Las comunidades abren la veda de la desescalada cuando la situación aún es de riesgo extremo

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN / LA VOZ

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Un bar en el casco histórico de Cuenca, donde la hostelería ha reabierto
Un bar en el casco histórico de Cuenca, donde la hostelería ha reabierto Lola Pineda

Lugo es la provincia con el menor nivel de alerta de la España peninsular

13 feb 2021 . Actualizado a las 10:35 h.

Castilla-La Mancha ha abierto la mano con la hostelería y las grandes superficies, al igual que Extremadura, mientras que Cataluña ha ampliado una hora las franjas de la restauración para el desayuno y la comida al mismo tiempo que comunidades como Aragón, Andalucía o Cantabria han empezado a levantar los confinamientos perimetrales en los municipios en los que la incidencia de casos de coronavirus ha ido bajando. Y el País Vasco también abrirá la movilidad entre municipios colindantes para realizar actividades socioeconómicas y deportivas al aire libre. A la espera de que Madrid amplíe el próximo jueves el horario de la hostelería hasta las once de la noche, lo que coincidirá también con un mayor relax en el toque de queda, y de que Galicia suavice en parte sus restricciones en la reunión que el comité clínico celebrará el lunes, la tendencia general en la mayor parte de las autonomías es a rebajar las medidas de contención frente al covid a medida que se ralentizan las nuevas infecciones y la curva empieza a bajar.

Si hace unas dos semanas el país presentaba un índice acumulado de casos de 899 por 100.000 habitantes en los últimos 14 días, el récord de la pandemia, ahora se ha rebajado de forma drástica hasta los 496. La tendencia es positiva, pero los expertos insisten en no bajar la guardia porque aún se está muy lejos de controlar la tercera ola. Y mucho más lejos aún de alcanzar una incidencia de 50 casos por 100.000 habitantes que podría considerarse aceptable.

Es más, todas las comunidades, salvo Navarra, Cantabria y las islas Canarias, se encuentran en una situación de riesgo extremo, según constata el último informe de Indicadores Principales de Seguimiento de Covid 19 elaborado por la secretaría de Estado de Sanidad. Para elaborar esta clasificación, en la que se establecen cuatro niveles de alerta, se analizan distintos parámetros. Entre los principales se encuentran la incidencia acumulada de casos por 100.000 habitantes a 14 y 7 días; la ocupación de las ucis y de las plantas de hospitalización; la tasa de positividad de las pruebas diagnósticas y la proporción de casos en los que se ha podido determinar una trazabilidad. Pues bien, la suma de todos ellos es la que indica que la práctica totalidad del país está en una situación de alerta 4. O, lo que es lo mismo, en riesgo extremo.

En esta categoría también se encuentra el conjunto de Galicia, si bien es de las que mejores cifras presenta en porcentaje de camas uci ocupadas por covid (32 %), solo por encima de Canarias (16,9 %); Cantabria (20,9 %) o Navarra (23,1 %) y de que es la que tiene un menor porcentaje de positividad en las pruebas diagnósticas (4,6 %). Estos datos se corresponden al análisis conjunto de los distintos indicadores realizado esta semana, pero los datos de ayer reportan una ligera mejoría.

Pero si el análisis general se hace por provincias, Lugo se encuentra en una situación de alerta 2, lo que supone el menor riesgo de toda la España peninsular; mientras que Pontevedra mantiene un nivel 3, equiparable Cantabria y Navarra. En el resto del país predomina el rojo del riesgo extremo.

En el contexto general, España tampoco estaría en condiciones de relajar demasiado las medidas si sigue el consejo de la Comisión Europea, que propone endurecer las restricciones al movimiento y aislar las zonas con más de 500 casos por 100.000 habitantes. El país bajó ayer por primera vez en las últimas semanas de esa cifra. Pero está muy al límite, con una incidencia acumulada de 496.

Sanidad insiste en el riesgo de una cuarta ola si se levantan medidas demasiado rápido

Carolina Darias aseguró el pasado miércoles que la práctica totalidad de las comunidades le habían garantizado en el Consejo Interterritorial de Salud que no planeaban relajar sus medidas a corto plazo porque todavía lo veían precipitado. Desde Sanidad -la propia ministra, la secretaria de Estado, Silvia Calzón, o Fernando Simón- llevaban toda la semana alertando de que una desescalada demasiado rápida pueda desencadenar una cuarta ola porque todavía no hay un porcentaje suficiente de personas vacunadas y porque la incidencia del virus sigue siendo demasiado alta. Incluso el jueves, la Organización Mundial de la Salud pidió a España que no se precipitara en suavizar las medidas.

Pero los ruegos del Gobierno central y la OMS solo han sido escuchados a medias. Al menos seis comunidades de diferente signo político ya han decidido iniciar una ligera desescalada a la vista de la mejoría de los datos de las dos últimas semanas. Madrid, el País Vasco, Baleares, Castilla-La Mancha y Extremadura -presionadas por las medidas de las regiones vecinas, por la hostelería, por las decisiones judiciales o animadas por la mejora de los datos epidemiólogos- han hecho guiños a sus ciudadanos en las últimas horas. Y en Galicia se decidirán en la reunión del próximo lunes.