Cesuga lidera un estudio sobre el impacto de la crisis en las ciudades

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xoan a. soler

Los arquitectos analizan los cambios que impondrá la pandemia

20 abr 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

«Hace solo unos meses, en Barcelona había propuestas de viviendas sin cocina, porque se creía que ya no era una necesidad, y ahora vemos la importancia de disponer de un balcón». Luciano Alfaya, arquitecto y profesor de Cesuga, es el director de Ciudades emergentes, un proyecto de investigación en el que, además de la universidad gallega, participan otros nueve centros de Portugal, Iberoamérica y Estados Unidos. A partir de diez mil encuestas, el estudio analiza el impacto que la crisis del coronavirus tendrá en la arquitectura.

«La idea —apunta Alfaya— es anticipar respuestas que mejoren la calidad de vida en el corto plazo ante una situación que modificará nuestro hábitos residenciales». A causa de la cuarentena, los pisos han pasado de ser un lugar dedicado casi en exclusiva a dormir a convertirse en un espacio en el que nuestra presencia es ahora permanente y que han tenido que adaptarse para el teletrabajo, la enseñanza on line y para mantener una mínima actividad física.

Primeras conclusiones

La investigación aún está en curso, pero las primeras respuestas reflejan que la mayoría de las personas no se plantean cambiar de lugar de residencia ni huir en masa de la ciudad al campo. «Las encuestas no hablan tanto como podíamos suponer de la necesidad de una vivienda con más metros cuadrados, aunque sí recogen el deseo de disponer de un pequeño espacio exterior, como un jardín, un balcón, una terraza o un patio», subraya el director del proyecto.

Los primeros datos del estudio detectan el incremento del consumo en las tiendas del barrio y el anhelo de vivir en una ciudad «más verde», con más espacios peatonales, donde la proximidad facilite ir caminando o en bicicleta al trabajo y se eviten las grandes concentraciones de vehículos y de usuarios del transporte público en horas punta.

También se percibe que la crisis ha aumentado la desigualdad, sobre todo en las grandes urbes de América Latina, una grieta que se manifiesta en aspectos clave como la brecha digital.

«Todo esto recupera reflexiones que ya estaban ahí, pero solo en el debate académico, como la importancia de la orientación, la iluminación y la ventilación de la vivienda», explica Alfaya. Una vivienda que sin duda ha dejado de ser aquel espacio secundario de hace apenas un mes.

En el estudio participan el Tecnológico de Monterrey (Mexico), la Pontificia Universidad Católica de Ecuador, la Universidade de Porto (Portugal), la University of Virginia (Estados Unidos), la Universidade de São Paulo (Brasil), la Pontificia Universidad Católica de Perú, la Universidad de Concepción (Chile), la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá (Colombia) y la Universidad de La Plata (Argentina). Y centros superiores de Alemania, Irlanda y Canadá ya han mostrado su interés por sumarse a esta investigación.