Cristina Cifuentes presenta pruebas de última hora para demostrar que sí hizo el máster

Mateo Balín MADRID | COLPISA

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David Fernandez | EFE

La expresidenta madrileña se enfrenta a tres años de cárcel

18 ene 2021 . Actualizado a las 20:06 h.

La expresidenta de la Comunidad de Madrid Cristina Cifuentes se sentó ayer en el banquillo de los acusados por un delito de falsedad documental en el llamado caso Máster. La Fiscalía provincial pide tres años y tres meses de cárcel a la también expresidenta del PP regional, que dimitió de sus cargos y dejó la política tras esta polémica y la difusión de un vídeo comprometedor en un supermercado. Su defensa presentó en las cuestiones previas del juicio varias pruebas de última hora para tratar de respaldar su inocencia. El tribunal las aceptó pese a la oposición de algunas de las partes. En concreto, el abogado de Cifuentes, cuya declaración tendrá lugar este viernes, aportó un certificado académico de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid (URJC) que acredita que superó las asignaturas del máster que realizó en el 2012 y el Trabajo de Fin de Máster (TFM).

También entregó un pendrive que contiene una copia de la agenda como delegada del Gobierno en Madrid, del 2 de julio del 2012, con una cita de la fecha en la que defendió su trabajo. A su llegada a la Audiencia Provincial, Cifuentes no hizo declaraciones, y durante las casi cinco horas de la primera sesión del juicio se limitó a escuchar las propuestas de los abogados personados y la declaración de dos de las acusadas: la entonces profesora de la universidad Cecilia Rosado y la exasesora de la Consejería de Educación, María Teresa Feito. Rosado, que ha colaborado con la investigación y se enfrenta como autora de la falsificación del acta a 21 meses de prisión, fue la primera en comparecer.

«Presiones» para falsificar

Ratificó la falsificación del acta debido a las «presiones» por parte del exdirector del Instituto de Derecho Público, Enrique Álvarez Conde, fallecido en abril del 2019, y de la propia Feito. Esta última negó tales presiones e insistió en que nunca ordenó nada.

La principal amenaza de Cifuentes sigue siendo el testimonio de Rosado, que este lunes indicó al tribunal que no era obligatorio ir a clase y que se daba a los alumnos la posibilidad de evaluarles a través de trabajos. «Podían tener varios métodos. Uno, a través del correo, y otro se podía llevar físicamente. No recuerdo que se convalidasen asignaturas», explicó. Sobre la expresidenta madrileña, además de relatar las presiones de sus jefes, dijo que no recordaba haberla visto en clase ni quién le puso las notas ni su defensa del TFM.