Amy Coney Barrett, un nuevo icono para la América ultraconservadora

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La jueza federal Amy Coney Barrett
La jueza federal Amy Coney Barrett MATT CASHORENOTRE DAME

Trump propone a esta jueza federal, de fuertes convicciones católicas, para sustituir a Ginsburg en el Tribunal Supremo

27 sep 2020 . Actualizado a las 10:29 h.

Icono por icono. Si la recientemente fallecida jueza Ruth Bader Ginsburg se convirtió en un símbolo del progresismo y el feminismo norteamericano, su sustituta en el Tribunal Supremo de Estados Unidos tiene todo a su favor para transformarse en un emblema de la América ultraconservadora que promueve Donald Trump.

Amy Coney Barrett (Nueva Orleáns, 1972) es una abogada, jurista y profesora universitaria que actualmente ejerce como jueza federal en el Tribunal de Apelaciones del séptimo circuito, con sede en Chicago, puesto para el que fue propuesta en el 2017 por el propio Donald Trump.

Criada en Metairie, un suburbio de Nueva Orleáns, en el seno de una familia católica, Barrett es la mayor de siete hermanos. Estudió Derecho, gracias a una beca, en la prestigiosa universidad de Notre Dame, de la que posteriormente ha sido profesora.

Interrogatorio en el Senado

De convicciones profundamente religiosas y conservadoras, la postura de Barrett contra el aborto es uno de los aspectos que más polémica ha desatado desde que su nombre apareció en las quinielas para sustituir a Ginsburg en el Supremo. Ya cuando fue designada para el tribunal de apelaciones, diversos colectivos homosexuales pidieron que la Cámara Alta rechazase su nombramiento y, como paso previo a su designación, fue sometida a un duro interrogatorio en el Senado por parte de la bancada demócrata. La senadora Dianne Feinstein quiso subrayar entonces las contradicciones en las que podía incurrir al haber propuesto en el pasado que los jueces católicos se abstuviesen de participar en las vistas sobre la pena de muerte, a la que también se opone por sus creencias. «Mi afiliación personal a la Iglesia o mi creencia religiosa no afectaría el desempeño de mis deberes como jueza», zanjó entonces el debate Barrett, que fue confirmada en el cargo por 55 votos contra 43 en el comité judicial del Senado.

Aunque abandonó el grupo tras su nombramiento como jueza federal en el 2017, Barrett también fue miembro de la Sociedad Federalista, un think tank de juristas conservadores. De confirmarse su nombramiento en el Senado, se convertirá en la quinta mujer en ocupar un puesto en el Tribunal Supremo de Estados Unidos.