Rick Logan, votante de Trump: «Los veteranos duermen bajo los puentes y todo es para los mexicanos»

héctor estepa SCRANTON / E. LA VOZ

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Rick Logan, votante de Trump, sentado en la entrada de su negocio de mecánica en Scranton
Rick Logan, votante de Trump, sentado en la entrada de su negocio de mecánica en Scranton Héctor Estepa

Las distancias entre los candidatos se acortan en el estado clave de Pensilvania. La ventaja del demócrata, ahora de 3,8 puntos, no ha dejado de menguar

29 oct 2020 . Actualizado a las 09:45 h.

El día es oscuro en Scranton. Nubarrones negros se ciernen sobre varias fábricas, algunas abandonadas, mientras los árboles se quedan poco a poco sin hojas a causa de una fuerte ventolera. Las primeras gotas caen sobre las coquetas casas de madera de los suburbios, saturadas con propaganda electoral. En algunos barrios no hay casa sin un cartel -o una veintena, además de banderas y enseñas de todo tipo- en favor del republicano Donald Trump o el demócrata Joe Biden. Pensilvania es uno de los estados clave en las elecciones del martes, y sus vecinos lo saben.

Tan oscuro como el tiempo está el panorama para Rick Logan, un mecánico que repara ruedas en un humilde y vetusto taller de Scranton, lugar de nacimiento de Biden, a quien no votará. «A esta fecha apenas he hecho un cuarto del dinero que hice el año pasado, debido al cierre por la pandemia», se queja, mientras parchea un neumático y se ajusta una gorra alusiva a la campaña presidencial de Donald Trump.

«Todo debería estar abierto. Solo si tienes dinero, y además, miedo, te puedes quedar en casa. Si no tienes dinero, no puedes, porque las facturas siguen llegando. El confinamiento tiene que ser nuestra elección, y no la de los políticos, porque eso es comunismo», añade el mecánico.

De nuevo por Trump

Rick votó al magnate en las elecciones del 2016, y repetirá. Ni siquiera la criticada gestión presidencial de la pandemia le va a hacer cambiar de opinión. Cree que es lo mejor para el empleo en Scranton, uno de los centros del deprimido corazón industrial de EE.UU., donde durante décadas se perdieron miles de empleos, debido a la deslocalización de compañías en otros países con mano de obra más barata.

Trump prometió trabajo y logró, en el 2016, ganar el estado, y sus claves 20 votos de colegio electoral, después de seis presidenciales consecutivas victoriosas para sus rivales demócratas. Lo hizo dándole la vuelta a los pronósticos y por apenas 44.000 votos, en uno de los lugares donde el resultado también se prevé más ajustado en estos comicios.

Biden aventaja a Trump en 3,8 puntos en Pensilvania, según el consolidado de sondeos elaborado por el portal RealClear Politics. Pero no tiene clara la victoria. No solo porque el magnate ya le dio la vuelta a las encuestas en el 2016. También porque su ventaja va en claro descenso. Distanciaba en 7,3 puntos al magnate el 12 de octubre, y ha perdido parte importante de esa ventaja.

Rick no compra las promesas de los demócratas. «No quiero que suban los impuestos y me gusta el cierre de fronteras. Tenemos veteranos de guerra que viven debajo de un puente, sin nada de comer, pero si eres mexicano, oye, te dan todo, la casa, la comida…», dice, mientras se aleja el coche de su cliente, que no ha dicho ni pío mientras el mecánico hablaba de política, en un país muy polarizado.

Tensiones raciales

«Lo que quieren los demócratas es que no tengamos trabajo, al contrario que Trump. Así tienen a la gente controlada con los subsidios, que son como la esclavitud», añade, señalando, además, estar alertado ante el movimiento Black Lives Matter contra los abusos policiales con motivación racial. «Todas las vidas importan. No solo a los negros les tratan los policías como a una mierda. A los blancos también», asegura.

No ve igual la tensión racial el jubilado afroamericano Rolan Johnson, que votará a Biden. «Aquí en Scranton no han aparecido milicias supremacistas importantes, pero aún así estoy preocupado por mí. No creo que debamos pasar por lo que estamos pasando. Si Trump es reelegido, va a haber caos durante los próximos cuatro años», advierte.

En una parada de autobús está Steve Miller, electricista en paro. Aguarda el transporte con la capucha puesta, debido a la tenue llovizna que ha hecho aparición. «Hay trabajo, pero no para todos. Y en este país si no tienes empleo estás jodido. Tengo que depender del transporte público, que es malísimo. Y estoy con Biden porque quiere salud pública para todos. Eso es lo que más nos ayuda a los parados. Y me da miedo el coronavirus. La gente ha muerto sin motivo, simplemente porque él no escuchó», lamenta, corriendo hacia el autobús, mientras pasa por varios carteles que recuerdan lo que se juega el país en Pensilvania este martes.

La batalla electoral gira en torno a la industria del «fracking»

El principal asunto de la batalla electoral en Pensilvania es el fracking. La industria hidráulica de extracción de gas, con al menos 26.000 empleos directos en el estado, está en boca de la mayoría de la población. Donald Trump, que ha visitado la zona insistentemente en la última semana, lleva días repitiendo que los demócratas quieren acabar con el fracking y destruir las decenas de miles de puestos de trabajo que deja el sector.

Volvió al ataque, con más fuerza, tras el debate del pasado jueves, en el que Biden titubeó cuando fue cuestionado por su política energética. El demócrata dijo que quería realizar una «transición que se aleje de la industria del petróleo», encendiendo todas las alarmas del sector de los hidrocarburos en Pensilvania. «Básicamente lo que está diciendo es que quiere destruir la industria petrolera», interpeló velozmente Trump. «¿Recordaréis eso, Pensilvania?», añadió.

Biden intentó después matizar su posición, que es la de redirigir los subsidios a energías limpias, lograr cero emisiones en EE.UU. en los próximos 30 años, no de forma inmediata, y acabar con los permisos de fracking solo en tierra federal, que supone un 10 % del total de exportaciones. Pero sus declaraciones sembraron más dudas entre los votantes dependientes del sector, más después de que el ala más progresista, aunque minoritaria, del Partido Demócrata se declarase, hace ya meses, en contra del fracking.

«El fracking crea muchos empleos. Hay muchos pozos cuyas emisiones tienen que ser contenidas, porque están filtrando gases, pero Biden no está en una plataforma que haga perder empleos. Eso es lo que los republicanos intentan hacer creer a la gente. Es parte de una estrategia de división y odio. Tratan de asustarlos para que voten por ellos», dice, defendiendo la industria, George Sancabage, vecino de Scranton que votará demócrata.

«Yo no me creo lo que dice Biden, porque él no manda en su partido. Él va a acabar con el fracking si eso es lo que manda Nancy Pelosi», dijo, por su parte, Emily Carter, una pequeña empresaria de la pequeña urbe, simpatizante de Trump, en referencia a la presidenta del Congreso.

Filadelfia resucita la guerra racial tras la muerte de otro negro por disparos de la policía

Cientos de manifestantes salieron el martes, por segundo día consecutivo, a las calles de Filadelfia para pedir justicia tras la muerte de un joven negro a manos de la policía en esa ciudad estadounidense. Durante la manifestación, algunos grupos de incontrolados protagonizaron saqueos en varios comercios, lo que provocó la intervención de la policía, uno de cuyos agentes resultó herido.

El suceso se produjo este lunes cuando la policía disparó a un joven negro, Walter Wallace, de 27 años, que, según su familia, sufría problemas mentales. La policía asegura que dispararon al joven tras mostrarles un cuchillo, en un suceso que aún está siendo investigado.

La protesta se inició de forma pacífica, con varios grupos de manifestantes que entonaban el nombre de Walter Wallace y pedían justicia. Pero se tornó violenta cuando el grupo llegó a un recinto policial y se enfrentó a un grupo de agentes. Varias personas arrojaron entonces piedras, bombillas o ladrillos a la policía. Mientras se producían estos enfrentamientos, grupos de ciudadanos comenzaron a saquear algunos comercios en otras áreas de la ciudad.

Un suceso por esclarecer

La muerte de Wallace, un suceso aún por esclarecer y que ha sido difundido en redes sociales tras ser grabado con un teléfono móvil, ha conmocionado a los ciudadanos de Filadelfia y se suma a otros similares ocurridos en los últimos meses que también han generado protestas por el excesivo uso de la fuerza por parte de la policía, especialmente contra la población negra.

Las protestas del martes siguen a las que se produjeron el lunes en la misma Filadelfia tras la muerte del joven, en las que se practicaron decenas de detenciones y una treintena de agentes policiales resultaron heridos.