Madrid, el otro tablero donde también se juegan las autonómicas

Francisco Balado Fontenla
fran balado MADRID / LA VOZ

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Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijoo
Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijoo SMARISCAL

Las elecciones gallegas tendrá efectos colaterales en la política estatal

11 jul 2020 . Actualizado a las 15:42 h.

El partido del 12J se juega en Galicia, pero eso no quita que en Madrid también haya mucho en juego. Especialmente para los dos partidos sobre los que se sostiene la coalición del Gobierno, PSOE y Podemos, pero también para la principal fuerza en la oposición, el PP.

PSOE

Sin factura para Sánchez. Las encuestas no auguran nada bueno para el PSdeG. Ni siquiera la ruptura y el desplome de En Marea y el viento a favor que sopla desde Moncloa garantizan la segunda plaza. Pero en el PSOE no existe debate interno. Ni el peor de los resultados en Galicia pasarán factura a Sánchez a nivel interno, que seguirá siendo indiscutible. Otra cosa distinta es la interpretación que puedan hacer de las gallegas. En Ferraz son conscientes de que Feijoo ganará un buen saco de papeletas de electores que en los procesos estatales votan socialismo.

PP

Un trampolín a Moncloa. Es probable que el líder nacional que más se juegue en estas elecciones sea el del PP, Pablo Casado. El ministro de Transportes, José Luis Ábalos, venía a decir en una entrevista concedida recientemente a La Voz que, si perdía el PP, malo para Casado, pero que si Feijoo revalidaba su mayoría, también malo para Casado, porque se reforzaba una figura dentro del partido que tiene un mensaje independiente al de la dirección nacional. En Génova tienen otra lectura: el sucesor de Rajoy trataría de incorporar un nuevo trofeo a su vitrina para empezar su remontada nacional.

PODEMOS

Batacazo, pero control de Iglesias en Galicia. Desde la vicepresidencia del Gobierno afirman a La Voz que les duele perder a Gómez-Reino en Madrid, pero argumentan que a Iglesias no le quedaba otra que enviar a Galicia a uno de sus hombres de confianza para intentar controlar un terreno complicado, en el que cada sigla del conglomerado reclama su cuota de poder. El control de Iglesias en Podemos también es absoluto, aún mayor al que ejerce Sánchez en el PSOE, por lo que tampoco nadie exigirá al secretario general una rendición de cuentas.