La clave de la pérdida de olfato por el covid está en el cerebro

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Imágenes obtenidas por resonancia magnética en las que los especialistas señalan alteraciones en la zona del cerebro asociada a la percepción del olfato
Imágenes obtenidas por resonancia magnética en las que los especialistas señalan alteraciones en la zona del cerebro asociada a la percepción del olfato JAMA

Un estudio asegura que se debe a una alteración cerebral y no a la congestión nasal de los enfermos

08 jun 2020 . Actualizado a las 11:49 h.

Un artículo publicado en la revista JAMA  (Journal of the American Medical Association) por el neurorradiólogo italiano Letterio S. Politi aporta por primera vez indicios sólidos de que una alteración cerebral generada por el covid-19 estaría detrás de la anosmia (pérdida de olfato) que sufren más de la mitad de los pacientes de coronavirus. En su trabajo, el especialista compara imágenes obtenidas con resonancia magnética de una mujer con covid-19 y anosmia en las que se aprecian cambios en la zona del cerebro vinculada al olfato con resonancias tomadas posteriormente en las que estas alteraciones ya no se perciben y que coinciden con la mejoría de la paciente y la recuperación de las sensaciones olfativas.

La neurocientífica gallega Susana Martínez-Conde, profesora de la Universidad del Estado de Nueva York y directora del Laboratorio de Neurociencia Integrativa del Centro Médico Downstate, subraya que el estudio corrobora en un principio la idea que ya barajaban los neurocientíficos de que la pérdida de olfato no se debía a causas periféricas, como la congestión nasal que padecen, por ejemplo, los enfermos de gripe, sino a una variación en la zona del cerebro encargada de la recepción de los estímulos olfativos. «Es una alteración de la percepción y, como tal, tiene que tener una base cerebral. Siempre que existe un síntoma perceptual tiene que haber una alteración en el cerebro», detalla.

Cambios en el bulbo olfativo

«Lo que muestra ahora el trabajo es que en una primera resonancia se aprecia una alteración significativa del bulbo olfativo. El hecho de que no se haya podido detectar en otros pacientes no significa que no esté ahí, sino que tal vez la resonancia no se hizo en el momento preciso, que la resolución no era lo suficientemente elevada como para detectarla o incluso que en diferentes pacientes estas variaciones se dan con mayor o menor intensidad», añade esta especialista en percepción.

«Ahora estamos todavía en una fase en la que vamos conociendo muchos aspectos relativos al coronavirus, pero quedan muchas preguntas por contestar, y con estos trabajos se van encajando las piezas del rompecabezas poco a poco», aclara Martínez-Conde, antes de subrayar que es «demasiado pronto» para decantarse por alguna de las diferentes hipótesis sobre cómo puede alcanzar este virus el cerebro.

José María Prieto, jefe del servicio de Neurología del CHUS, subraya que se trata de «un artículo excepcional que analiza un caso excepcional». Prieto recalca que lo habitual en los pacientes de covid-19 es que la enfermedad no provoque anosmia por un daño en el nervio, sino por afectar a una de las capas de la mucosa olfativa. «Lo interesante del caso reflejado en el trabajo es que aquí si se produce una alteración en la cintilla olfativa, pero que por afectar solo a la membrana, y, no al nervio mismo, es reversible, como se ha visto con esta paciente que recuperó el olfato. Si estuviese dañado el nervio, la pérdida sería definitiva», añade el neurólogo.

Juan Carlos Vázquez Barro, jefe del servicio de Otorrinolaringología del Chuac, también se muestra prudente al calibrar el resultado de esta investigación. «Desde el inicio de la pandemia se observó que un cierto porcentaje de pacientes presentaban disfunción olfativa o incluso pérdida total de olfato (anosmia) y lo que se intentó ver es si tenía una causa periférica, por estar alterada la mucosa olfatoria, o central, es decir, si estaban alteradas las áreas cerebrales asociadas al olfato», apunta.

«No está claro el mecanismo de la anosmia. En algunos casos puede ser periférico y similar al de otros virus respiratorios (rinovirus), pero en la actualidad la investigación se está centrando en un mecanismo central. A este respecto, se ha informado, en algunos casos y mediante pruebas de imagen, de la afectación de los bulbos olfatorios u otras áreas cerebrales con las que estos establecen conexiones. Se están intentando identificar las células con las que la proteína S del virus conecta con el receptor ECA2 e inicia la vía que concluirá con la afectación del sistema nervioso central que provocará la anosmia ‘central’. Se han elaborado hipótesis de la vía por la que el coronavirus llegaría al sistema nervioso central, como es la que sigue la vía vascular desde el área olfatoria, o la nerviosa retrógrada desde las células intestinales. Pero se necesitan nuevos estudios que identifiquen estas vías y confirmen la hipótesis central de la anosmia en covid», detalla Vázquez Barro.

Respecto a las primeras conclusiones relativas a la anosmia, el jefe de Otorrinolaringología del Chuac destaca que entre un 50 y un 55% de los pacientes de coronavirus la sufren, que afecta más a hombres que a mujeres y que la duración habitual de este síntoma es de quince días, aunque hay algunos casos en los que persiste y hay que tratarla con rehabilitación olfatoria.