Los expertos del Gobierno ven menos peligroso para una familia pasear que ir al supermercado

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«Pasear ellos solos ahora mismo no supone un riesgo siempre y cuando no se junten con otras familias», dice Fernando Simón

22 abr 2020 . Actualizado a las 16:40 h.

Tiene menos peligro de contagio una familia que sale a dar un paseo por la calle que un padre que acude con su hija al supermercado. Al menos así lo entiende el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CAES), Fernando Simón, quien incide en que los expertos sanitarios manejan múltiples opciones, aunque le corresponde al Gobierno implementarlas. Y considera que más importante que imponer medidas es que estas se puedan ejecutar correctamente.

«Pasear ellos solos ahora mismo no supone un riesgo siempre y cuando no se junten con otras familias donde pueda haber casos, pueda haber susceptibles [de contagiarse] e intercambio del virus. Sí que es cierto que en el supermercado hay una proximidad mayor que si una familia se va sola a pasear por una calle. No quiere decir que haya un riesgo mucho más elevado. Mantener las medidas de seguridad supone que el riesgo se reduce a un nivel mínimo, pero sí que es verdad que no tendría sentido que los supermercados volvieran a masificarse», señaló el epidemiólogo en su comparecencia de este mediodía en la que no se atrevió a concretar plazos para las medidas de desconfinamiento poblacional.

«No hay un calendario como algunos quieren exacto porque, además, va a depender del efecto que vayan teniendo algunas de las medidas adoptadas», recalcó Simón, quien detalló que llevan desde ayer discutiendo estas medidas y que será la guía que tiene que publicar el Ministerio de Sanidad la que determine si los paseos «se limitarán a un niño o no» por adulto.

Respecto a los adolescentes a partir de las 14 años, entiende que «ya podían salir a hacer actividades necesarias» como pasear al perro, lo que «podría relajar un poco el confinamiento».

Ahora bien, el director del CAES señala que todo va a pivotar sobre la responsabilidad social. «Si todas las personas entienden que la responsabilidad en el control empieza a ser cada vez mayor en el plano individual, más que en el ámbito colectivo; más garantías tendremos de que la transmisión se mantiene en los niveles aceptables o incluso -ojalá- desaparece. Más posibilidad hay de que eso se controle rápido y podamos ser mucho más rápidos en la transición».

Para ello, se precisa un «seguimiento estricto, de buena calidad y, sobre todo, muy oportuno en el tiempo. Detectar de la forma más temprana posible esos rebrotes epidémicos y que no tengan una expansión geográfica como ha sucedido en el primer momento en todos los países. Diagnosticar y controlar cada caso que aparezca y a sus contactos. Ser capaces de quitar el contagio de entre la población en general».

Si todo eso se consigue, y esperan hacerlo en cuestión de semanas, la vuelta a una relativa normalidad estará mucho más cerca.

Por el momento, los datos apuntan en la buena dirección, porque aunque es cierto que las muertes se resisten a bajar de las 400 diarias, los casos detectados crecen menos de lo que cabría esperar dado el incremento de pruebas realizadas.

«Se están recogiendo casos que hace 10 o 15 días no llegaban a diagnosticarse nunca»

La extensión de los test serológicos, que detectan la generación de anticuerpos en el organismo para defenderse del virus, supone que se «están recogiendo casos que estaban con sintomatología leve, que hace solo 10 o 15 días no llegaban a diagnosticarse nunca. Esos representan hoy casi la mitad de los 4.211 nuevos casos. Los son comparables a la cifra de hace una semana son la otra mitad y esto implica claramente que la evolución es la correcta y que, además, estamos teniendo una de las capacidades necesarias para empezar a pensar en una transición: la capacidad de detectar, aislar y tratar correctamente a todos los casos, sean graves, leves o muy leves», explicó Simón, que no detecta efectos significativos derivados de la relajación de medidas asociada al final del permiso retribuido recuperable, bautizado con «hibernación» de la economía. «No estamos observando que haya tenido un impacto», concluye.