente, en el 4,4 % (desde el 3,5 % del mes de febrero). Es una estimación ficticia por su desfase. La expresidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, pronósticó que el próximo índice de paro se elevará hasta el 13 % cuando se sume el impacto excluido de los últimos cálculos.
La presión sobre el sistema de prestaciones está siendo altísimo. No solo por las ingentes ayudas al desempleo que tendrán que extender, también por el abultado número de familias que no podrán subsistir con reducciones de jornada y recortes de ingresos. Por eso a lo largo de la próxima semana la Administración empezará a ingresar los cheques de ayuda extraordinaria a unos 80 millones de ciudadanos. El famoso «helicóptero» anunciado por su presidente, Donald Trump, descargará en las manos de cada adulto 1.200 dólares. Hasta 500 adicionales por menor de edad a cargo. El objetivo es que el mayor número de ciudadanos cuenten con un colchón para consumir y evitar el frenazo de la actividad. A pesar del rápido deterioro del empleo, los estadounidenses confían en una recuperación más rápida impulsada por la flexibilidad de su mercado laboral.