Se empieza deslegitimando

Enrique Clemente Navarro
Enrique Clemente LA MIRADA

ACTUALIDAD

11 ene 2021 . Actualizado a las 08:43 h.

El bochornoso asalto al Capitolio instigado por Trump debería servirnos para reflexionar. La primera conclusión es que la democracia es frágil y nunca está garantizada. Sus enemigos siempre están ahí, ahora travestidos de falsos demócratas que incluso ganan elecciones. El discurso del odio, la crispación y la división produce monstruos. La segunda, que deslegitimar las instituciones democráticas puede conducir al desastre. El argumento central, y falso, de Trump para justificar sus desmanes es que le han robado las elecciones, y, por tanto, Biden no es un presidente legítimo. ¿Les suena? Sí, es lo que llevan repitiendo Casado y Abascal desde que gobierna Sánchez. Puro trumpismo. Del dirigente de Vox cabe esperarlo, porque su partido es una copia, adaptada a España, de los postulados y estrategias trumpistas. Pero el líder de la oposición no debería jugar con fuego. Recordemos que también ha calificado de golpista y traidor al presidente, y lo ha acusado de instaurar una «dictadura constitucional». La pregunta es inquietante: ¿vale todo contra un gobernante al que acusan de ilegítimo, dictador, golpista y traidor? Casado no solo tiene el derecho sino la obligación de criticar al Gobierno, pero negarle la legitimidad, cuando ha surgido de las urnas, supone traspasar una línea roja. Y proporciona material inflamable a los fanáticos que detestan la democracia, salvo que gobiernen los suyos, y reclaman «golpes de timón» golpistas. Tercero, alentar manifestaciones frente a parlamentos para coaccionar a los representantes del pueblo es muy peligroso, aunque las que ha habido aquí distan un abismo de lo sucedido en Washington. El trumpismo es una enfermedad muy grave de la democracia. Debemos permanecer alerta y combatirla.