El juez deja libre a la mujer de Villarejo pese a tratar de vender grabaciones secretas

Mateo Balín COLPISA | MADRID

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El excomisario José Villarejo pedirá declarar ante el nuevo juez del caso Tándem
El excomisario José Villarejo pedirá declarar ante el nuevo juez del caso Tándem

García-Castellón desoye a Anticorrupción y rechaza la prisión sin fianza de Gemma Alcalá, detenida por reactivar el negocio del excomisario preso

26 oct 2020 . Actualizado a las 19:47 h.

Ni el intento de reactivar el negocio de su marido, ni el hecho de mover documentos y grabaciones de estos servicios parapoliciales que no disponían ni los propios investigadores. El juez de la Audiencia Nacional Manuel García-Castellón, instructor de la operación Tándem o caso Villarejo, echó este lunes por tierra el intento de la Fiscalía Anticorrupción de desconectar la red tejida por el excomisario preso para dar salida a material no judicializado a cambio de dinero.

Los fiscales del caso, Miguel Serrano e Ignacio Stampa, habían ordenado el pasado viernes a la Policía desmantelar esta nueva trama liderada presuntamente por Gemma Alcalá, mujer de Villarejo, con su detención y la de otras tres personas (un abogado y un funcionario que compartieron cárcel con el comisario jubilado y la mujer de uno de ellos). Y pese a que este lunes advirtieron al juez de los riesgos de fuga y de destrucción de pruebas de los investigados, éste descartó decretar prisión incondicional (sin fianza) para Alcalá, tal y como le reclamaron los fiscales, y la dejó en libertad provisional.

En concreto, le impuso las siguientes medidas cautelares: retirada del pasaporte, comparecencias quincenales y prohibición de abandonar el país. En caso de incumplirlas sería revocada su situación personal. A otros dos detenidos, Javier Ruiz y Ascensión Fernández, también decretó su libertad con las mismas medidas cautelares. Peor parado salió el abogado Alfonso Pazos, marido de Ascensión, que sí entró en prisión y sin fianza.

Alcalá fue detenida el viernes por la unidad de Asuntos Internos de la Policía en su domicilio madrileño de Boadilla del Monte, mientras que los otros tres arrestos se produjeron en Alicante, Madrid y Guipúzcoa. La Fiscalía enmarca la operación en delitos de organización criminal, infidelidad en la custodia de documentos y revelación de secretos.

En concreto, los investigados trataron presuntamente de vender información relativa a la seguridad y personalidades del Estado a cambio de importantes sumas de dinero. Algunos de estos documentos y grabaciones han salido a la luz mientras el excomisario ya estaba preso, y no constaban incluso entre los incautados en los registros.

Alcalá, periodista de profesión, ya fue una de las arrestadas en noviembre del 2017 cuando se desmanteló la trama. Quedó entonces en libertad provisional. Su marido permanece desde entonces en la cárcel de Estremera (Madrid) a la espera de juicio. La pieza actual -la número 28 de la macrocausa- permanece bajo secreto.

Encuentro en prisión

Al mismo tiempo que se producían las detenciones del viernes, una comitiva judicial registró la celda del comisario y se incautó de documentación. Durante la entrada Villarejo habría protestado y reaccionado de forma agresiva tras un tenso encuentro con el fiscal Stampa, según fuentes penitenciarias. El único encarcelado, Alfonso Pazos, es un abogado que compartió prisión con el excomisario. Entre la documentación intervenida se encontrarían investigaciones judiciales sobre el procés que la trama estaría tratando de vender a personas del entorno independentista, según fuentes jurídicas.

Una filtración de información fue la pista que seguían los investigadores desde hace meses para destapar esta nueva trama. Se da la circunstancia de que el juez tiene todos los bienes bloqueados de los Villarejo-Alcalá y que la mujer no podía acceder a sus cuentas bancarias, por lo que deducen su interés en conseguir dinero en metálico.

En el contexto de estas nuevas pesquisas se enmarca la decisión del director de la cárcel de Estremera, en diciembre del 2018, de reforzar la vigilancia del reo ante la sospecha de que siguiera moviendo hilos desde la trena. Villarejo se había quejado en algunas cartas remitidas por su abogado a los medios de comunicación sobre el trato denigrante que estaba sufriendo en el centro penitenciario.

Fue después de un incidente con los funcionarios de prisiones tras una visita presencial de su mujer. Éstos le estaban cacheando para descartar que hubiera recibido nada del exterior y el preso montó en cólera y empezó a darse cabezazos contra la pared. Este incidente le costó algunas sanciones internas.