La consolidación del trumpismo abre un escenario volátil y peligroso, según los expertos

ACTUALIDAD · Exclusivo suscriptores

REBECCA COOK | REUTERS

El presidente dirigirá un país dividido, enfrentado en la calle y en recesión

04 nov 2020 . Actualizado a las 22:40 h.

Donald Trump y Joe Biden se van a jugar la presidencia del país más poderoso del mundo luchando hasta por la última papeleta. La igualdad entre ambos aboca a Estados Unidos a una situación muy peligrosa en tanto que el actual inquilino de la Casa Blanca se ha dado por ganador sin esperar al recuento final y ha denunciado fraude. Los resultados muestran que Donald Trump cuenta con una base electoral sólida y que el próximo presidente tendrá que liderar una nación cada vez más dividida e irreconciliable. Según Rafael Calduch, catedrático de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales, «el presidente electo deberá enfrentar la realidad de un país dividido políticamente, enfrentado socialmente en las calles y en recesión económica, unas condiciones que requerirán un liderazgo difícil de ejercer si solo se apoya en su partido».

Los resultados

Previsible e inesperado. «El resultado de las elecciones americanas ha sido a la vez previsible e inesperado», señala el politólogo Roger Senserrich, residente en New Haven, Connecticut. «Previsible porque si algo sabemos sobre Estados Unidos estos días es que es un país profundamente dividido y cada vez más polarizado, con dos bloques políticos cada vez más homogéneos e irreconciliables», explica.

«Era de esperar, por tanto, que unas elecciones en este contexto dieran un resultado ajustado, y que el ganador acabará siendo decidido en tres o cuatro estados con márgenes muy estrechos y un mapa electoral parecido al del 2016», asegura.

Roger Senserrich, politólogo
Roger Senserrich, politólogo

Sondeos

Fallaron en la atribución de estados. «Ha sido también un resultado inesperado porque, como empieza a ser costumbre, los sondeos han fallado», sostiene. «Biden ha perdido varios estados donde era favorito, complicándole las elecciones considerablemente, aunque su victoria es bastante probable (y su margen en el voto popular a nivel nacional seguramente estará por encima de los cinco puntos), muchos esperábamos una victoria más clara», concluye. Silvio Waisbord, director de la Escuela de Medios y Asuntos Públicos de la Universidad George Washington, matiza: «Queda claro que las encuestas erraron en la diferencia de votos entre ambos candidatos en varios estados, pero aún resta saber si acertaron o no el resultado final».

Tendencia

El trumpismo se consolida. «Lo que parece obvio a estas alturas es que los resultados del 2016 no fueron una aberración, y que el trumpismo, como ideología, está aquí para quedarse», afirma Senserrich. «Aunque existe una mayoría clara a nivel nacional que rechaza este nacionalismo populista, conservador, anti-inmigración y a menudo racista, un porcentaje considerable de americanos (casi la mitad del país) está conforme con ella, incluso cuando su candidato es un payaso grotesco como Trump», añade. «De forma más preocupante, este voto conservador está concentrado geográficamente en estados rurales, y el marcado sesgo contra mayoritario de la constitución americana hará muy difícil gobernar el país», señala.

Silvio Waisbord, Sociólogo, profesor de la Escuela de Medios y Asuntos Públicos. U. George Washington
Silvio Waisbord, Sociólogo, profesor de la Escuela de Medios y Asuntos Públicos. U. George Washington

«Su base es electorado blanco, policlasista, hombres, sectores sin educación universitaria, evangelistas, electorado tradicionalmente conservador/republicano pero mas movilizados que en el pasado», explica Waisbord, autor de El imperio de la utopía. «Construyó un culto a la personalidad inusual que explica su apego y magnetismo en su base, es la culminación de un proceso de décadas de desconfianza antiestablishment en el conservadurismo», concluye el sociólogo argentino.

Para la politóloga Verónica Fumanal, «pase lo que pase, Trump no fue un accidente en el año 2016, tiene una base electoral sólida, y los republicanos están unidos al destino de Trump, incluso sino gana». La que fue directora de comunicación de Pedro Sánchez y asesora de Albert Rivera estima que «la campaña de Trump fue claramente más movilizadora, Biden no ha generado adhesiones fuertes, y el voto demócrata se ha movilizado gracias a los republicanos y a ser el único voto antitrump»

Posibles escenarios

Batalla judicial y tensión. «Lo de Trump anunciándose como ganador era pensable considerando sus discursos y amenazas previas como así su afirmación de que no concederá ante una posible victoria demócrata», opina Waisbord. «Resta por ver qué hará si hay una victoria de Biden o si la tendencia en las próximas horas es contraria, no hay que descartar ningún escenario justamente por la imprevisibilidad de Trump», añade. «Puede ser una situación volátil en varios puntos del país, pero a depende de lo que Trump decida en gran medida y de su coro de medios, de cómo se posicionan frente a los resultados», afirma.

«Esperemos que no se repita la experiencia de las elecciones del 2000 en las que George W. Bush venció al candidato Al Gore por tan solo 5 votos electorales disputados en los tribunales», recuerda Calduch. «Semejante escenario, si beneficiase a Joe Biden, induciría a Trump a cuestionar la legalidad y legitimidad de los resultados tal y como ya ha anunciado», sostiene.

«Trump ya ha conseguido uno de sus objetivos que las elecciones tengan la sombra de la duda del fraude, esta acusación le permite tener una salida por si pierde, podrá deslegitimar los resultados», asegura Fumanal. Considera que «los demócratas tienen un gran problema, no han cumplido las expectativas que auguraban una victoria de más de 16 puntos». «Si gana Biden, el margen será muy estrecho y esto no cumpliría sus expectativas y deja margen a Trump para pedir recuentos y llevarlo a los tribunales», añade. 

El Senado, clave para atar las manos a Biden si gana

Si se confirma que los republicanos mantienen el control de Senado, la llave del poder en Washington, sea quien sea el presidente, sería un revés para Joe Biden, si finalmente logra ser presidente, ya que le impediría legislar.

«El Senado, si persisten las divisiones políticas y geográficas, va a atar las manos tanto de Joe Biden, si gana como de sus hipotéticos sucesores, bloqueando cualquier intento de legislación», sostiene el politólogo Roger Senserrich. «Si algo hemos visto bajo Donald Trump es que los republicanos no tienen el más mínimo reparo de legislar desde la minoría si les dan la más mínima oportunidad y de bloquear a la mayoría cuando pierden elecciones; en un país tan polarizado, esto es una receta para el desastre», concluye.

«Queda, sin embargo, una pequeña señal para la esperanza. Estas elecciones han confirmado una tendencia que ya se intuía en las del 2016 de descenso de la polarización racial», explica. Asegura que «este ciclo el voto blanco ha sido menos republicano, y el voto latino y afroamericano menos demócrata, los partidos son más homogéneos en ideología, pero menos en composición racial». En su opinión, «esto es una señal de que tanto demócratas como republicanos están intentando atraer y satisfacer a votantes fuera de sus bases tradicionales, y que muchos votantes les están escuchando, lo que quizás sea una señal de que ambos partidos todavía miran al centro, no solo a sus bases, y que la polarización tenga un límite a medio plazo».

Combinación explosiva de protestas raciales, represión, covid y paro creciente

Para Rafal Calduch, catedrático de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales, «a pesar de los catastróficos efectos de la pandemia del covid 19, debidos en parte a la errónea gestión de la Casa Blanca, el perfil general de los votos electorales entre republicanos (Trump) y demócratas (Biden) similar a las de 2016 (Trump/Clinton)».

Sin embargo, «existen dos hechos diferenciales que se han revelado decisivos para el resultado final». En primer lugar, «el voto anticipado, tanto por correo como personalmente, que ha sido masivo aunque no mayoritario a escala nacional y que ha demostrado que una parte muy importante del electorado tenía ya decidido su voto con antelación al final de la campaña, probablemente a partir de su experiencia durante el mandato de Trump». «Resulta interesante constatar que estados como Arizona, Míchigan o Wisconsin, que han cambiado su voto electoral, son también estados que mostraban una alta participación de voto anticipado», señala el especialista en política internacional.

Rafael Calduch Catedrático, titular de Derecho Internacional Público de la 
Universidad Complutense
Rafael Calduch Catedrático, titular de Derecho Internacional Público de la Universidad Complutense

Radicalización

En segundo término, continúa el autor de numerosas publicaciones científicas, «la explosiva combinación de las protestas raciales y la represión policial, con el aumento espectacular de la mortalidad y el creciente desempleo causados por el coronavirus, ha contribuido a una radicalización de la campaña y los debates televisados que ha dejado muy poco margen para apreciar las diferencias programáticas entre ambos candidatos». En su opinión, «todo ello explica el escaso margen entre ambos candidatos en los resultados finales y la demora en apreciar un claro vencedor».

Para Calduch, el nuevo presidente deberá encarar una serie de retos en política internacional que van a condicionar la vida de los estadounidenses a corto plazo. Considera que tendrá que abandonar la política de America First, defendida por Trump y el aislacionismo, y volver al liderazgo norteamericano de las anteriores presidencias y a la cooperación internacional. Calduch critica, en ese sentido, el abandono del Acuerdo de París, la Organización Mundial de la Salud o la del Comercio.