La renuncia de un asesor de Boris Johnson saca a la luz la guerra interna en Downing Street

Juan Francisco Alonso LONDRES / E. LA VOZ

ACTUALIDAD

Lee Cain, director de Comunicación de Boris Johnson, a su llegada, este jueves, al 10 de Downing Street
Lee Cain, director de Comunicación de Boris Johnson, a su llegada, este jueves, al 10 de Downing Street JOHN SIBLEY

La dimisión de Lee Cain, director de Comunicación del Gobierno británico, deja tocado a Dominic Cummings, principal consejero del premier y objetivo final de esta nueva rebelión conservadora

12 nov 2020 . Actualizado a las 19:33 h.

Como un campo de batalla, en el que las facciones enfrentadas están en sus trincheras listas para atacar al menor movimiento de su rival. Así es el 10 de Downing Street del conservador Boris Johnson, o al menos así lo pintaba la prensa británica este jueves, al informar sobre la renuncia en la noche del miércoles del director de Comunicaciones del Gobierno británico, Lee Cain.

La dimisión cayó como una bomba, puesto que el nombre de Cain —cercano al polémico asesor principal del premier, Dominic Cummings—, había sonado en los últimos días para el cargo de jefe de gabinete de Johnson. Una decisión a la que se habrían opuesto varios ministros, algunos parlamentarios tories e incluso la pareja de Johnson, Carrie Symons, debido a su estilo belicoso.

Ante la oposición al nombramiento, el asesor decidió dimitir de su actual puesto. «Ha sido un honor que me pidiesen trabajar como jefe de gabinete», afirmó en su carta de despedida. Su renuncia, lejos de calmar las aguas, parece haberlas agitado aún más. Así, diarios como The Guardian y The Independent no solo apuntaban que Cummings estaba molesto con la renuncia, pues ha perdido a quien fue su mano derecha durante el referendo del brexit del 2016, sino que además aseguraban que quienes frenaron el ascenso de Cain también habían iniciado una operación para forzar la salida del controvertido asesor estrella y así facilitarle al mandatario que «recuperara el control de su equipo».

Ajuste de cuentas

Cummings nunca ha sido bien visto entre los tories, primero porque jamás ha formado parte del partido; pero además porque no siempre ha mostrado respeto por la formación ni por su agenda.

«Los miembros del Parlamento se han sentido excluidos del proceso de toma de decisiones y ese no es un secreto», declaró a la BBC el legislador Charles Walker, vicepresidente del todopoderoso Comité 1922, el cual tiene potestad para derribar al líder de los conservadores. No son pocos los que responsabilizan a Cummings de los errores en la gestión de la pandemia, tales como la escasez de equipos para los médicos o la lentitud en adoptar el primer confinamiento.

Pero como si lo anterior no fuera suficiente, desde julio varios líderes conservadores han pedido la cabeza del asesor después de que se conociera el viaje de Cummings, en pleno confinamiento, a la finca de sus padres a cuatro horas de Londres.

«Él no debería estar en el cargo», declaró a The Independent el diputado Roger Gale, quien no solo acusó a Cummings de «socavar» la autoridad del Gobierno con su viaje, sino que además agregó: «En medio de una pandemia, la situación más peligrosa a la que se ha enfrentado el país desde la guerra, y con las conversaciones sobre nuestras futuras relaciones con Europa llegando a su punto culminante, francamente no podemos permitirnos el lujo de tener niños jugando en Downing Street».

El tiempo dirá si el asesor sobrevive a esta nueva batalla.