El incierto futuro judicial de Trump

esperanza balaguer NUEVA YORK / E. LA VOZ

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CARLOS BARRIA | Reuters

El presidente podría tratar de indultarse a sí mismo antes de dejar el cargo

30 nov 2020 . Actualizado a las 09:04 h.

El 20 de enero al mediodía de Washington, Donald Trump dejará de ser presidente de Estados Unidos y perderá la inmunidad judicial que le otorga el cargo. Se abrirá así un futuro incierto en una carrera marcada por una deuda millonaria y la reactivación de varias causas pendientes contra él en los tribunales.

Las sospechas de que pueda otorgarse a sí mismo un indulto total marcan sus últimos días en la Casa Blanca. Trump ya ha avisado que tiene el «derecho absoluto» de perdonarse a sí mismo. Una opinión que no comparten los juristas, a pesar de que la Carta Magna no lo prohíbe expresamente. «El Tribunal Supremo nunca ha estudiado un caso similar, así que no se sabe qué podría pasar», comenta el constitucionalista Rafael Peñalver en declaraciones a CNN sobre una decisión que no ha tomado ningún mandatario anterior.

La única regla existente se remonta a la presidencia de Richard Nixon. Días antes de que presentara su dimisión por el caso Watergate en 1974, el Departamento de Justicia argumentó por escrito que un presidente no puede perdonarse a sí mismo porque nadie puede ejercer de juez en su propio caso.

Primeros indultos

Las alarmas comenzaron a sonar el miércoles cuando Trump otorgó el indulto total a su exasesor de Seguridad Michael Flynn, quien se declaró culpable de mentir dos veces al FBI durante la investigación sobre la interferencia rusa en la campaña electoral del 2016. Fue el primero de una larga lista de perdones que prepara como despedida, en la que figuran sus dos exasesores de campaña, Rick Gates y George Papadopoulos, condenados también en el caso ruso.

Una autoabsolución no le servirá a Trump para librarse de los procedimientos penales sobre sus asuntos financieros que investigan los tribunales de Manhattan. Solo implicarían casos federales, como la legitimidad de un reembolso de 72,9 millones de dólares que recibió de la Hacienda de EE.UU., después de declarar pérdidas. Así como el impago de impuestos por ingresos en diez de los últimos 15 años, revelado por The New York Times. El diario también desveló que el presidente tiene una deuda personal de más de 300 millones de dólares en préstamos que deberá pagar en los próximos cuatro años.

Causas en Manhattan

Los problemas para el magnate están diez kilómetros al sur de la Torre Trump de la Quinta Avenida de Nueva York, donde lanzó su carrera presidencial. Las pesquisas encabezadas por el fiscal del distrito de Manhattan, Cyrus Vance Jr., se centran en dos investigaciones sobre sus presuntos engaños a las autoridades fiscales, los bancos y a sus socios de negocios durante sus años de empresario. El secreto de sumario mantiene la incógnita de si existen pruebas para acusar a Trump. Pero los documentos presentados por la oficina de Vance ante la corte describen «una conducta penal extensa y prolongada» en la Organización Trump basada en inflar el valor de sus activos para solicitar créditos y seguros, y desinflarlo ante el fisco.

El caso tiene como principal testigo al antiguo abogado del republicano Michael Cohen, quien confirmó los tejemanejes financieros, tras romper con Trump al ser condenado a tres años de cárcel por silenciar los adulterios del presidente. La otra parte de la investigación penal de Vance corresponde a estos pagos efectuados durante la campaña electoral del 2016 a la actriz porno Stormy Daniels y la modelo Karen McDougal para que no hablaran de las supuestas relaciones extramaritales que tuvieron con él. Además, dos mujeres mantienen sendas demandas civiles contra él por presunto acoso sexual.

En el plano civil, la secretaria estatal de Justicia de Nueva York, Letitia James, también investiga si la compañía de Trump mintió sobre el valor de sus activos para conseguir créditos o beneficios fiscales. La colaboración entre James y Vance ha dado lugar a la reciente implicación, por primera vez, de dos hijos de Trump, Eric e Ivanka, en las maniobras fiscales de la organización familiar.