¿Por qué España es el país europeo que peor gestiona la pandemia?

gabriela consuegra / m. F. REDACCIÓN / LA VOZ

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Sanitarios con un paciente en Madrid
Sanitarios con un paciente en Madrid JUAN MEDINA

El comportamiento individual y las desigualdades sociales podrían ser la clave

15 ago 2020 . Actualizado a las 17:51 h.

Con una incidencia acumulada de 110.6 casos positivos de covid-19 por cada 100.000 habitantes, España multiplica casi por once los resultados de Italia, por cinco los del Reino Unido y por cuatro los de Portugal. En febrero nadie podía anticipar que la gestión nacional de la pandemia sería noticia por conseguir los peores resultados de Europa y, sin embargo, aquí estamos, en el que tal vez sea el inicio de una segunda ola inminente. ¿Cómo se explica? Cuatro expertos españoles han compartido sus observaciones con La Voz: Carme Borrell, experta en salud pública de la Agencia de Salud Pública de Cataluña, Amós García Rojas, jefe de Epidemiología y Prevención de la dirección general de Salud Pública del Gobierno de Canarias, Juan Jesús Gestal Otero, profesor emérito de Medicina Preventiva y Salud Pública y Francisco Caamaño, Profesor Titular de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidade de Santiago de Compostela. 

Sistema de Salud, vigilancia epidemiológica y rastreadores

«Este país ha sufrido recortes importantes. Pero la medicina preventiva tiene el presupuesto más bajo de todos. Representamos menos del 2% de todo el gasto en salud. Nuestros servicios no estaban preparados para un tsunami de estas características, ni lo estaba el sistema nacional de salud (SNS) en general», explica la experta catalana. Es enfática: «Por eso, los servicios de vigilancia epidemiológica, los rastreadores y el control de brotes en nuestro país han flaqueado».

En opinión del doctor García Rojas, «es clave potenciar el sistema sanitario y potenciar la red de rastreadores. Es lo que posibilita actuar de manera inmediata ante un caso confirmado sospechoso que se notifique y evitar la aparición de casos secundarios».

«Nuestro SNS, que considerábamos de los mejores del mundo, se vio desbordado, incapaz de atender la enorme demanda que sufrió. Las residencias de ancianos tampoco estaban preparadas. No había equipos de protección personal para los sanitarios y se infectaron más de 52.000. De ahí la importancia de llevar a cabo una evaluación para entender lo ocurrido en la primera ola de la pandemia y para no repetir los mismos errores», declara, el experto gallego Juan Gestal.

Descoordinación de autoridades y claridad de los protocolos

La doctora Borrel considera que la existencia de más de 30 protocolos distintos desde el inicio de la pandemia ha podido entorpecer su aplicación porque ha generado confusión en los profesionales así como en la población.

Con respecto a las medidas adoptadas por España, el doctor Caamaño considera que «son homologables ás que pode haber en outro país. Outra cuestión é se o cumprimento pode verse dificultado por problemas da estrutura». En opinión de García Rojas, «desde que cesó el estado de alarma el perfil de coordinación ya no es tan potente como antes. Me parece que sería bastante razonable que exista un perfil de coordinación entre todas las comunidades a través del Ministerio».

A juicio de la experta catalana, «no favorece en nada que se haya mezclado tanto la política. A nivel técnico ha existido más coordinación, pero a nivel político no tanta. Lo hemos visto todos». 

Pobreza y hacinamiento

Es un punto clave en el que coinciden todos los especialistas consultados. «El principal problema que tenemos en nuestro país desde hace muchos años es la pobreza», recalca el doctor García Rojas. Lo respalda el indicador europeo Arope, de pobreza y exclusión social, que situaba a España como el séptimo país con más pobreza de la Unión Europea, solo detrás de Bulgaria, Rumanía, Grecia, Lituania, Italia y Letonia. «Esto posibilita que una patología transmisible se pueda expandir más fácilmente», puntualiza el experto canario.

«A medida que disminuye el nivel socioeconómico, aumenta la incidencia de infección», confirma Borrel, basándose en los datos que recopila Barcelona, en los que, a diferencia de España, incluye esta variable. «No es lo mismo hacer una cuarentena en una vivienda amplia que en cuarenta metros cuadrados», indica la doctora. «Pero, aunque es un factor importante, no me atrevería a decir que la pobreza explica que España tenga tasas de rebrotes más altas que Italia, Portugal y Grecia. Básicamente porque no somos tan distintos», reflexiona. 

Sectores laborales y contratos temporales

La pobreza y la precariedad laboral van de la mano, lo explica el profesor Caamaño: «Falamos de persoas que traballan moitas veces de forma intensiva e en condicións complicadas. Iso tende a incrementar a posibilidade de contaxio. No se relaciona tanto co sector, senón cos niveis socioeconómicos desfavorecidos».

«Somos de los países de Europa con más contratos temporales. Esto implica que si dejas de trabajar, hay un riesgo alto de que te despidan. Entonces, si eres un contacto, pero no tienes síntomas, es muy difícil que te animes a hacerte una PCR porque si te sale positiva, no te puedes permitir el lujo de hacer una cuarentena», enfatiza la experta catalana. 

Disposición al contacto

La prevención del coronavirus gira en torno a una medida fundamental: el distanciamiento social. Sin embargo, la sociedad española, que no ha podido controlar los contagios desde que se puso fin al confinamiento. En ese sentido, Caamaño apunta que «somos unha sociedade más expansiva que, por exemplo, as sociedades nórdicas. Nos relacionamos máis», y menciona un dato indispensable para comprender lo que acontece: «O número de bares que temos, os lugares de encontro, os restaurantes, etc. é proporcionalmente moi superior ao de outros países».

El doctor Gestal, complementa la intervención tirando de un hilo que le da sentido a todo: «El comportamiento de algunos grupos de población, seguramente minoritarios, o eso quiero pensar, es en gran medida responsable de muchos de los rebrotes asociados con el ocio nocturno, los botellones y las fiestas». Y lo cierto es que las cifras reafirman lo que tanto se ha advertido: el contagio entre los jóvenes no hace más que aumentar. El último informe del Instituto de Salud Carlos III muestra que este grupo acumula la mayor incidencia de la infección con 79,3 contagios por cada 100.000 habitantes. Asimismo, según el estudio, el 30 % de los contagios que se producen en España tienen un origen domiciliario. O lo que es lo mismo, que llevamos el virus a casa.

Sin embargo, el especialista García Rojas matiza el tema: «No debemos criminalizar a la juventud en su conjunto. Hay jóvenes que han desempeñado un papel clave a través del trabajo que realizan en organizaciones no gubernamentales, por ejemplo. Es, por tanto, un problema de ciertos individuos», recuerda.