¿Cómo se fabrica una vacuna de ARN? Un fragmento genético del virus y una cápsula de lípidos, los ingredientes fundamentales

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN / LA VOZ

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PFIZER HANDOUT

Pfizer, la primera compañía en distribuir una terapia preventiva contra el coronavirus, mantiene en secreto todos los componentes, pero en general es más rápido producir una vacuna de estas características que las convencionales

05 dic 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Pfizer ha alegado que el recorte en la producción de la vacuna se debe a problemas en el suministro de las materias primas, pero no ha concretado exactamente cuáles son, salvo agentes virales, antisépticos y agua estéril, aunque esta última se puede elaborar fácilmente. La pregunta, entonces, es cúales son eses ingredientes. «Son secretos, porque estarán muy bien guardados bajo patente», responde Javier Montenegro, investigador del Ciqus de la Universidade de Santiago que trabaja en una vacuna de ARN.

Pero lo que sí se sabe es que la fabricación de terapias que utilizan este ácido nucleico es más rápida y menos compleja que las convencionales, ya que no necesitan ni líneas celulares ni sustrato de huevo para su cultivo y elaboración a gran escala. Se necesitan, básicamente, compuestos químicos catalizados en tubos de ensayo en tanques.

Y el material primordial es el ARN del virus, que transporta las instrucciones genéticas para que las células del huésped fabriquen el antígeno. O, lo que es lo mismo, la espiga del virus capaz de provocar una respuesta en el sistema inmune. El otro ingrediente fundamental es una nanopartícula formada por lípidos en la que se encapsula para evitar su degradación.

Si esta es la base, para completar el proceso, que está ya estandarizado, se necesitan enzimas que aceleren las reacciones y nucleótidos. «En la síntesis de ARN se emplean en primer lugar nucleótidos sintéticos para producir fragmentos de ADN por síntesis química que se van uniendo para dar lugar al ADN del gen correspondiente de la proteína que se quiere expresar», explica Montenegro. Y en este caso es la proteína espiga.

«Posteriormente -añade el científico- este gen se inserta en un plásmido (ADN de bacterias) y se hacen copias para tener suficiente cantidad para su posterior transcripción in vitro. En esta transcripción, que es el paso de ADN a ARN, se necesitan nucleótidos y enzimas con las que se produce el ARN que se tendrá que purificar, quizás por HPLC (cromatografía de líquidos de alto rendimiento), para su posterior formulación con el vehículo, normalmente un lípido que lo introduzca en las células».

En esencia, estos son los pasos para la fabricación de una vacuna de estas características. «Es difícil saber cuál puede ser el paso limitante, pero quizás simplemente se trate de problemas relacionados con la producción industrial en una tecnología muy novedosa que ha tenido que escalarse de forma masiva en muy poco tiempo y que tiene que hacerse con todas las garantías», resalta Montenegro.

Existe otro problema importante sobre el que vienen advirtiendo desde hace tiempo los científicos y que podría limitar la producción a gran escala de las vacunas, tanto las de ARN como todas las demás que están a punto de salir: la escasez de viales de vidrio para almacenarlas. Para vacunar a toda la población mundial se necesitarían entre 12.000 y 15.000 millones de envases, teniendo en cuenta que hagan falta dos dosis, y no hay plantas suficientes para fabricarlas.