Sánchez conjura el temor a una legislatura corta con sus Presupuestos

Paula de las Heras MADRID / COLPISA

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Borja Puig de la Bellacasa | EFE

Podemos insiste en desdeñar el apoyo de Cs y le reclama que rompa con el PP

03 nov 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Ni en el mejor de los sueños creían en el PSOE el pasado enero que, llegado el momento de negociar los Presupuestos Generales del Estado, podrían tener aliados para elegir. Pedro Sánchez acababa de amarrar su investidura tras cerrar con Pablo Iglesias el pacto que había rehuido bajo el argumento de que solo conduciría a una enorme inestabilidad y tras acceder a la exigencia de ERC de crear una mesa de negociación con la Generalitat.

Nadie en el PSOE se atrevió a elevar la voz, pero en la dirección no ocultaban su preocupación. «Nos van a hacer vivir permanentemente en el alambre», decían sobre los independentistas. Diez meses y una inesperada pandemia después, la sensación es la de una legislatura difícil por la gestión de la mayor emergencia sanitaria en un siglo, sí, pero políticamente encarrilada. La mejor prueba de que el Gobierno cree haber apuntalado su mandato es la propia remisión del proyecto de los presupuestos al Congreso. La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ya había dejado claro que no daría ese paso, como hizo su predecesor Cristóbal Montoro, sin estar segura de sacarlos adelante en la Cámara. Ahora lo está. Aunque en la Moncloa mantienen cierta cautela. «Bien encauzado está, pero hasta el rabo...», dicen en el entorno del presidente. Los vetos cruzados podrían hacer descarrilar el plan ideal para la parte socialista del Ejecutivo, que busca un apoyo transversal que ayude a centrar su imagen y retrate a la derecha. «Queremos unos presupuestos de país con todas las fuerzas que entiendan la excepcionalidad del momento y quieran arrimar el hombro», argumentan en el gabinete presidencial. Unidas Podemos, que ya se ha visto obligado a rebajar sus aspiraciones revolucionarias en el ejercicio de la política real, no comparte el objetivo y está alineado con ERC y Bildu, que amenazan con borrarse de la ecuación si las cuentas se negocian con Ciudadanos. Ayer mismo, el portavoz de la formación morada en el Congreso Rafa Mayoral, insistió en esta idea, y desdeñó un posible apoyo de Cs a las grandes cuentas del Estado. «Si quieren tener credibilidad deberían abandonar sus pactos con la extrema derecha, sus pactos contra los gobiernos que hacen recortes sociales, sus pactos con aquellos que se niegan a que los que más tienen, más paguen», señaló.

Debate de totalidad

Pero los socialistas creen que a la hora de la verdad todo puede ser más sencillo porque, en realidad, les vale con superar el debate de totalidad que tendrá lugar el 12 de noviembre, es decir, solo necesitan que las fuerzas que decidan presentar una enmienda contra todo el presupuesto no sumen mayoría absoluta. Y a partir de ahí, podrán abrir una negociación parcelada. El hecho de que Inés Arrimadas haya optado por abandonar la vía de confrontación con el PSOE y busque ahora demostrar la utilidad de sus diez escaños ha situado a Sánchez en una posición ventajosa. Más aún desde que el PNV anunció que no tenía problema en pactar unas cuentas en las que también participe la formación liberal (que en su día hizo de la eliminación del Concierto un caballo de batalla). Ciudadanos despejó el miércoles la incógnita sobre su posición al comunicar que, para empezar a hablar, le valía el texto planteado por el Ejecutivo porque la anunciada subida del IRPF en las cuentas no afecta a las clases medias, en el impuesto de sociedades no se fija un suelo mínimo del 15 %, no se sube el IVA de la educación concertada y la sanidad privada, y hay un compromiso de eliminar la subida del impuesto al diésel. Ni siquiera puso pegas a la regulación de los precios del alquiler, el más vistoso de los logros alcanzados por los de Pablo Iglesias en la negociación la ministra Montero.

«Quizá resulte paradójico —apunta un diputado socialista— pero la posibilidad de pactar con Cs hace que podamos pactar con Esquerra porque, al contrario que en el 2018, Esquerra no tiene ya la sartén por el mango para tumbar los Presupuestos con una enmienda de totalidad». La votación de la prórroga por seis meses del estado de alarma tranquiliza al Gobierno. Una rotunda mayoría de 194 diputados (PSOE, UP, ERC, Cs, PNV, los regionalistas y nacionalistas que optaron por el sí en la investidura y, la gran novedad, cuatro diputados del PDECat) avalaron la medida. Es la foto que desea repetir.