Junts y Ciudadanos, los grandes beneficiados; PSC y Vox, los perjudicados

M. L. Paz REDACCIÓN / LA VOZ

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Laura Borrás
Laura Borrás Kike Rincón | EUROPA PRESS

16 ene 2021 . Actualizado a las 10:09 h.

Los partidos catalanes ya tenían sus listas preparadas para el 14F y habían comenzado a desplegar sus estrategias. Con un aplazamiento de las elecciones, cada uno deberá reordenar su casa. En principio, los más beneficiados por la medida son JxCat, PP y Cs, y los más perjudicados, PSC y Vox. Los de Carles Puigdemont, quien ante los pésimos resultados en encuestas recientes se situó a dedo por delante de Laura Borrás en la candidatura, estaban ahora aproximándose a los de ERC en los sondeos, liderados de momento por los de Pere Aragonès. Con el retraso de las urnas a mayo confían en avanzar posiciones. Claro que un sorpasso de ERC a Junts dejaría tocado al independentismo más hiperventilado, y no digamos ya si se alcanzase un tripartito ERC-PSC y comunes, pues el hecho de salir de las instituciones no solo conlleva la pérdida de visibilidad sino también, y muy importante, de ingresos. Y Junts no está para dejar escapar los euros por ningún agujero después de que la Junta Electoral haya adjudicado la herencia de la fórmula anterior de los posconvergentes al PDECat. Es decir, Junts se ha quedado sin financiación para la campaña y sin espacios electorales gratuitos en los medios de comunicación. Así, el altavoz que le ofrece la Generalitat y la esperanza del desgaste del presidente en funciones es su cálculo, a la espera de lo que suceda con el suplicatorio de Puigdemont en la Eurocámara. 

ERC teme perder las elecciones, pero puede jugar la baza del tiempo para luchar por los indultos de los presos del 1-O, cuya tramitación el Gobierno calculó en seis meses. El que Oriol Junqueras se haga visible les ayudaría. También que Borràs sea inhabilitada.

Con el aplazamiento, Junts (y otros) busca que desaparezca el efecto Illa, -a quien una encuesta da vencedor- como aunador de voluntades constitucionalistas socialistas y de nacionalistas moderados, y como efecto escoba para barrer hacia el PSC a votantes de un Ciudadanos en descomposición y de los comunes. Los socios de Iglesias, que siempre jugaron a la ambigüedad en el asunto de la independencia, andan ahora más perdidos que nunca, entre gobernar con los socialistas y al mismo tiempo dibujar fronteras con ellos.

El otro perjudicado por posponer las elecciones a mayo, a una fecha en la que ya no estaría vigente el estado de alarma -hasta el 8 de mayo-, es Vox, cuyas expectativas de entrar con fuerza en el Parlamento catalán tendrán que esperar.

A PP y Cs la situación les favorece. El primero porque sabe que su abanico electoral, que hace tiempo se dividió para ceder una parcela a los entonces de Albert Rivera, ahora tenderá a mantener el minifundio con la cesión de otra leira a Vox. Alejandro Fernández, que tiene más prédica que García Albiol, trabajará por ampliar la huerta popular como ha venido haciendo estas semanas con Lorena Roldán, Eva Parera y Eva Trías, para arrebatar todos los votos posibles a Cs, que, con 36 escaños de los 75 de la Cámara, no ha sabido qué hacer con ellos en el 2017. Los sondeos le otorgan ahora un tercio, por eso cuanto más se retrasen los comicios, mejor para los de Carrizosa.

Lo que está claro es que los perjudicados por esta situación son los ciudadanos que ven que la Generalitat en vez de tener un Gobierno posee desde el 2017 okupas que no gestionan.