Una madre no puede desheredar a sus hijos por no acudir al entierro de su padre

Sara Cabrero
S. Cabrero REDACCIÓN / LA VOZ

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Solo se puede privar del legado a los vástagos por conflicto grave

23 jul 2020 . Actualizado a las 12:40 h.

El derecho de un hijo a recibir una parte de la herencia de sus padres -lo que se conoce como la legítima- cuenta con algunas excepciones. El que exista un maltrato físico por parte de los vástagos o que estos hayan privado a sus padres de necesidades básicas como el alimento son razones más que suficientes, al menos a ojos de la Justicia, para dejar sin dinero ni bienes a los descendientes.

Y no hace falta llegar a tanto. Porque algunos jueces incluso admiten el maltrato psicológico como causa para desheredar. Eso sí, en este último caso, hay que demostrar los hechos. Y precisamente este ha sido el escollo que se topó una madre que tenía la firme decisión de dejar a sus tres hija sin un duro. La Audiencia Provincial de Castellón, a la que recurrió una de ellas, revocó la decisión de la mujer de desheredar a su descendencia por insultarla, abandonar el hogar familiar y, sobre todo, por no acudir al entierro de su padre. La sentencia es clara. Recoge que todas estas circunstancias muestran claramente un conflicto familiar «no exento de cierto enconamiento». Pero no es suficiente. Porque no tienen la gravedad necesaria para ser considerados como un maltrato psíquico continuado.

El conflicto familiar venía de muy atrás. La madre llegó a firmar hasta cuatro testamentos diferentes. El último, fechado en el 2008, recogía su expreso deseo de apartar de la herencia a sus tres hijas. Entre las razones que aportaba para su decisión se citaba que sus descendientes la habían «maltratado de obra o injuriado de palabra gravemente». Años después, cuando la mujer falleció, una de las hijas decidió acudir a la Justicia para impugnar el testamento. Y arrancó un turbulento proceso.

En el juicio, los herederos que había escogido la fallecida pusieron de manifiesto algunas escenas en las que se habían registrado «muchos insultos» e incluso «algunos empujones». Y otro de los testigos relató que la demandante había abandonado el hogar familiar tras haber mantenido una fuerte pelea con su padre -que de hecho acabó derivando en un procedimiento penal-. Tal fue el desencuentro que cuando el progenitor falleció, la hija decidió no acudir al entierro a pesar de las peticiones de la madre. Alegaron entonces los testigos que todo esto acabó provocando en la madre una angustia tan grande que decidió desheredar a sus hijas.

Dice ahora el tribunal que no se puede constatar que todo esto formara parte de una agresión como tal.