Una familia de Avilés no puede recoger las cenizas del abuelo en Ribadeo, primera víctima del covid-19 en A Mariña

m. a. sande VIVEIRO / LA VOZ

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El fallecido era usuario de la residencia geriátrica Mirador del Eo, en la localidad ribadense

08 may 2020 . Actualizado a las 09:09 h.

Fue la primera víctima mortal del coronavirus en A Mariña lucense; se llamaba Celestino Fernández, contaba 85 años y era usuario de la residencia geriátrica Mirador del Eo, en Ribadeo. Había ingresado en el hospital de Burela por otras patologías y el 23 de marzo trascendía su muerte por el covid-19.

A diario los informes sanitarios solo recogen cifras y porcentajes de contagiados y muertos en esta pandemia para así reflejar su evolución; detrás de los datos -fríos, ya se sabe- hay personas y vidas. Emociones y sentimientos callados, difíciles de sobrellevar en unas circunstancias tan excepcionales como las que estamos viviendo en este estado de alarma. No se puede despedir a los muertos como se merecen; eso es, sin duda, lo más duro para las familias. Tiempo habrá, seguro.

Ingreso en la residencia

Esa primera víctima mortal -en A Mariña son cinco ya- tiene también su historia, aún sin final: Celestino Fernández, de origen ribadense, vivió casi toda su vida en Avilés, a donde se había trasladado para trabajar en la siderúrgica, la antigua Ensidesa, hoy Acelor-Mittal. En la última etapa de su vida ingresó en la residencia de mayores de Ribadeo tras enviudar. «Era un señor encantador, muy calladito, muy buena persona. Se le veía bastante afectado por la muerte de su esposa y también por la de su hija, pero tenía muy buen carácter, era comedido y muy educado», cuentan desde la residencia.

Como marca la normativa en esta pandemia, sus restos fueron incinerados y la urna con sus cenizas está desde el pasado 24 de marzo en un tanatorio de Ribadeo. Su única nieta, Yolanda Teijido, estudia en Madrid, aunque al principio de esta pesadilla que estamos viviendo con la pandemia se trasladó como buena parte de los universitarios españoles a su lugar de origen, Avilés. Desde allí no puede pasar a Galicia, a Ribadeo, a recoger la urna con las cenizas de su abuelo. Las restricciones con la movilidad, en este caso con los límites fronterizos, se lo impiden. Es apenas una hora de trayecto. Lo quiere y lo aprecia y se emociona al recordarlo; creció con él desde muy pequeña.

Esperará y honrará a su abuelo -tanto ella como el resto de la familia- como merece su memoria. Mientras tanto, aguardará a que se levanten los marcos territoriales. Anteayer precisamente 14 alcaldes de Galicia y Asturias remitían un escrito firmado al Gobierno solicitando que sea eliminado el límite fronterizo entre ambas comunidades: entre Vegadeo, Tapia o El Franco distan poco más de 10 kilómetros con Ribadeo.