Barones del PSOE denuncian la falta de diálogo con Sánchez durante el covid-19

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

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Javier Lambán, durante la octava videoconferencia de presidentes autonómicos con Pedro Sánchez
Javier Lambán, durante la octava videoconferencia de presidentes autonómicos con Pedro Sánchez

Critican el aislamiento del núcleo duro de la Moncloa y las cesiones ante Iglesias

05 may 2020 . Actualizado a las 08:52 h.

Javier Lambán, presidente de Aragón, encendió la mecha hace una semana: «Entre salvar la vida de los aragoneses y salvar al político Pedro Sánchez, yo no tengo dudas». Lambán nunca fue de los incondicionales del actual presidente del Gobierno. Se alineó con Susana Díaz en las primarias y siempre ha sido de los más críticos con la deriva del PSOE, donde se han eliminado las voces críticas y el partido está absolutamente controlado por los leales a Sánchez.

«En toda la pandemia solo se ha reunido una vez el comité federal, no se nos consulta nada. Ni a los que gobernamos ni a los que no. Las decisiones se nos dan hechas y pobre del que se atreva a disentir, que queda señalado», comenta un experimentado dirigente con hilo directo con la vieja guardia socialista y también con algunos dirigentes del segundo nivel de la actual dirección.

La queja de Lambán, compartida por otros dirigentes como el manchego Emiliano García Page y otros de menor rango, se hace por ahora en círculos reducidos por el férreo control del aparato que ha instalado Sánchez. Primero, eliminó los mecanismos de control interno para defender que todo el poder se concentrara en los militantes de base. «Fue una manera de evitar que se produjera su destitución desde dentro. Pero luego resulta que no respetan las decisiones de la militancia a la hora de confeccionar las listas, hay ejecutivas locales que no se reducen desde hace meses y la división territorial es evidente en lugares como Andalucía y muchos otros», explican otras fuentes.

Los sondeos recogen ya el desgaste del Gobierno y la caída de popularidad del presidente El nerviosismo se empieza a disparar porque las encuestas empiezan a reflejar el desgaste del Gobierno, a pesar de lo que dice el CIS. En la última semana se han dado a conocer datos de un sondeo de Metroscopia y otro de NC Report. En ambos, la distancia entre PSOE y PP se reduce a poco más de tres puntos (casi ocho fue el margen de la victoria socialista el 10N). La división de la derecha en tres marcas sigue repartiendo dividendos para el bloque de la izquierda, pero algunos analistas empiezan a ver claro que ese escenario no se repetirá en el medio plazo. La alianza entre Ciudadanos y el PP avanza en algunos territorios y es clave en la estrategia de Pablo Casado para conseguir ser el más votado en unos comicios. 

Núcleo duro

Las quejas de los cuadros del PSOE ya enuncian públicamente el llamado síndrome de la Moncloa. Acusan a Sánchez de consultar con un reducido grupo de asesores ajenos a la vida interna del partido y sin conexión con la militancia, por lo que apenas reciben información de las bases. Algunos hacen coincidir ese incremento de la influencia de los asesores del palacio presidencial con la caída en desgracia de Carmen Calvo y, sobre todo, con el incidente con la ministra venezolana Delcy Rodríguez en Barajas del ministro de Transportes, José Luis Ábalos, responsable de Organización del partido del puño y la rosa.

Ábalos intentó al inicio de la crisis crear un grupo de coordinación entre Ferraz y Moncloa, pero ese canal nunca funcionó y a los pocos días quedó fuera de servicio. En el caso de Carmen Calvo, su baja por el coronavirus la apartó de la primera línea y sus relaciones con algunos de los asesores más próximos a Pedro Sánchez tampoco es la mejor. En el caso de Adriana Lastra, aunque participa en los maitines, la mayoría de los diputados del grupo socialista apenas reciben información de primera mano y, casi siempre, les llega ya desactualizada. «Al final te pones a defender una cosa y a las pocas horas deciden hacer la contraria y el que queda con el culo al aire eres tú», lamenta un congresista.

A ello se une la sensación de que Pedro Sánchez privilegia la relación con Pablo Iglesias incluso a costa de sacrificar a algunos de los valores más apreciados de su gabinete. «Siempre se sale con la suya, mira lo de la renta social o lo de las salidas de los niños, y parece que seamos nosotros los que vamos a remolque», se queja otro veterano del partido.