Los líderes europeos apelan a un acuerdo urgente, pero advierten que aún está lejos

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Holanda exige que los países del sur concreten las reformas y Austria pide rebajar el volumen de las ayudas

17 jul 2020 . Actualizado a las 14:22 h.

Los líderes de la Unión Europea están ya reunidos en Bruselas para intentar acordar el marco del presupuesto comunitario para el período 2021-2027 y el fondo de reconstrucción para impulsar la economía tras la pandemia. Una cumbre que se inicia con posiciones muy divididas y la exigencia de fuertes condiciones a los países del sur por parte de Holanda y otros Estados miembros denominados «frugales», como Austria, Suecia o Dinamarca.

El primer ministro holandés, el liberal Mark Rutte, aseguró a su llegada a la cumbre que no es «optimista» sobre la posibilidad de llegar a un acuerdo este fin de semana (está previsto que la reunión se prolongue hasta el sábado) e instó a los países del sur, como España e Italia, a «concretar las reformas» como condición para negociar y respaldar un fondo de reconstrucción pospandemia basado en «subvenciones», esto es, en inyecciones de capital a fondo perdido.

Otro líder de los «frugales», el canciller austríaco, el conservador Sebastian Kurz, se mostró en cambio «muy optimista» sobre las perspectivas de un acuerdo, pero matizando que «si no en esta cumbre en la próxima», apuntando a una posible nueva reunión en dos semanas, ya que no ve «insuperables» las diferencias que persisten.

En cuanto al fondo de reconstrucción, Kurz dijo que Austria desea «redimensionar» el volumen de las ayudas (la propuesta de partida elaborada por la Comisión Europea lo establece en 750.000 millones de euros) sobre todo en el ámbito de las transferencias directas no reembolsables, que por el momento se cifran en 500.000 millones de euros.

Por su parte, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, advirtió de que todos los líderes europeos están «obligados» a llegar a un acuerdo. El Ejecutivo defiende que las ayudas se repartan sobre todo en forma de subvenciones directas y no quiere duras condiciones ni vetos por parte de otros Estados miembros.

Desde el eje franco-alemán, impulsor del fondo de reconstrucción, el presidente francés, Emmanuel Macron subrayó que «el proyecto europeo está en juego para muchos» y destacó que la crisis causada por el coronavirus «requiere mucha más solidaridad y ambición». Mientras, la canciller alemana, Angela Merkel, enfrió las expectativas, al asegurar que «venimos a las negociaciones con mucho ímpetu, pero debo decir que las diferencias siguen siendo muy grandes y no puedo predecir si esta vez tendremos un resultado».

Desde el llamado grupo de VIsegrado, de antiguas repúblicas soviéticas, el primer ministro checo, Andrej Babis, lamentó los criterios fijados para el reparto del fondo, como el del nivel de empleo en el período 2015-2019, al entender que «no tiene nada que ver con la pandemia», por lo que pidió que se base en el PIB. Reclamó, además, que se tenga en cuenta la inversión en «industrias tradicionales» como la del automóvil.

En cambio, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, pidió que la UE aproveche la oportunidad que representa el fondo y fortalezca sus planes de pacto verde y digitalización.