Resistencia y triunfalismo en la Moncloa

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Borja Puig de la Bellacasa | Efe

A punto de que el Gobierno de coalición cumpla un año, los expertos destacan que los dos socios se necesitan y ven muy exagerado el balance que hacen de su gestión

03 ene 2021 . Actualizado a las 11:05 h.

A punto de cumplirse un año del primer Gobierno de coalición de la democracia, marcado por la pandemia del covid-19, los expertos consultados por La Voz hacen balance de su gestión. Destacan la aprobación de los Presupuestos como principal batalla ganada; que los dos socios de coalición se necesitan mutuamente; y califican de triunfalista el balance que hizo Pedro Sánchez

BALANCE

Gestión manifiestamente mejorable. «Ha sido un año marcado inevitablemente por la pandemia, y en el caso del Gobierno, por lo tanto, por su gestión de este tema», estima Carlos Barrera, que afirma: «Ha sido manifiestamente mejorable y ha revelado las insuficiencias o quiebras de nuestra estructura como Estado, además de una escasa transparencia gubernamental». El funcionamiento de la coalición «ha sido revelador de la mutua necesidad que se tienen los dos socios para seguir en el poder». «En toda coalición debe haber concesiones, y las ha habido, pero las salidas de tono de los ministros de Unidas Podemos han emborronado la imagen de unidad de acción y cuestionado la autoridad del presidente Sánchez», sostiene. 

Para José Rama, «en la gestión del covid-19, que ha sido el tema angular a lo largo de este año, hay muchas más sombras que luces, aunque varias competencias sean autonómicas». Y destaca los puntos negativos: «1) reacción tardía y con polémica celebración de grandes eventos (8M); 2) falta de coordinación sanitaria bajo el mando único, con escasos recursos de personal y material para la lucha contra la pandemia; 3) abandono de las residencias de mayores; y 4) deficiente gestión de los ERTE con muchos trabajadores que nunca llegaron a cobrarlos».

EL GOBIERNO

Los socios se necesitan. Según Santiago Martínez, «este año es representativo de cómo podrá sobrevivir este Gobierno el resto de legislatura». El consultor político lo explica: «Con una crisis económica y sanitaria, como supone la del covid, y con todos los problemas internos, es evidente que ambas partes del Gobierno tienen claro, pese a las diferencias, que deben permanecer unidos en lo fundamental, si bien es lógico que habrá roces y tiranteces, sobre todo por parte de Podemos, que necesita motivar a su electorado». En su opinión, «el PSOE ha aprendido la necesidad que tiene Podemos de ello, y la formación morada asume que de partida muchas de sus propuestas tendrán el no del PSOE para no darle tanto protagonismo». Y anuncia que «se abre ahora un nuevo frente de discusión con las elecciones catalanas para comprobar si estos papeles están realmente asumidos o no». La politóloga Magda Gregori señala que «la crisis sanitaria, económica y social no formaba parte de ninguna previsión, pero el Gobierno ha sido capaz de evitar graves crisis internas entre las dos formaciones de la coalición». 

LOS PRESUPUESTOS

Batalla ganada por el Gobierno. «La aprobación de los Presupuestos ha sido, en todo caso, la principal batalla ganada, aunque no se sepa con exactitud a qué precio se pagarán los apoyos recibidos», asegura Barrera. Gregori coincide: «La luz verde a los Presupuestos se ve como una victoria para las dos formaciones». 

EL BALANCE DE SÁNCHEZ

Triunfalismo. ¿Cómo valoran el balance que hizo Sánchez? «Se pueden valorar dos aspectos, fondo y forma, aunque en parte fueron unidos en virtud del modo de hacer recuento del cumplimiento del programa», afirma Barrera. «La metodología y la puesta en escena fue más bien un producto de márketing político, demasiado obsesionada en lo cuantitativo y con poca sensibilidad hacia el sufrido ciudadano medio en un año más marcado, debido a la pandemia, por lo cualitativo, por los intangibles de la política que resultan más complejos de medir», añade. «Como suele suceder en este tipo de balances, los gobiernos pecan de triunfalismo, por lo que la empatía con quienes lo escuchan es escasa», explica. Y se pregunta: «¿Por qué hay que emplear casi dos horas cuando se puede hacer en muchísimo menos tiempo?». Para Rama, fue «demasiado triunfalista y con poca autocrítica». Y añade: «España es el séptimo país con más muertos por coronavirus por número de habitantes; el propio Gobierno ha anunciado que pedirá una auditoría externa de la gestión de la crisis del covid, pero con estos datos, poco pecho se puede sacar».

«Siempre tengo la sensación de que en estos balances falta autocrítica, ningún gobernante se atreve a mencionar sus debilidades, pero los ciudadanos agradecen gestos de honestidad y transparencia», asegura Gregori. 

EL MÉTODO

Un primer paso. «Lo primero que hay que valorar es el gesto en sí, creo que positivo y que debería imitarse por cualquier Gobierno, ya que somete a debate elementos concretos de cumplimiento y compromiso que el Gobierno debe poner sobre la mesa», señala Martínez. «Otra cuestión es que esos expertos nombrados por el propio Gobierno, tengan la objetividad suficiente para decidir qué y cómo se ha cumplido el programa», añade. «Quizás sea este un paso para institucionalizar de facto un acto como el de rendición de cuentas, como ya se hace en otros países, que Redondo conoce muy bien, y que saca ahora de la chistera para posicionar el protagonismo, el mensaje y la imagen presidencial de Sánchez», concluye.

La evaluación de los expertos elegidos por el Gobierno, un método muy polémico 

¿El modelo de que los expertos elegidos por el Gobierno evalúen su gestión es útil? «No sé si es útil, pero sí me parece una práctica interesante si se usa correctamente y no con finalidades partidistas o de propaganda», afirma Rama. «Además, el grupo de expertos que evalúa la acción de Gobierno está integrado por algunos de los mejores académicos e investigadores, en distintos campos, de este país, con lo que estoy seguro de que su evaluación se rige por criterios puramente objetivos», explica. «Este tipo de informes, de continuar, pueden acercar la política a los ciudadanos», concluye.

Gregori discrepa: «No creo que sea la mejor fórmula, deberían ser expertos independientes con capacidad de actuar con más libertad, distancia y perspectiva; si son elegidos por el Gobierno siempre se genera la duda de si serán o no imparciales». Barrera se pregunta: «¿Qué legitimidad y representatividad tienen los expertos elegidos por el Gobierno?». Y se responde: «Si ya el hecho de que sean nombrados por el Ejecutivo desprende un tufillo de falta de credibilidad, su modus operandi fue excesivamente cuantitativo, y por lo tanto, selectivo».

En su opinión, «externalizar la evaluación de la acción de gobierno es un bonito producto de márketing relacionado con la sana tendencia de la rendición de cuentas pero va contra las esencias de la política, que debe desarrollarse sobre todo en las instituciones donde se encuentran representados los ciudadanos». Según Martínez, «es útil en la medida en que establece el debate sobre el cumplimiento o no, pone a la prensa y a la opinión pública a pensar si es cierto, y en todo caso podría ser un primer paso para constituir en un futuro un grupo de expertos más neutral y que no sean designados por el Gobierno de turno». «El siguiente paso es que haya expertos que analicen el retorno, el beneficio logrado o no con cada euro invertido, y en esto el norte de Europa nos lleva muchísima ventaja», concluye.