Vox se perfila como la gran sorpresa electoral en Cataluña y aspira a superar en votos al PP y a Ciudadanos

Ramón Gorriarán MADRID / COLPISA

ACTUALIDAD

El líder de Vox, Santiago Abascal, señala al candidato del partido en las elecciones catalanas, Ignacio Garriga, que era uno de los participaron en el acto investigado por la Fiscalía
El líder de Vox, Santiago Abascal, señala al candidato del partido en las elecciones catalanas, Ignacio Garriga, que era uno de los participaron en el acto investigado por la Fiscalía Quique García | EFE

El portavoz popular afirma que el liderazgo de Casado no estará en discusión «pase lo que pase» el domingo

13 feb 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

La disputa por la primacía entre las fuerzas de la derecha no nacionalista apunta a que se puede decantar por Vox. Su rotundo discurso antisoberanista, defiende la ilegalización de las fuerzas independentistas, y contra la inmigración ilegal, la denuncia de una islamización de Cataluña y la vinculación de inseguridad ciudadana con los extranjeros han sido una constante en sus intervenciones, ha calado entre la población conservadora con más fuerza que los mensajes menos agresivos de PP y Ciudadanos.

 Los populares ven venir el sorpasso y lo achacan a «la polarización» de la campaña y el victimismo que ha sabido explotar el partido de Santiago Abascal ante las agresiones sufridas. Pero con ser una sorpresa la potente irrupción de Vox en el Parlamento de Cataluña, no lo es tanto si se revisan los resultados de las últimas generales, en las que superó a Ciudadanos, se quedó a 40.000 votos del PP y fue la primera fuerza conservadora en Gerona y Tarragona.

Partía de cero escaños pero tenía una base electoral que no ha hecho más que crecer, sobre todo a costa de Ciudadanos. Los estudios demoscópicos reflejan que uno de los principales beneficiarios de la sangría liberal será el partido de Abascal, el otro es el PSC. Su electorado, además, es el más movilizado de los tres partidos, y eso en unas elecciones con una participación que se prevé baja es un valor añadido.

Discurso eclipsado

Explica, además, los encarecidos llamamientos de Casado a sus seguidores para que acudan a votar: «Os digo que con tranquilidad todo el mundo vaya a votar, con absoluta templanza y serenidad, reclamó ayer en Tarrasa. El PP, en cambio, es el reverso de la moneda en una campaña polarizada, en la que su mensaje antisoberanista se ha visto eclipsado por la terminología de grueso calibre de Vox. Se verá perjudicado también por la importante abstención que se espera dado que el electorado popular tiene fuerte presencia en el segmento de población con más edad, el más reacio a salir de casa en medio de la pandemia.

Los populares se han encontrado asimismo con dos borrascas de campaña. La reaparición de Luis Bárcenas con su mochila de acusaciones y el extraño desmarque de Casado de la gestión de Mariano Rajoy en el 1-O. Extraño porque el electorado popular aplaudió la actuación de las fuerzas de seguridad y si de algo acusó a Rajoy fue de blandura ante el procés.

El portavoz del PP y alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, se puso la venda antes de la herida electoral y advirtió hoy que «pase lo que pase» no cree que «el liderazgo de (Pablo) Casado esté en entredicho».

Ciudadanos se ha quedado en tierra de nadie y es muy probable que pague esa indefinición. Su candidato, Carlos Carrizosa, se rebeló ayer contra los malos augurios, negó «la previsión de las encuestas» y confió en una reacción de sus votantes porque es «gente de decidirse a última hora, gente pragmática y apolítica».

Si hace cuatro años los liberales aglutinaron el voto antinacionalista y ganaron las elecciones con el liderazgo de Inés Arrimadas, ese papel parece destinado en esta ocasión al PSC, en su vertiente de alternativa a los independentista, y a Vox, que acaparará el voto más españolista. Carrizosa, por otra parte, carece del tirón de la líder liberal y va a pagar la factura por la inutilidad de la victoria de Ciudadanos en el 2017. Ni se presentó a la investidura ni fraguó un pacto constitucionalista y, de postre, Arrimadas se marchó a Madrid.

Lo que está por ver es si esta recomposición del espacio conservador en Cataluña tendrá su reflejo en el tablero nacional.