Draghi, ante al reto de hacer realidad la revolución que promete para Italia

valentina saini VENECIA / E. LA VOZ

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ROBERTO MONALDO | EFE

El país está envejecido, anémico en lo económico y es difícil de transformar

21 feb 2021 . Actualizado a las 09:45 h.

En sus comparecencias esta semana ante el Parlamento, el nuevo primer ministro italiano, Mario Draghi, ha prometido una auténtica revolución económica, fiscal y administrativa. Cada vez más envejecida y desigual, y con un crecimiento económico anémico desde hace más de dos décadas, Italia necesita un cambio de ritmo. Pero no es un país fácil de transformar. Un diputado de derechas que «por practicidad» votó a Draghi, pero que es escéptico sobre sus «habilidades políticas», dice a La Voz: «Mussolini decía que gobernar a los italianos es inútil. No soy tan pesimista, pero creo que Draghi es demasiado ambicioso».

Manufactura e innovación

Ayudas a empresas. El 2020 fue un año trágico para la economía italiana, su PIB se desplomó un 8,9 %. Pero el 2021 promete ser mejor, sobre todo gracias al sector manufacturero: desde los fabricantes de robots de Lombardía hasta las empresas farmacéuticas de Italia central, las fábricas exportan a todo el mundo. «Italia es el segundo país manufacturero de Europa, por lo que se necesitaría un nuevo relanzamiento industrial», afirma Andrea Roventini, profesor de Economía de la Escuela Sant’Anna de Estudios Superiores de Pisa.

El reto para Draghi será ayudar a las empresas sanas, pero sin malgastar el dinero en las llamadas empresas zombis. «Estoy preocupado», admite Roventini. «Italia es un país de subvenciones a las empresas y a las constructoras, y en la derecha los hay que afirman que la construcción es nuestro motor económico. Pero no me gustaría un enfoque basado en el ladrillo para Italia: ya hemos visto el daño que ha hecho en España». Para Vincenzo Marinese, presidente de la sección veneciana de la Confederación General de la Industria Italiana (conocida como Confindustria), «las subvenciones generalizadas a las empresas no sirven: los problemas son muchos, dar poco a muchos no hace feliz a nadie».

¿turismo sostenible?

De cantidad a calidad. El turismo es un pilar de la economía y emplea a millones de jóvenes y mujeres. Ahora agoniza. Muchos esperan que la crisis sea la oportunidad para apostar por un turismo más sostenible, distinto del turismo de masas que durante décadas ha invadido ciudades como Venecia. Según Draghi, es necesario un turismo capaz de «preservar» el patrimonio cultural y natural de Italia. Marinese está de acuerdo: «Tenemos que aumentar la calidad del turismo, y los sectores relacionados». Pero ¿qué harían los bares, los hoteles y las pequeñas tiendas que durante años han sobrevivido sirviendo capuchinos y vendiendo camisetas a los turistas si de pronto llegaran menos viajeros?

evasión fiscal

Reforma pendiente. En Italia los impuestos son muy altos, y la evasión fiscal supera los 100.000 millones de euros. Una de las prioridades del nuevo Gobierno es luchar contra ella. Roberto Perotti, profesor de Economía Política en la Universidad Bocconi, es escéptico: «La lucha contra la evasión fiscal lleva siendo la prioridad de todos los Gobiernos desde que yo era niño». Draghi quiere reformar el sistema fiscal, gravando menos las rentas del trabajo. Perotti prevé una «enorme oposición» por parte de muchos grupos de interés, «incluso dentro de su propia coalición de gobierno».

Administración del estado

Más eficiente. Los que pagan siempre los impuestos son los empleados públicos, categoría a la que parte de los medios italianos atacan con dureza. La Administración es extremadamente compleja y Draghi quiere hacerla más digital y eficiente. «La administración pública debe ser más ágil», dice Mohamed Fadiga, joven director de tecnología de una startup: «Pero evitemos los estereotipos: hay intentos de mejorar, sobre todo a nivel local. Hace falta una acción nacional global». La estructura regionalista del Estado no ayuda a las reformas. Para Antonio Varrone, director de Confindustria en la región del Molise, en el sur, «el regionalismo hoy es un lastre, y será un lastre muy pesado para las iniciativas que tomará el Gobierno de Draghi».