La ganadería genera el 8 % de los gases contaminantes, una nimiedad frente al 75 % que produce la energía

f. fernández REDACCIÓN / LA VOZ

ACTUALIDAD

BASILIO BELLO

Un estudio constata que España ha reducido un 25 % sus vertidos a la atmósfera de este tipo de productos

15 may 2020 . Actualizado a las 10:22 h.

La consultora internacional de medio ambiente Liken Carbon Hub ha elaborado un minucioso estudio sobre la evolución de las emisiones de gases de efecto invernadero en España entre el 2005 y el 2018, que acaba de publicar la Fundación Naturgy. La principal conclusión, que el país ha reducido un 25 % sus vertidos a la atmósfera de ese tipo de productos. Los sectores que más contribuyeron a esa polución fueron el de la energía (que incluye el transporte) -del que procedieron el 75 %-; la agricultura y la ganadería, con el 12 %; procesos industriales, el 8 %; y residuos, el 4 %. Aunque todos redujeron sus cifras con respecto al 2005. El que más, el de la energía, con un 26 % de caída. Agricultura y ganadería, un 2 %. Con respecto a este último sector, que no está sujeto al comercio de derechos de emisión -o sea, no tiene que comprarlos a cambio de producir, como sí la generación de electricidad, por ejemplo-, el estudio destaca que de la ganadería proceden el 8 % del total nacional, frente al 4 % de las prácticas agrícolas.

Digestión y estiércol

El gas de efecto invernadero que emiten los animales es fundamentalmente el metano, generado por la descomposición de material orgánico producido tanto en la digestión como en la gestión del estiércol. En comparación con el 2005, la ganadería generó en el 2018 un 6,4 % menos de él.

La consultora entra en detalle incluso sobre las especies más emisoras de la cabaña ganadera. El ganado vacuno no lechero es el principal, aunque, en general, todos los rumiantes presentan mayores tasas de generación de metano, sobre todo por la fermentación entérica que realizan de la comida en sus estómagos. En las aves, en cambio, la liberación de este gas es prácticamente despreciable, resaltan los autores, Luis Robles y José Antonio Gesto.

También subrayan que los animales monogástricos, como el cerdo blanco, tienen una contribución muy alejada de los rumiantes, ya que la densidad microbiana en el estómago y el intestino delgado de estos animales es limitada, a lo que habría que añadir una producción altamente intensiva y tecnificada, con dietas especialmente diseñadas y ajustadas al máximo.

En cambio, el ganado porcino es el rey fabricando (sin querer) metano procedente de la gestión del estiércol. También lo es, pero bastante alejado del anterior, el vacuno.

Las emisiones procedentes de las prácticas agrícolas se producen en el cultivo de arroz (metano); por el nitrógeno que se aplica al suelo y que emite óxido nitroso por vía directa e indirecta (por deposición y lixiviación o escurrimiento); quema de residuos agrícolas; aplicación de carbonatos de calcio y magnesio para corregir la acidez del suelo; de urea y otros fertilizantes que contienen carbono.

El imbatible uso de combustibles

Sin embargo, como ya se apuntó, el sector de la energía (por el uso de combustibles) es imbatible en cuanto a su contribución al efecto invernadero, con el 75 % de las emisiones de gases que causan ese proceso favorecedor del cambio climático. Dentro de ese segmento, resaltan las de la producción de electricidad, la industria y el transporte. Las primeras se han reducido a la mitad desde el 2005, principalmente por la penetración de las renovables y la participación del gas natural.

De ahí que en el 2018 la actividad de producción representase un 17,8 % del total de las emisiones, frente al 27 % que supuso el transporte, después de iniciar una senda de ascenso en los últimos años, destaca el estudio. Por su parte, la industria causó el 22 % de las emisiones totales y el ámbito residencial-comercial, el 9 %.