Biden, presionado para que rompa su silencio sobre una acusación sexual

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

ACTUALIDAD

El escandalo tiene lugar mientras Joe Biden se lanza a buscar a su compañera de candidatura
El escandalo tiene lugar mientras Joe Biden se lanza a buscar a su compañera de candidatura BRIAN SNYDER | Reuters

Trump afirma que China «hará lo que sea» para evitar su reelección

01 may 2020 . Actualizado a las 10:01 h.

El año pasado, ocho mujeres acusaron a Joe Biden de tocamientos, besos o abrazos inapropiados. En plena era del #MeToo, estas acusaciones no fueron suficientes para que descarrilase la campaña del exvicepresidente, ahora virtual candidato demócrata a la Casa Blanca. Hace un mes una de esas mujeres, Tara Reade, presentó una denuncia penal contra Biden por un supuesto abuso sexual ocurrido en los años 90, un escándalo que persigue al exvicepresidente a falta de seis meses para las elecciones presidenciales. La presión para que Biden rompa su silencio aumenta día a día.

En busca de la candidata a la vicepresidencia

El escándalo tiene lugar en momentos en que el que fuera número dos de Barack Obama conforma el equipo que elegirá a la mujer que le acompañará en su candidatura, como prometió después de una carrera que ha sido criticada por su falta de diversidad. Dos hombres y dos mujeres buscarán a la candidata demócrata a la vicepresidencia.

Entre los nombres que figuran en todas las quinielas como potenciales aspirantes están tres de las rivales de Biden en las primarias demócratas: las senadoras Kamala Harris, Elizabeth Warren y Amy Kloubchar. Los medios especulan, además, con las también senadoras Catherine Cortez Masto y Tammy Baldwin, así como con la exasesora de Seguridad Nacional Susan Rice y la alcaldesa de Atlanta, Keisha Lance Bottoms. El propio Biden ha expresado su interés por tener en cuenta a la gobernadora de Míchigan, Gretchen Whitmer, y a la vicefiscal general Sally Yates

El caso Reade

Tara Reade acusa a Biden, para el que trabajó como asistente en el Senado cuando tenía 29 años, de abusar sexualmente de ella que durante la primavera de 1993. El entonces senador la acorraló contra una pared, la manoseó por debajo de la ropa y la penetró con sus dedos. Dos amigos de Reade han corroborado ante medios estadounidenses que la mujer les había contado el episodio vivido, a uno en 1993 y al otro en el 2008. Al igual que el hermano y la madre de Reade también ha dicho que sabían lo ocurrido, informa Efe.

En plena era del #MeToo, organizaciones de mujeres prepararon una carta pública instando a Biden a dar la cara y responder a las acusaciones, sin embargo la campaña del exvicepresidente supo de la misiva antes de que viera la luz y su envío quedó suspendido. «El vicepresidente tiene la oportunidad, ahora, de demostrar cómo se toma en serio acusaciones serias. El peso de nuestras expectativas equivale a la magnitud del cargo al que aspira», apuntaba la carta, filtrada al The New York Times

Ha pasado un mes desde que Reade hizo pública la acusación y la respuesta de Biden ha sido el silencio. Un silencio que incomoda dentro del partido, a mujeres, activistas y a la izquierda, que defiende que Reade debe ser escuchada, pero a la vez también preocupa que perjudique las opciones de un candidato al que ya consideraban débil.

Munición para Trump

Aunque Donald Trump carga en sus espaldas con una docena de acusaciones por abuso sexual y que ha denigrado a multitud de mujeres en público, la denuncia contra Biden ha llegado como agua de mayo para la campaña del mandatario, en horas bajas por la crisis del covid-19.

China es otro de los asuntos en que se apoya Trump. En una entrevista en el despacho oval a la agencia Reuters, aseguró que «China hará todo lo sea para verme perder» las elecciones de noviembre. Prefieren, dijo, que sea Biden el que esté en la Casa Blanca para aliviar la presión que él ha puesto sobre Pekín. También apuntó que está valorando distintas represalias contra el gigante asiático por su manejo del coronavirus. «Hay mucho que puedo hacer», dijo.

El Gobierno chino recalcó su falta de interés en interferir en las elecciones estadounidenses. «Es un asunto interno», señaló el portavoz de Exteriores.