El caso Marlaska: Una turbulenta remodelación en el instituto armado

Agencias MADRID

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Llueve sobre mojado en las relaciones del ministro del Interior con la Guardia Civil, «un matrimonio mal avenido» en el que no han faltado «broncas»

02 jun 2020 . Actualizado a las 19:46 h.

Llueve sobre mojado en las relaciones del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, con la Guardia Civil, «un matrimonio mal avenido» en el que no han faltado «broncas» casi desde el inicio del mandato del jefe del departamento.

El cese de Diego Pérez de los Cobos, seguido de la renuncia del número dos del cuerpo, el director adjunto operativo (DAO), Laurentino Ceña, y el relevo del número 3 del instituto armado, Fernando Santafé, soliviantaron a mandos y asociaciones del cuerpo, que no han dudado en denunciar, en público y en privado, el intento de injerencia del Ministerio del Interior desde prácticamente el primer minuto de la entrada del nuevo titular hace casi dos años.

No empezó con buen pie Marlaska en el instituto armado, a cuyos mandos les molestó que el puesto de jefe del Gabinete de Coordinación y Estudios recayera en un policía, el comisario José Antonio Rodríguez, cuando en años anteriores ostentaba este puesto un guardia civil.

Fue una de las primeras gotas que cayeron en el vaso, que ya empezó a llenarse cuando Marlaska cesó al coronel jefe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, Manuel Sánchez Corbí, a quien unía una estrecha relación cuando ambos coincidieron en varias operaciones contra ETA.

Corbí no había informado previamente del correo electrónico que envió a las distintas unidades en el que informaba de que se había agotado la caja de fondos reservados de la UCO, por lo que se suspendían las actividades vinculadas con esa partida. Su cese fue fulminante.

Corbí, otro caso pendiente

Se trataba de uno de los hombres fuertes de la Guardia Civil, con una trayectoria en la lucha contra ETA e importantes éxitos en la UCO, la unidad de élite de la investigación en el cuerpo.

No sentó bien este cese, que Corbí recurrió y en el que muchos vieron una política «novedosa» de los responsables de Interior de «inmiscuirse» en una estructura tan militar y jerarquizada como la de la Guardia Civil en la que los ascensos no son «políticos», según señalaron a Efe fuentes del cuerpo.

Alguna gota más ha caído en el vaso. Tampoco le gustó al ministro que no hubiera sido informado de la envergadura de la operación que la Guardia Civil llevó a cabo contra miembros de los Comités de Defensa de la República (CDR). Según trascendió, los servicios de Información se llevaron un buena regañina del ministro, disgustado también por la intervención del jefe del cuerpo en Cataluña, Pedro Garrido, quien en un acto de la festividad del instituto armado manifestó que combatiría «sin tregua ni pena» a los que «recorran el camino a la independencia siguiendo la senda del terror».

Marlaska ha tenido a gala la buena coordinación y colaboración entre las fuerzas de seguridad del Estado y los Mossos, incluso en las protestas contra la sentencia del procés, y no ha querido que nadie las empañe.

Agrupaciones de la Guardia Civil se muestran «estupefactas y descolocadas» 

«Estupefactos y descolocados». Así están en la Unión de Oficiales, donde piden la «comparecencia urgente» del ministro y la directora general de la guardia Civil para que «den explicaciones oportunas ante las distintas versiones que circulan cada día y asuman las responsabilidades que ello conlleve».

Desde Jucil solicitan igualmente la comparecencia de Marlaska y de la directora del cuerpo, María Gámez, «para que den explicaciones de la posible injerencia del Ministerio del Interior en las funciones que legalmente tienen asignadas la Guardia Civil», recoge Efe.