La carrera por conseguir el antídoto se acelera para comenzar la inmunización en enero

En enero, según los cálculos de las autoridades sanitarias, los primeros ciudadanos españoles recibirán la primera dosis de la vacuna contra el covid-19. La primera porque los proyectos más avanzados necesitan dos inyecciones en el plazo de un mes para lograr su objetivo de inmunización. Serán gratuitas y voluntarias. ¿Qué vacuna llegará antes? ¿Habrá varias opciones? A lo largo del 2021 los países irán recibiendo paulatinamente viales de diferentes farmacéuticas. En estos momentos hay once proyectos que están en la fase 3, la previa a la comercialización. De todos ellos son tres los que van en cabeza: Moderna, Pfizer/BioNtech y AstraZeneca han anunciado «oficialmente» que están un paso más cerca del final, aunque la comunidad científica pide cautela a la espera de que alguna de ellas reciba la aprobación de las agencias reguladoras.

Lo que ya nadie duda es que se está viviendo un hito en la historia de las vacunas al conseguir en menos de un año el antídoto contra el coronavirus. Muchos ciudadanos miran con recelo esta «rapidez», este récord absoluto.

¿Significa esto que las vacunas contra el covid-19 serán menos seguras? ¿Cómo se ha logrado acortar los tiempos de esta manera pasando de años o, incluso décadas, a meses? Dinero y recursos, ese es el resumen. Nunca antes se había invertido tanto en investigación y nunca antes científicos de todo el planeta habían podido remar juntos en la misma dirección. A todo esto se une el hecho de que, en este caso, muchas de las fases se están superponiendo, en lugar de seguir el esquema lineal que siempre se había tomado.

Eso sí, si hay algo en lo que coinciden investigadores, farmacéuticas, gobiernos y autoridades es que cuando un ciudadano europeo reciba una vacuna, esta será segura. Las agencias reguladoras de medicamentos garantizarán que no produzcan efectos adversos graves en las personas a las que se administra.

La luz al final del túnel está más cerca, pero el camino no ha terminado. La carrera todavía será larga desde el momento en el que se consiga la autorización. Hay que producir viales a gran escala, miles de millones de dosis. Transportarlos y mantenerlos sin que pierdan sus propiedades y llegar a la máxima población posible hasta que se consiga la «inmunidad de grupo».

Los antídotos españoles, más tarde, pero llegarán

Mientras las grandes farmacéuticas del mundo lanzan sus anuncios y avances, en nuestro país, diferentes grupos de investigadores continúan trabajando para conseguir una vacuna española contra el covid-19. El Ministerio de Ciencia e Innovación contabiliza 10 iniciativas. Sus proyectos no van tan rápido, pero algunos de ellos comenzarán el año que viene sus ensayos en humanos.

Uno de los más avanzados es el que dirigen Mariano Esteban y Juan García Arriaza en el Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC). «Ahora mismo se están produciendo en Galicia las dosis suficientes para poder iniciar el ensayo en Fase I y II a principios del 2021. Y si todo fuera bien, iniciar la Fase III en España y otros países latinoamericanos en el tercer trimestre del año que viene. Este es un candidato vacunal que se utilizó para erradicar la viruela y demostró una inmunidad de por vida, así que confiamos en que tenga esa ventaja de eficacia duradera y alta estabilidad. Esperamos tenerla lista para finales del 2021 o principios del 2022», cuenta Esteban.

Otro de los proyectos más sólidos es el de Luis Enjuanes e Isabel Sola también en el CSIC. «No es la más rápida porque lo hacemos casi desde cero, pero podremos inmunizar con una cantidad pequeña y con una eficacia mucho más grande porque se multiplica a sí misma. Las dosis que hay que emplear son más bajas. Con una sola inmunización sería suficiente y todo esto abarata los costes de producción y simplifica el proceso de vacunación», explica Sola.

El equipo de Vicente Larraga en el Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas (CIB-CSIC), trabaja a contrarreloj, las dosis para los ensayos saldrán también de Biofabri (O Porriño). «En nuestro caso tenemos una ventaja y es que el proceso industrial de la vacuna lo tenemos muy adelantado, porque ya lo hemos hecho en perros», aseguraba Larraga a La voz. En el Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (IDIBAPS), vinculado al Hospital Clínic de Barcelona, tienen en marcha una vacuna de ARN, como las de Pfizer y Moderna.

Además, entre la decena de candidatos españoles también hay dos proyectos de la Universidad de Santiago de Compostela.