El inminente fin del estado de alarma no frena la bronca política

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

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Pedro Sánchez, este jueves, durante la sesión de control al Gobierno en el Congreso
Pedro Sánchez, este jueves, durante la sesión de control al Gobierno en el Congreso Luis DíazPool

Sánchez acusa al PP de usar el virus para «derrocar al Gobierno» y Casado le culpa de «sembrar el veneno de la confrontación»

11 jun 2020 . Actualizado a las 08:44 h.

El inminente fin del estado de alarma no ha servido para rebajar la bronca política en el Congreso. Al contrario, ha elevado la tensión. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder del PP, Pablo Casado, protagonizaron este miércoles una sesión de alto voltaje en el Parlamento en la que se lanzaron duras acusaciones y se culparon mutuamente de la crispación y la falta de consenso. El líder socialista acusó a los populares de utilizar la pandemia del coronavirus para «derrocar al Gobierno», mientras que el presidente del PP culpó al jefe del Ejecutivo de ser quien «esparce el veneno de la confrontación».

«Si opta por la unidad, aquí está el Gobierno. Si continúa por la bronca, ahí está la ultraderecha», le dijo Sánchez a Casado, situando a los populares en la tesitura de escoger entre apoyar al Ejecutivo o seguir la estrategia de Vox. El líder popular acusó al jefe del Gobierno de haber despreciado todas sus ofertas de pacto para consensuar el camino de la reconstrucción pese a que votaron las prórrogas del estado de alarma «sin pedir nada a cambio». «Si no valora estas propuestas, queda claro que son ustedes y sus socios los que esparcen el veneno de la confrontación», advirtió, añadiendo que el PP ha dejado «el antídoto», por lo que «la pelota están en su tejado».

Elegir entre bronca o unidad

Pero Casado lanzó también una catarata de reproches a Sánchez, que fueron desde la «ocultación» de las alertas por el riesgo de contagios, pasando por la «incompetencia» en el acopio de mascarillas, los «test falsos», el «abuso» del estado de alarma, el haber controlado las redes y el hacer «oposición a la oposición». Y concluyó diciendo que la gestión del Gobierno en la crisis del covid-19 se resume en que España tiene la peor cifra de muertos por habitante y la peor gestión económica de Europa. «¿Cree que así salimos más fuertes?», preguntó a Sánchez.

En su respuesta, el presidente del Gobierno se apartó de su declarada intención de no entrar en confrontación política en lo que afecta la pandemia y acusó a Casado de haber formado un «frente» con la ultraderecha y usar el virus para «derrocar» a un Gobierno «legítimo y democráticamente votado por los ciudadanos». Pero le advirtió de que ha fracasado en su objetivo porque el Ejecutivo «está en pie, gobierna y legisla. ¿Va a perseverar en la provocación y en la bronca o va a retomar el camino de la unidad que es lo que demandan los ciudadanos a los políticos?», preguntó Sánchez.

Cs habla de «guerracivilismo»

La sesión sirvió también para comprobar el intento de Ciudadanos de aprovechar su giro político al abrirse a los acuerdos con el Gobierno para erigirse en árbitro del Congreso. Su portavoz, Edmundo Bal, instó a Sánchez a moderar el tono de los miembros de su Gobierno, incidiendo en la responsabilidad del vicepresidente segundo, Pablo Iglesias en el «guerracivilismo, la bronca y la guerra de trincheras». «Su Gobierno va desbandado. Acusa de golpistas a un grupo parlamentario, dice que una comunidad se comporta de forma criminal», le dijo, recordando también «la que ha liado Marlaska en la Guardia Civil». Sánchez, aquí sí, eludió la confrontación y aseguró que hará «todo lo posible y más» para conseguir un clima de entendimiento político.

Una sesión con el hemiciclo más lleno y dos invitaciones a «tomar café»

Ni siquiera la presencia de un mayor número de escaños ocupados puso de acuerdo a los diputados. Aunque la vicepresidenta Carmen Calvo expresó su «alegría» por este hecho, el diputado del PSOE Rafael Simancas reprochó al PP haberse saltado las medidas de distancia miento por llevar a «más del 50% de sus diputados». Lo que sí dejó la sesión es la novedad de que tanto Calvo como Pablo Iglesias invitaran respectivamente a los populares Cayetana Álvarez de Toledo y Teodoro García-Egea a tomarse «un café» para debatir con tranquilidad. Antes de esa invitación, Álvarez de Toledo había acusado a Calvo de «extender el bulo» de que el PP está implicado en un intento de golpe de Estado para tapar una «letal gestión» del Gobierno que ha costado «miles de vidas».