Pedro Sánchez negocia con el PNV y Cs para aprobar un estado de alarma «distinto»

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

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El portavoz del PNV, Aitor Esteban, conversando con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en una imagen de archivo.
El portavoz del PNV, Aitor Esteban, conversando con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en una imagen de archivo. J.J. Guillén | Europa Press

Aspira a reeditar los 178 votos a favor para extender la medida hasta el fin de junio

14 may 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

«Un estado de alarma distinto, porque es muy distinta la situación». El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, mantiene su objetivo de sacar adelante una nueva prórroga de la medida excepcional que se extienda por un mes, alcanzando así el final de junio. Para garantizarse el imprescindible apoyo de Ciudadanos y del PNV, está dispuesto a rebajar considerablemente las restricciones a la población y la actividad económica y a dar más participación a las autonomías en la gestión de la crisis. El objetivo es reeditar los 178 síes de la pasada votación. Pero, vistas las posiciones de los grupos parlamentarios, tendrá que hacer un gran esfuerzo negociador hasta la votación de la próxima semana.

Final de junio, fecha clave

Fin del período de sesiones. Llegar a finales de junio es clave para el Ejecutivo, no solo porque le permite mantener el control de la gestión de la crisis hasta el final de la desescalada, sino porque es en esa fecha cuando concluirá la comisión del Congreso para la reconstrucción; cuando acaba la vigencia pactada para los ERTE, y cuando termina el período de sesiones en el Parlamento, a partir del cual solo podrá haber reuniones extraordinarias a petición del Gobierno o de la Diputación Permanente.

PP y ERC siguen en el no

«Hasta aquí hemos llegado». Sánchez constató ayer que el PP votará por primera vez en contra de la prórroga. «Hasta aquí hemos llegado», le dijo el líder del PP, Pablo Casado, que en la anterior votación se quedó en la abstención. En todo caso, los votos del PP son irrelevantes para la mayoría que busca el Gobierno, dado que su objetivo es sumar los 178 síes que consiguió en la última votación. Y tampoco parece que ERC, molesta por el diálogo de Sánchez con Cs, vaya a moverse por ahora del no.

El PNV pone condiciones

Estado de alarma «light». La negociación con el PNV es clave para el Gobierno por tratarse de un aliado estratégico. El portavoz de los nacionalistas vascos, Aitor Esteban, empezó ayer a poner sus condiciones. Exigió una reunión urgente de la comisión mixta entre el Estado y el Gobierno de Vitoria para hablar del concierto vasco y aclarar las perspectivas de financiación de la Comunidad. Además, el PNV cree que una vez controlado el riesgo de la pandemia no puede haber «restricciones en el ámbito de los derechos ni restricciones o cambios en los derechos competenciales institucionales». «Normalidad es normalidad», dijo, en referencia al término «nueva normalidad» que usa el Gobierno. El líder del PNV, Andoni Ortuzar, se refirió a la posibilidad de aplicar un «estado de alarma light». Pese a todo, si logra el apoyo de Cs, al Gobierno le bastaría la abstención del PNV y de ERC para aprobar la prórroga. E incluso con el voto en contra de ambos partidos tendría una oportunidad por la mínima si el BNG vota a favor.

Cs quiere protagonismo

«Negociar cosa por cosa». La prioridad para el Gobierno es por tanto mantener el apoyo de Ciudadanos. Su líder, Inés Arrimadas, se mostró dispuesta a negociar el nuevo decreto de alarma pero «cosa por cosa, por el interés general de los españoles». Pero será difícil que Cs apoye finalmente una prórroga de un mes, porque eso le dejaría ya sin capacidad de influencia sobre el Gobierno hasta que culmine la desescalada. Y el objetivo de Arrimadas es aprovechar cada quince días el protagonismo que la crisis le ha otorgado repentinamente.

Menos restricción a la población, cogobernanza real y reformas de las leyes ordinarias

 

G. B.

El Gobierno considera esencial mantener el estado de alarma hasta el fin de las cuatro fases previstas de desescalada para asegurarse el control de la restricción de movimientos de los ciudadanos. Pero está dispuesto a suavizarla en función de la evolución de los datos de la pandemia. Todo lo demás que implica la medida excepcional se considera negociable. Con tal de lograr su objetivo, el Ejecutivo se plantea por tanto aplicar un estado de alarma basado en dos cuestiones esenciales: menos restricciones a la libertad de movimientos y mantenimiento de los límites a la circulación interprovincial, con el País Vasco como única excepción, y otorgar mayor protagonismo a las comunidades en la gestión de la crisis con una cogobernanza real. Pero no solo eso. De cara a la posibilidad de que la pandemia se extendiera más allá de julio, Sánchez negocia reformar las leyes vigentes en materia de Salud para que, en caso de que se produjeran rebrotes, no sea necesario recurrir de nuevo al estado de alarma y se pueda garantizar el control de la población sin acudir a medidas excepcionales. La idea del Gobierno es que, fijando ahora el objetivo máximo del estado de alarma hasta el 22 de junio, se transmite un mensaje positivo y psicológicamente esperanzador para la población, que puede ver una fecha como punto final a los sacrificios y la privación de sus libertades personales con la perspectiva de poder disfrutar del verano.