Vox se queda solo en la moción de censura con menos apoyos de la historia

Francisco Balado Fontenla
Fran Balado MADRID | LA VOZ

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Abascal, Casado y Sánchez, en el Congreso
Abascal, Casado y Sánchez, en el Congreso

Casado oficializó el no del PP y vuela todos los puentes con el «populista» Abascal: «Hasta aquí hemos llegado». Pablo Iglesias elogió el discurso del líder popular

22 oct 2020 . Actualizado a las 17:43 h.

No había margen para las sorpresas y la moción de censura de Vox no prosperó. También se cumplió el pronóstico que apuntaba a que la candidatura de Santiago Abascal tendría que conformarse solo con los 52 apoyos de su grupo parlamentario, convirtiéndose en la moción menos apoyada de las cinco registradas hasta el momento, con 15 votos menos de los obtenidos en 1987 por Hernández Mancha. No obtuvo ni el de la exportavoz del PP en la Cámara Baja, Cayetana Álvarez de Toledo, que acabó aceptando a regañadientes la disciplina de grupo.

En realidad la única incógnita que quedaba por despejar esta mañana se reducía a la posición que acabaría adoptando el PP. Descartado el sí hace ya tiempo, Casado mantuvo la incertidumbre entre el no y la abstención hasta el último suspiro. La dirección del PP manejó la decisión con absoluto secretismo, hasta el punto de que el grueso de sus diputados acudieron esta mañana al Hemiciclo sin saber lo que iban a votar en unas horas.

En realidad la decisión estaba tomada y era firme, confirman fuentes populares, y las dudas que se proyectaron hasta tan solo unos minutos de que expirase el plazo para el registro de las votaciones telemáticas era una gran trampa para que Vox pensase que había un debate interno en Génova en la que los de Abascal cayeron de lleno y, de paso, logrando desconcertar también al resto de grupos parlamentarios que intervinieron a continuación, que tuvieron que apoyarse en unos discursos que, poco menos, se acababan de convertir en papel mojado.

Pablo Casado no sorprendió por verbalizar la negativa del PP a la moción de censura, algo que entraba en todas las quinielas, sino por la dureza con la que irrumpió en la tribuna de oradores para cargar contra Santiago Abascal, dejando al presidente de Vox sin capacidad de reacción; según sus propias palabras, «absolutamente perplejo». 

El líder de la oposición se reivindicó como tal: «Nos hace venir a perder el tiempo en medio de la segunda oleada de una pandemia», reprochó al candidato a la presidencia, lamentando que lo único que había conseguido Vox con su maniobra había sido echar «un capote» a Sánchez. «Quería cortar las dos orejas del PP y ha acabado de monosabio de Iglesias», dijo sobre una «moción de impostura» que equiparó a una «bengala» destinada a «iluminar fugazmente a su candidato autonómico» para las elecciones catalanas, Ignacio Garriga, que fue el encargado de presentarla. 

«Votaremos no a la moción de censura», aclaró Casado en medio de un discurso muy aplaudido desde la bancada popular. «No, porque decimos no a esa España a garrotazos en blanco y negro que propone», dijo, responsabilizando a Abascal de haber «llegado al auxilio de Frankenstein en su peor momento para revivirlo una temporada más», dijo, tomando prestado el nombre del personaje creado por Mary Shelley con el que Rubalcaba bautizó a un supuesto Gobierno del PSOE y Podemos apoyado por los independentistas que, años más tarde, acabaría cobrando vida. «Viene a fortalecer el bloque de la investidura justo cuando más débil estaba, ¿por qué hace esto?, porque en esta coalición está también Vox, en una pinza que ya han visto todos», denunció. Casado se refirió a Abascal como el claro ejemplo de «puro populismo: cuanto peor para España, mejor para usted». 

«En estos dos años como presidente del PP no he contestado a sus provocaciones, sobre todo por respeto a sus votantes. Esta moción no la dispara contra el Gobierno, sino contra el partido que le ha dado trabajo 15 años, y lamento decirle que el tiro le ha salido por la culata. Acepto el órdago. Hasta aquí hemos llegado», aseveró Casado. «Llevamos dos años aguantando sus insultos». 

Casado rompió con Abascal, pero no renunció a recuperar a sus votantes. En una parte de su discurso en la que se dirigió directamente a estos, el líder de la oposición se mostró muy crítico con la deriva adoptada por el PP durante la etapa final de Rajoy: «Vox es lo que es, pero respeto mucho a sus votantes. Conozco muy bien el desencanto que llevó a muchos de ellos a alejarse del PP. Les entiendo; tanto, que esa fue la razón que me llevó a presentarme» a las primarias del partido. 

Abascal se reconoció «sorprendido» por la dureza empleada por Casado, especialmente por los que consideró que habían entrado en la esfera personal, pero garantizó la estabilidad de los gobiernos autonómicos de Andalucía, Murcia o Madrid, en donde los votos de Vox resultaron decisivos. «Me gustaría de verdad que alguna vez ustedes dijesen gracias por haber facilitado los gobiernos de Andalucía, Murcia y Madrid a cambio cero cargos. Si yo fuera como usted ha demostrado aquí, ustedes dejarían de gobernar mañana mismo. Pero pueden tener tranquilidad respecto a la responsabilidad histórica de Vox en estos momentos».