Londres y Bruselas se dan unos días más para evitar un «brexit» salvaje

Juan Francisco Alonso LONDRES / E. LA VOZ

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El primer ministro británico, Boris Johnson, este domingo en su despacho
El primer ministro británico, Boris Johnson, este domingo en su despacho

Johnson, escéptico, apunta a que el acuerdo «aún están muy lejos»

14 dic 2020 . Actualizado a las 08:43 h.

El Reino Unido y la Unión Europea se han vuelto a ver al borde del precipicio de un brexit sin acuerdo y al parecer se han asustado. Así que le han pedido a sus negociadores «un esfuerzo adicional» para pactar su relación futura tras la materialización definitiva del divorcio en Nochevieja. 

«Nuestros equipos han estado trabajando día y noche en los últimos días. Y a pesar del agotamiento después de casi un año de negociaciones, pese a que los plazos se han incumplido una y otra vez, creemos que lo más responsable en este momento es hacer un esfuerzo adicional. Por consiguiente, hemos encomendado a nuestros negociadores que prosigan las conversaciones y vean si se puede llegar a un acuerdo incluso en esta etapa tardía». Así reza el comunicado conjunto que emitieron el primer ministro británico, Boris Johnson, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, este domingo tras la llamada telefónica que mantuvieron para evaluar la situación, una vez vencido el enésimo plazo de 72 horas que ambos le habían dado a sus negociadores para conseguir un pacto sobre la relación futura. 

Preparativos

Pese a la decisión, a ambos lados del canal de la Mancha continúan los preparativos para un divorcio a las malas. Así, por ejemplo, el Gobierno británico ha pedido a las cadenas de supermercados que almacenen alimentos, en especial los no perecederos. «Hace una semana nos informaron que nos preparáramos para una salida de la UE sin acuerdo y este fin de semana nos dijeron: ‘no habrá acuerdo'», aseguró un representante de una de esas compañías al Sunday Times. Las autoridades y los comerciantes temen que de haber un brexit abrupto se repitan las compras nerviosas ocurridas al inicio de la pandemia. 

La nueva extensión del plazo se da después de que Bruselas retirara la cláusula con la que buscaba evitar la competencia desleal y que Londres calificaba como «controladora». El equipo encabezado por el francés Michel Barnier desechó el texto, el cual incluía sanciones arancelarias en caso de que el Reino Unido rebajara sus estándares laborales, medioambientales o sanitarios; y ahora propone que este tipo de medidas solo se impongan si los cambios legales producen «distorsiones significativas» en el intercambio comercial.

Pese a este gesto, Johnson reiteró su escepticismo. «Seguimos teniendo diferencias muy grandes en temas claves, pero seguiremos hablando para ver qué logramos. El Reino Unido ciertamente no se irá de la mesa de negociaciones, pues creo que el pueblo espera que hagamos un esfuerzo adicional», dijo a la BBC, al tiempo que agregó: «Pero lo más probable ahora es que debamos prepararnos para [comerciar] según las reglas de la Organización Mundial del Comercio». Y nuevamente insistió que en un acuerdo es posible, aunque matizó: «Si nuestros socios quieren». A la vez que reitero su disposición a hablar con las capitales europeas en paralelo a las conversaciones con Bruselas.

Sus palabras refuerzan las sospechas de que el premier en realidad no quiere un acuerdo, pese a las graves consecuencias que tendrá para la economía británica, según el Banco de Inglaterra y la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria. Ambos organismos han advertido que un divorcio abrupto tendrá un mayor impacto en la economía y será de mayor duración que la pandemia. 

González Laya reclama un pacto para «ahorrar sufrimiento» a ambas partes 

La ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, aboga por un acuerdo de salida entre Londres y Bruselas para ahorrar «sufrimiento» a ambas partes. La ausencia de un pacto «en las circunstancias actuales» de pandemia «sería muy negativo» para las economías, señaló en una entrevista al canal británico Sky News. Aseguró que tanto España como la Comisión Europea desean un acuerdo, pero «se necesita a dos personas para bailar el tango». La ministra reconoció que «preocupa» la futura situación de Gibraltar y sostuvo que es un deber mutuo, del Reino Unido y España, alcanzar un pacto que permita gestionar ese área de «prosperidad compartida» alrededor del Peñón, pues, si no hay pacto, «la frontera externa de la UE será Gibraltar».