Londres y Bruselas agotan las últimas horas para evitar un «brexit» abrupto

Juan Francisco Alonso LONDRES / E. LA VOZ

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Michel Barnier informó este lunes en Bruselas a los Veintisiete del curso de las negociaciones con Londres
Michel Barnier informó este lunes en Bruselas a los Veintisiete del curso de las negociaciones con Londres DPA vía Europa Press

El Reino Unido está dispuesto a anular parte de su Ley de Mercado Interior

07 dic 2020 . Actualizado a las 21:26 h.

El reloj ya marca las últimas horas a los negociadores del Reino Unido y la Unión Europea para pactar su relación tras el brexit y evitar un divorcio abrupto en Nochevieja. El jefe del equipo comunitario, Michel Barnier, fijó el 9 de diciembre, es decir, mañana, como plazo final para lograr un acuerdo; y en un intento de evitar el peor de los escenarios el primer ministro británico, Boris Johnson, ha ofrecido a los Veintisiete anular los artículos de la polémica Ley del Mercado Interior del Reino Unido que le permitirían reescribir lo pactado con ellos.

El Gobierno británico hizo la oferta este lunes por la tarde, tras la primera de las dos llamadas telefónicas que mantuvo con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, para evaluar las conversaciones de las últimas horas en Bruselas.

«Si se logra un acuerdo, el Gobierno estaría dispuesto a eliminar el artículo 44 del proyecto de Ley del Mercado Interior del Reino Unido relativa a declaraciones de exportación [para Irlanda del Norte] y también estaría preparado para desactivar los artículos 45 y 47, relativos a la ayuda estatal a las empresas, que solo se aplicarían según el derecho interno y las obligaciones internacionales», anunció Downing Street. Estas disposiciones ya fueron suprimidas por la Cámara de los Lores, pero el Ejecutivo de Johnson había anunciado que las volvería a incluir cuando el texto volviera este lunes a la Cámara de los Comunes.

Johnson y Von der Leyen hablaron este lunes dos veces. La primera conversación duró unos 90 minutos, según la prensa británica, que especulaba sobre sus escasos resultados. De la posterior, pasadas las 18.00, hora británica, salió un comunicado en el que reafirmaron sus intenciones de buscar un acuerdo. Incluso se apuntaba a un posible cara a cara en las próximas horas.

A eso hay que sumar el nuevo plazo final que Barnier fijó este lunes mientras rendía cuenta ante los eurodiputados y los embajadores de los Veintisiete. «No estamos muy lejos del final definitivo del juego. Las negociaciones no pondrán continuar más allá del miércoles», afirmó, recordando que alargar las conversaciones hará imposible que un eventual tratado sea ratificado por los Parlamentos de Westminster y Estrasburgo antes del 31 de diciembre.

Sin embargo, los equipos no tiraron la toalla. Mientras las negociaciones sobre el pacto comercial seguían, este lunes el ministro británico de Gabinete, Michael Gove, responsable de la ejecución del brexit, viajó a la capital comunitaria para buscar vías que permitan minimizar los controles aduaneros entre las dos Irlandas.

¿Cuáles son los puntos del desacuerdo?

El Reino Unido y la UE han logrado pactar casi todos los aspectos de su relación futura, salvo tres temas, que a simple vista no parecen tan trascendentes, pero que han terminado bloqueando el acuerdo durante casi seis meses.

pesca

David se impone a Goliat. El sector pesquero representa menos del 1?% del PIB del Reino Unido, pero está amenazando los negocios de la todopoderosa banca y del sector del automóvil. Bruselas exige a Londres que permita que sus barcos faenen en sus aguas como hasta ahora a cambio de un tratado de libre comercio que mantenga abiertas las puertas del mercado único a las empresas británicas. Sin embargo, el Gobierno de Johnson apenas hace unas semanas aceptó dar acceso a la flota comunitaria por tres años y Bruselas habría contraofertado que fuera una década.

gobernanza

¿Quién tiene la última palabra? La resolución de las diferencias que puedan surgir en la aplicación del tratado de libre comercio es otro escollo. Londres rechaza someterse al Tribunal de Justicia de la UE y mucho menos al de Derechos Humanos. Bruselas, por su parte, sostiene que el acuerdo de salida es muy claro y que cualquier desacuerdo podría resolverse en el comité binacional que prevé el mismo.

competencia justa

De socio a rival. La UE teme que el Reino Unido rebaje sus estándares en materia laboral y medioambiental y sobre todo que subsidie a su sector privado, para hacerlo más competitivo que sus rivales comunitarios. Para evitarlo, Bruselas le pide a Londres que se mantenga alineado a las normas comunitarias, algo que el Gobierno de Johnson rechaza por considerarlo una cesión de su soberanía recuperada.