La mesa de diálogo cumple un año sin avances y discutida por los partidos nacionalistas

Manuel Costoya
M. C. Cereijo REDACCIÓN / LA VOZ

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Kiko Huesca | EFE

ERC logra en el Congreso la promesa de reactivarla tras el 14F

11 feb 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

La llamada mesa de diálogo con Cataluña cumple hoy un año desde el anuncio de su primera reunión, que se formalizó el 26 de febrero del 2020 en un encuentro con aires de cumbre bilateral celebrado en la Moncloa. «No puede haber un tema excluido, cualquiera es legítimo» pregonaba el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, poco después de la formación del Gobierno de coalición entre socialistas y Podemos. Pero las diferencias entre los planteamientos de unos y otros levantaron ampollas. El Gobierno catalán, en aquellos momentos con Quim Torra en la presidencia, planteaba posturas maximalistas que incluían la autodeterminación, la amnistía para los presos encarcelados por el 1-O y la celebración de un referendo de autodeterminación. La otra pata del Gobierno catalán, ERC, más favorable a un diálogo con el Ejecutivo, intentaba impedir que Torra torpedease las negociaciones. Su primer gesto fue renunciar a la existencia de un mediador en las conversaciones.

Finalmente, el encuentro se celebró en la Moncloa. Por el Gobierno central acudieron a arropar a Sánchez la vicepresidenta Carmen Calvo y los ministros María Jesús Montero, Carolina Darias, Salvador Illa y Manuel Castells. José Luis Ábalos solo estuvo unos minutos. Pablo Iglesias no asistió, aquejado de una amigdalitis. Al otro lado, junto a Torra, se sentaron Pere Aragonès, Alfred Bosch, Jordi Puigneró, Elsa Artadi, Marta Vilalta, Josep María Jove y Josep Rius.

El encuentro fue poco más allá de las buenas intenciones. El Gobierno habló de «fórmulas imaginativas» y el equipo de Torra, apoyado por ERC, insistió en sus tres demandas —amnistía, referendo y autodeterminación— muy alejadas de las intenciones iniciales del Ejecutivo central.

Todos admitían que la negoción iba a durar. No fue así. La pandemia del coronavirus aplazó las siguientes reuniones, ya previstas en un segundo nivel y sin la presencia de Sánchez y Torra. El entonces presidente de la Generalitat, consciente de su próxima inhabilitación que llevaría al final de la legislatura, intentó boicotear los intentos de ERC de retomar las conversaciones a pesar de la crisis del covid.

La mesa se aparcó hasta que llegó el momento de negociar los Presupuestos del Estado. Reactivarla fue uno de los puntos exigidos por ERC para dar su apoyo al Gobierno, un compromiso asumido por el Ejecutivo de Sánchez. Ya en plena campaña electoral, PSOE y Podemos respaldaron la iniciativa presentada en el Congreso para volver a reunir la mesa tras las elecciones catalanas. ERC señaló que su propósito es plantear dos cuestiones centrales cuando se convoque de nuevo: autodeterminación y amnistía para los condenados. Del otro lado, el Ejecutivo insistió en que cualquier solución tiene que ceñirse a los límites constitucionales y que puede haber indultos individuales a los líderes del procés, pero en ningún caso una amnistía general. Lo que ocurra en un futuro dependerá también de lo que decidan los catalanes este domingo en la urnas. El tablero será el mismo, pero puede que haya otras piezas.