Boris Johnson dice adiós a su principal asesor para recuperar el apoyo de su partido

Juan F. Alonso LONDRES / E. LA VOZ

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Dominic Cummings, exasesor de Boris Johnson
Dominic Cummings, exasesor de Boris Johnson ANDY RAIN | Efe

Dominic Cummings renuncia al perder su guerra con los «tories»

14 nov 2020 . Actualizado a las 10:24 h.

Dominic Cummings se va. El polémico y controvertido asesor principal de Boris Johnson, dejó ayer su cargo, una decisión que es interpretada como su derrota en la guerra intestina que desde hace meses distintas facciones conservadoras vienen librando dentro del 10 de Downing Street para asegurarse influencia sobre el primer ministro británico y, por ende, el control del Gobierno. La dimisión se produjo horas después de que el propio asesor informase a la BBC de que dejaría sus responsabilidades las próximas Navidades, a la vez que recordaba que ya había anunciado en enero que esperaba «convertirse en prescindible» para finales del año. Negó eso sí que hubiera sido presionado para marcharse.

La dimisión la anunció el propio funcionario, quien este viernes recordó a la BBC que en enero ya anunció que esperaba «convertirse en prescindible» para finales del año. Pero negó que hubiera sido presionado para marcharse. El Ejecutivo, por su parte, no ha anunciado oficialmente la decisión.

La noticia se produjo menos de 48 horas después de que Lee Cain, hasta ahora director de Comunicaciones y a quien Johnson había propuesto para jefe de Gabinete, también dijera adiós, luego de observar la ola de objeciones, sobre todo desde las propias filas tories, que su nombramiento produjo. Hasta la pareja de Johnson, Carrie Symonds, quien fue directora del Partido Conservador, habría alzado la voz, según la prensa. Tanto como Cummings como Cain son cercanos, desde tiempos de la campaña a favor del brexit. Cummings, considerado el artífice de la campaña a favor de la salida de la Unión Europea del 2016, podría no estar en Downing Street para ver cómo se materializa la misma.

Demasiados frentes abiertos

Cummings, quien es licenciado en Historia Antigua y Moderna por la Universidad de Oxford y que vio cómo el análisis de los datos informáticos de las personas puede influir en las campañas políticas, es visto como el responsable de todo lo que ocurre en el Reino Unido. ¿La razón? El controvertido asesor no solo ha buscado el divorcio de los Veintisiete, por las buenas o las malas, sino también sacudir al estamento británico.

Al dimisionario se le señala como el que forzó la salida de Sajid Javid como ministro de Finanzas,al querer imponerle a sus colaboradores más estrechos, además de maniobrar para contratar como funcionarios públicos a acólitos. Se le atribuyó la purga de cualquier disidente en la estrategia dura del brexit. Pese a que todos estos pasos provocaron escándalos, siempre salió bien librado. 

Sin embargo, la suerte de Cummings cambió por culpa del covid-19. Su decisión de saltarse el primer confinamiento para viajar a casa de sus padres generó una ola de indignación el verano pasado, a la que se sumó la Iglesia anglicana. Y aunque Johnson decidió salvarlo, quedó tocado y a partir de allí se le ha señalado de todos los males, empezando por las fallas en la gestión de la pandemia, la cual ha colocado a Johnson por de bajo de su rival laborista, Keir Starmer, en las encuestas por primera vez desde que llegó al poder. 

Borrón y cuenta nueva

La salida de Cummings ha sido celebrada por la oposición, pero aún más en las filas tories. «Esta es una oportunidad para comenzar de cero», declaró a la BBC, el influyente diputado conservador Bernard Jenkin, quien agregó: «Nadie es indispensable». 

Los conservadores jamás vieron con buenos ojos a Cummings, quien no es un militante y además no ha tenido empacho en atacar a los miembros de la formación que tienen una visión distinta a la suya en temas como el brexit. No son pocos los que creen que él ha sido la causa de varias de las revueltas parlamentarias que Boris Johnson ha vivido en su año y medio en Downing Street. Los conservadores aspiran que la salida del asesor, a quienes muchos en el país llaman el Rasputín británico porque habla ruso, permita al premier reconducir las cosas dentro del partido y sobre todo recuperar la confianza de los ciudadanos.