Maduro intenta llevar su control político al fútbol, pero puede derivar en una salida de la FIFA

Pedro García Otero CARACAS / CORRESPONSAL

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Nicolás Maduro, en una comparecencia en el palacio de Miraflores
Nicolás Maduro, en una comparecencia en el palacio de Miraflores Marcelo GarciaPrensa Miraflores

La detención del jefe de la federación desnuda las luchas en el ente

22 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El presidente de la Federación Venezolana de Fútbol (FVF), Jesús Berardinelli, fue detenido el lunes por la supuesta comisión de los delitos de falsificación de documentos, corrupción y simulación de hecho punible.

Nada extraño en una de las federaciones más turbias de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol). Menos aún si se tiene en cuenta que el expresidente de la FVF, el canario Rafael Esquivel, murió en libertad condicional, poco después de ser condenado por corrupción en Estados Unidos. Pero en Venezuela se teme que la detención de Berardinelli, más que con un afán de justicia, tenga que ver con el deseo del régimen de Nicolás Maduro de echar mano a un negocio que desde hace años viene intentando manejar: el de las federaciones deportivas.

La consecuencia de la detención de Berardinelli puede ser, según se teme en Caracas, la suspensión de la FVF de la FIFA, y que la Vinotinto, la selección nacional de fútbol, sea incapacitada para competir en Catar 2022, justo el torneo al que, según la justicia de EE.UU., Esquivel le vendió el voto.

A Berardinelli se le «cobra», según gente que conoce del tema, que haya intentado separar de su cargo a Pedro Infante, el primer vicepresidente de la Federación Venezolana de Fútbol, el ministro de la Juventud, muy cercano a Maduro. Y aunque la FIFA nunca ha permitido que cargos activos de Gobiernos formen parte de las federaciones, en Venezuela, en el 2015, con Esquivel ya preso en EE.UU., su sucesor, y eterno vicepresidente de la FVF, Laureano González (quien, como Esquivel, nació en las Canarias), modificó los estatutos de la federación para que Infante pudiera participar como primer vicepresidente.

El control de un espectáculo

Poco a poco, como al resto del país, el chavismo va controlando el fútbol. Varios destacados chavistas son dueños de equipos: Tareck El Aissami, solicitado por EE.UU., fue presidente del Aragua FC, y se dio el gusto de ser jugador; Adelis Chávez, hermano de Hugo Chávez, es el propietario del Zamora FC, uno de los equipos con más éxito local e internacional en la última década. «Un 80 % de los equipos están en manos de enchufados», señala un periodista que cubre la liga local.

Aunque el fútbol venezolano es un espectáculo ruinoso, de estadios vacíos, la FIFA ha apoyado el desarrollo del deporte en el país. El control de la FVF le daría al chavismo acceso a la influencia y poder de la FIFA. Sin embargo, Berardinelli, «aprovechando» el retiro de González en enero (por una supuesta enfermedad cardíaca, aunque bajo mucha presión por denuncias de corrupción), tomó el control de la FVF y en marzo volvió a cambiar los estatutos, a solicitud de la FIFA, para volver a impedir a funcionarios activos del Gobierno venezolano ser parte de la federación.

La Contraloría General de la República (especie de Tribunal de Cuentas) inició una investigación sobre Berardinelli, quien a su vez solicitó «protección» a la FIFA. Este fin de semana, la controlaría, controlada por Maduro, solicitó su detención. Primas no pagadas, compras de dólares, blindajes de coches particulares pagados por la FVF y malversación figuran en el expediente contra él. Ahora, la FVF, acéfala, podría ver cómo la FIFA la interviene. Falta ver qué camino tomará el régimen de Maduro, que ha iniciado, como dice el abogado Antonio González, procesos de control similares en varias federaciones e, incluso, en el Comité Olímpico Venezolano.