Expulsión fulminante en «MasterChef» por un plato de perdiz muerta y sin desplumar

B. P. L.

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Javier Herraez

Los jueces eliminaron a Saray por problemas de actitud y aseguraron que seleccionarla ha sido su mayor error en ocho años

06 may 2020 . Actualizado a las 11:52 h.

Cada edición de MasterChef tiene su candidato a peor plato de la historia del concurso y este lunes el programa batió un nuevo récord en la lista de los horrores culinarios. Hace tres ediciones los jueces calificaban un manzana asada con espuma de gazpacho presentado por una concursante llamada Paloma como un «ascazo» y una «marranada». Y qué decir del popular «león come gamba» de Alberto, que provocó la expulsión más polémica y cruel del concurso.

En la noche del lunes Saray marcó un nuevo hito con otra preparación que provocó su salida fulminante del concurso de Televisión Española. La educadora social de Córdoba encadenó enfados con el jurado que la llevaron a rebelarse y a presentar encima del mostrador una perdiz muerta y sin desplumar.

En su caso no fue un accidente, ni una torpeza de principiante. Saray entró en una espiral de tensión y enfado en contra del programa y de los jueces. Al ver que tenía poco tiempo, se negó a preparar la perdiz que le había tocado y ni se molestó en intentar hacer algo presentable. En lugar de desplumarla se dedicó a peinar las plumas y a provocar al jurado. Lo que sí elaboró fue una crema de hongos y plantó encima al animal muerto y sin cocinar.

Jordi Cruz la acusó de falta de respeto al programa, a sus compañeros y a los más de 28.000 aspirantes que se quedaron fuera de las cocinas. «Entiendo que no quieras cocinar, que te rindas, lo entiendo todo, pero lo que has hecho con este producto no tiene justificación», le dijo. «Ni se te ocurra abrir la boca, porque no tienes nada que decir», la frenó cuando ella intentó explicarse. «Nos hemos equivocado terriblemente contigo y me sabe mal. Es la vez que más nos hemos equivocado en ocho años a la hora de dejar entrar a alguien por esa puerta», añadió el juez.

«Se me han quitado las ganas de todo. Viendo el bicho moribundo y viendo 20 minutos, ¿qué hago?», señaló Saray, que en el programa se vio desbordada por la presión y los nervios.

«Demuestras que no eres inteligente. Vienes aquí con la gracia que crees que tienes a hacer esta idiotez, Saray. ¿Qué necesidad?», le dijo Pepe Rodríguez.

«Desde que me disteis el delantal negro ya me bloqueé, me sentí mal, no quería seguir en este programa porque vi que mi destino estaba marcado, con el delantal negro desde primera hora», se lamentó. Jordi Cruz le dijo entonces que no merecía tener ni siquiera el delantal negro, por lo que le ordenó que se lo quitase inmediatamente y cruzase las puertas del programa sin esperar más.

Perteneciente al colectivo gitano y transexual, Saray se había convertido en un símbolo en la octava edición de MasterChef como ejemplo de superación, pero la perdiz muerta no fue el único error que cometió en el programa, donde llamó la atención por su fuerte carácter y sus enfados irrefrenables.

Para empezar tuvo que preparar un postre que le trajera recuerdos de su infancia y se puso manos a la obra con unas galletas morunas y un batido que le recordaban a un viaje con sus padres a Marruecos. Tenía 90 minutos y le sobró más de media hora, que dedicó a comerse los restos del cocinado. Cuando le aconsejaron que aprovechara mejor su tiempo, no se lo tomó muy bien y empezó a amenazar con «maldiciones gitanas». «Los jueces nunca se ríen, siempre están serios. No me gusta nada su rollo. Algún mal de ojo le he echado a alguno, que se parta un pie», dijo Saray. «Las maldiciones gitanas existen. Y cuando una mujer gitana te echa una, te cae. Pero yo no voy a echar ninguna. A no ser que se comporten malamente conmigo», siguió la educadora social, ya en un bucle que no era capaz de contener. 

Cuando llegó el momento de las valoraciones, a Saray le tocó el delantal negro de forma directa, más por su actitud que por el sabor de sus galletas. A partir de ahí la cosa no hizo más que ir a peor y Pepe Rodríguez le advirtió: «Se te va de las manos, hija. Me encanta la alegría en las cocinas, pero esto...»

En la prueba de exteriores posterior, que tuvo lugar en el set de rodaje de La casa de papel, Saray había tenido tiempo para reflexionar y pidió perdón: «Os quería perder disculpas por la otra prueba, que la lié parda y se me fue la pinci. Vi el delantal negro y me obnubilé. De verdad quiero pediros disculpas por haberos faltado al respeto». Pero su equipo fue el perdedor y no se libró de pasar a la prueba de eliminación donde se rebeló con la perdiz muerta.

Más de 2,9 millones de espectadores, un 21,8 % de la audiencia, siguieron el cuarto programa de MasterChef, que fue lo más visto del lunes.